Lo último leído

jueves, 27 de febrero de 2014

La última noche. James Salter (47)



La última noche

James Salter
Salamandra

Lo que dice el editor
Grande entre los grandes escritores norteamericanos contemporáneos, James Salter es famoso por su escritura despojada, hecha de palabras certeras y silencios elocuentes. Su incuestionable prestigio, cimentado a lo largo de casi cincuenta años con tan sólo siete libros publicados, se vio reforzado, si cabe, con la aparición de La última noche en abril de 2005, un auténtico acontecimiento literario, puesto que había que remontarse hasta 1988 para hallar su anterior libro de ficción inédito (Anochecer).

Diez relatos magistrales, en los que, a partir del retrato íntimo de las relaciones entre hombres y mujeres, salen a la luz los temas favoritos del autor: el amor, el desengaño, el deseo, la traición, la soledad.
En el cuento que da título al libro, y que Frank Conroy ha definido como «una indiscutible obra maestra», una mujer enferma de cáncer terminal pide a su marido y a una amiga que la ayuden a adelantar su muerte, con resultados inesperados para los tres. 

Maestro del estilo, admirado por escritores como John Irving, Richard Ford o Susan Sontag, Salter describe la intimidad con una prosa casi pictórica, en un juego de luces y sombras sin aparente solución. En todos sus personajes, el recuerdo de la felicidad y del éxtasis convive con los efectos devastadores de la traición, llevándonos finalmente a reflexionar sobre si cambiamos con el paso del tiempo o estamos condenados a repetir los mismos errores.



Cómo lo he leído
Lo que señala el editor es completamente exacto: James Salter es uno de los grandes y lo nota cualquiera que lea estos relatos.
Ahora están de moda los relatos y no es de extrañar porque hay temas e historias que precisan este formato. Así quedan más redondas.

James Salter toma una serie de personajes y una determinada situación. Va saltando de uno a otro describiendo su vida y sus aspiraciones. Sin juzgar. No hay un auténtico protagonista. Lo son todos. 
La narración fluye sin sentir porque Salter se fija mucho en los detalles que son los que pueden dar más autenticidad al relato. La mayoría de las situaciones son cotidianas, normales... hasta el final que siempre te deja con la boca abierta.

Efectivamente, de los diez relatos, el último, el que da nombre al libro es con diferencia el mejor. El más dramático y el más impactante. 

El que quiera enseñar cómo se escribe un relato corto, tiene que conseguir que sus alumnos lean primero este último relato.

Fantástico

miércoles, 26 de febrero de 2014

Vita brevis. Jostein Gaarder (46)

Vita Brevis

Jostein Gaarder
Siruela


Contraportada
Se sabe, aunque la Iglesia siempre ha pasado de puntillas sobre este hecho, que San Agustín, más tarde Padre de la Iglesia latina, tuvo en su juventud una amante que le dio un hijo al que amó con predilección. Vita brevis es la carta manuscrita que supuestamente Floria, su amante, le escribió al hilo de la lectura de sus Confesiones. En ella, con ironía y sarcasmo, critica a Agustín por haber abandonado el verdadero y auténtico amor humano para entregarse a uno divino, del que poco se sabe.


Mi impresión



Hoy voy a hablaros con entusiasmo de un libro. Se trata de “Vita brevis” de Jostein Gaarder. Posiblemente este autor les traerá a su memoria su obra más conocida y divulgada “El mundo de Sofía” en el que de una forma realmente ingeniosa y fantástica nos hace amar y entender la filosofía.

Este libro me lo recomendó mi cuñado Paco que es un seguidor fiel de este escritor noruego y le doy las gracias por ello.

Se trata de un libro de muy pocas páginas, sólo 130, y con un interlineado amplio con lo que se lee con mucha facilidad.

En pocas palabras les diré de qué trata el libro: es una imaginaria carta que le escribe Floria Emilia a Aurelio Agustino, conocido por nosotros como San Agustín, uno de los Santos Padres de la Iglesia Católica.
¿Quién era Floria Emilia?. La que fue durante más de doce años su amante y concubina así como madre de su hijo Adeodato.

Antes de entrar en lo que Floria le escribe a su amante, veamos lo que dice la historia sobre este teólogo y santo.

San Agustín nació en Tagaste en el año 354. Por aquel entonces era una ciudad de la provincia de Numidia dentro del tambaleante Imperio Romano. Hoy se llama Souk Ahras y está en Argelia.
Su madre, Mónica (posteriormente elevada como Santa a los altares católicos) era una mujer de carácter y, por lo que se sabe, con suficientes recursos como para darle a Agustín una buena enseñanza en Gramática, Retórica y estudio de los clásicos griegos y latinos.

En el año 372 viaja a Cartago y, bajo una higuera donde charlaban un grupo de amigos, conoce a Floria. Tenían los dos unos dieciocho años y ambos eran vírgenes.

