Emmanuel Carrére
Esta novela biográfica o biografía novelada reconstruye la
vida de un personaje real que parece surgido de la ficción. Un personaje
desmesurado y estrafalario, con una peripecia vital casi inverosímil, que le
permite al autor trazar un contundente retrato de la Rusia de los últimos
cincuenta años y al mismo tiempo aventurarse en una indagación deslumbrante
sobre las paradojas de la condición humana. Poeta y pendenciero en su juventud,
Limónov frecuentó los círculos clandestinos de la disidencia en la Unión Soviética,
se vio obligado a exiliarse y aterrizó en Nueva York, donde vivió como un
vagabundo, fue mayordomo de un millonario y escribió novelas autobiográficas.
Siguió haciéndolo cuando se marchó a París y allí alcanzó notoriedad pública
con una escandalosa novela sobre sus andanzas neoyorquinas por el lado salvaje.
De allí pasó a los Balcanes, donde apoyó hasta las últimas consecuencias la
causa serbia, y regresó después a la Rusia poscomunista para fundar un partido
nacional bolchevique que fue prohibido. Él acabó en la cárcel, acusado de
tentativa de golpe de Estado, y allí escribió más libros, tuvo una experiencia
mística y al salir se convirtió en opositor a Putin.
Increible personaje con más caras que una tonelada de duros, pero con una sola finalidad: no acabar enterrado en la fosa de los olvidados. Su desbocado narcisismo le obliga a ser un héroe, un inmortal, a destacar como sea y donde sea. No nos engañemos: Limonov es un personaje impresentable; incluso detestable en el ámbito personal, pero no merecía ser anónimo.
Me han sorprendido muchas cosas en este libro. He ahí algunas:
Hay una cita, que me parece ilustrativa de Martin Malia:
Emmanuel Carrére ha encontrado una fórmula que le ha hecho famoso: la biografía novelada en la que el personaje glosado se mezcla con el propio autor. Me dejó asombrado su obra "EL Reino" en el que el verdadero personaje es nada menos que San Pablo y el contexto, la fe en Cristo. En "El Adversario" relata la vida de Jean-Claude Romand que, en 1993, mató a toda su familia para que no descubrieran que en realidad ni era médico ni era nada. En "Una novela rusa" investiga a su abuelo materno que probablemente fue ejecutado por colaboracionismo con las nazis. "De vidas ajenas" también es un libro basado exclusivamente en hechos reales y trata sobre la muerte y el amor. Con esa técnica Carrérre ha alcanzado todos los premios y éxitos a que puede aspirar un escritor francés.
Increible personaje con más caras que una tonelada de duros, pero con una sola finalidad: no acabar enterrado en la fosa de los olvidados. Su desbocado narcisismo le obliga a ser un héroe, un inmortal, a destacar como sea y donde sea. No nos engañemos: Limonov es un personaje impresentable; incluso detestable en el ámbito personal, pero no merecía ser anónimo.
Me han sorprendido muchas cosas en este libro. He ahí algunas:
- Lo infinitamente gris, inhumana y pobre que era la vida de un ser corriente en la Unión Soviética. Y no digamos si eras una persona que te atrevías a tirar de la manta y exponer la realidad. Y eso con Stalin y después de Stalin.
- La cantidad de poetas que había en aquella sociedad. Por supuesto que en Occidente también hay poetas, pero aquí ninguno tiene las expectativas de hacerse rico escribiendo. En la URSS era difícil destacar, pero podías llegar a tener una dacha en el Mar Negro.
- La omnipresencia del alcohol en la vida cotidiana y en grandes cantidades. Los poetas morían jóvenes por culpa de sus constantes borracheras.
- Que la Rusia postcomunista no ha mejorado realmente la vida del ruso común que aún recuerda con nostalgia la dictablanda burocrática y cutre de la época de Brézhnev.
- Si esa fuera una novela de ficción sería rechazada por inverosímil, tal es la incongruencia y las contradicciones de un protagonista estrambótico.
Hay una cita, que me parece ilustrativa de Martin Malia:
"El socialismo integral no es un ataque contra
abusos específicos del capitalismo, sino contra la realidad. Es una tentativa
de abolir el mundo real, un intento condenado a largo plazo, pero que durante
un determinado período consigue crear un mundo surrealista definido por esta
paradoja: la ineficacia, la penuria y la violencia se presentan como el bien
supremo.»
Y añade Emmanuel Carrére:
La abolición de la realidad implica la de la memoria. La
colectivización de las tierras y los millones de kuláks asesinados o
deportados, la hambruna organizada por Stalin en Ucrania, las purgas de los
años treinta y los millones adicionales de muertos y deportados de un modo
puramente arbitrario: todo esto no había sucedido nunca. Por supuesto, un chico
o una chica que tuviese diez años en 1937 sabía muy bien que una noche había
venido una gente a buscar a su padre y que después nunca habían vuelto a verle.
Pero sabía también que no había que hablar de ello, que ser el hijo de un
enemigo del pueblo era peligroso, que más valía actuar como si nada hubiera
pasado. De este modo todo un pueblo hacía como si nada hubiese ocurrido y
aprendía la historia según el Curso abreviado que el camarada Stalin
se había tomado la molestia de escribir él mismo.
Emmanuel Carrére ha encontrado una fórmula que le ha hecho famoso: la biografía novelada en la que el personaje glosado se mezcla con el propio autor. Me dejó asombrado su obra "EL Reino" en el que el verdadero personaje es nada menos que San Pablo y el contexto, la fe en Cristo. En "El Adversario" relata la vida de Jean-Claude Romand que, en 1993, mató a toda su familia para que no descubrieran que en realidad ni era médico ni era nada. En "Una novela rusa" investiga a su abuelo materno que probablemente fue ejecutado por colaboracionismo con las nazis. "De vidas ajenas" también es un libro basado exclusivamente en hechos reales y trata sobre la muerte y el amor. Con esa técnica Carrérre ha alcanzado todos los premios y éxitos a que puede aspirar un escritor francés.
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