Confiesa Agustín:
“Llevaba casi un año en Cartago como estudiante y me encontré en medio de una crepitante sartén de amores impuros. Aún no amaba pero deseaba amar, y hallándome en un estado de penuria más íntima, me hacía aborrecible a mí mismo por no sentirme más indigente. Comencé a buscar algo que amar pues amar quería.”

Ahí estaba el germen de la lucha que le atormentaría toda su vida. Su naturaleza ardiente le arrastraba hacia el amor carnal y sus creencias le exigían apagar los sentidos y elevarse a Dios. Dos extremos que nunca logró conciliar y que le hicieron desgraciado a él y a todos los que le querían.

Un año más tarde nació Adeodato, el hijo de ambos. Coincide con la época en que Agustín abrazó la doctrina del Maniqueísmo (que, en el fondo nunca abandonó, a pesar de su conversión al cristianismo años más tarde).

Entre el 376 y el 383 crea en Cartago una academia de Retórica, pero este mismo año viajan los tres a Roma y allí también enseña esta materia. Conoce a Ambrosio (San Ambrosio, figura clave para su conversión) y es nombrado profesor imperial en Milán.

Dos años después llega a Milán Mónica, su madre y empiezan los problemas para la pareja. Hasta entonces, Agustín y Floria habían llevado una vida intensamente sensual. Escribe Floria:

“Hubo épocas en las que ambos éramos igual de irrefrenables; sin embargo, al leer ahora tus confesiones, lo que tu llamas “apetencias de la carne” era lo único que nos unía. Pero lo que más te avergüenza es nuestra profunda amistad. A muchos hombres les avergüenza más el cultivar una amistad que sembrar en ellas el amor de la carne, aunque luego culpan a este amor carnal de imposibilitar la amistad sincera con una mujer. Tu mayor delito no era el amor carnal, sino amar el alma de Eva, mi alma.”

Mónica no ceja en su decisión de separarlos y finalmente logra que Floria parta hacia Cartago sin su hijo al que no volverá a ver jamás. Organiza una boda que tampoco nunca se llevará a buen puerto y Agustín queda destrozado pero es incapaz de enfrentarse a su madre.

Muchos años después, cuando ya Agustín es obispo de Hipona y ha publicado sus Confesiones, Floria le escribe:

“¿No éramos tu y yo dos cuerpos fundidos en uno solo de la misma forma que el puente une dos orillas en una?. Pero de pronto emerge del río una poderosa deidad llamada Continencia, que corta la conexión entre las dos orillas”

Continencia o Mónica, pero la relación se rompe, aunque el amor perdura en solitario.

¿De qué trata pues el libro?.

Trata de dos mundos completamente dispares: un mundo pagano que no cree en la supervivencia de la conciencia más allá de la muerte, pero que languidece ante la fuerza creciente de un cristianismo maniqueo, obscurantista y fanático que predica la negación de todos los sentidos y de la propia naturaleza humana persiguiendo una salvación eterna.

“Tú buscabas una verdad que salvara tu alma de todo lo perecedero. Yo te decía, abrázame fuerte, la vida es muy breve y no es seguro que haya una eternidad para nuestras frágiles almas, tal vez sólo vivamos aquí y ahora. Pero nunca estabas de acuerdo con ésto. Tú buscarías sin descanso hasta encontrar la eternidad de tu alma.”

“Imagina un frondoso paisaje en donde en donde haya personas y animales, flores, niños, vino y miel. Un paisaje en donde también exista un terrible laberinto. Imagínate, santo obispo, tú, antiguo compañero de juegos en el lecho, imagínate ahora perdido en este profundo laberinto en donde no encuentras hilo de Ariadna que pueda guiarte fuera de los oscuros caminos y te permita volver al paraíso en que habitabas anteriormente. En el fondo de este laberinto reinan teólogos y platónicos que convencen a todo el que llega de que todo lo de fuera es obra del diablo. Te toca ahora ser persuadido y pronto dejarás de querer salir de ahí”.

Floria le escribe resentida pero tranquila, descubriendo sus contradicciones y sus conclusiones irracionales.

“Que Dios te perdone. Quizás esté sentado en algún lugar viendo como desprecias sus obras. (...) Quiero mencionarte unas palabras de Horacio: “Piensa que cada día que amanece es tu último día”. No es seguro que éste vaya a ser tu último día, pero puede ocurrir que así sea. De igual modo puede pensarse que no existe otra vida después de ésta para nuestras almas, puede ser, viejo rétor, y quiero que vuelvas a meditar sobre esta posibilidad. Imagina que el obispo de Hiponia Regia se haya equivocado.”
“Los apetitos de la carne no se extinguen mediante la continencia. (...) el lobo sólo cambia de piel, no cambia de naturaleza. O como diría Zenón, ¿por qué es tan difícil escapar de tu propia sombra?.”

Floria ve venir el futuro de la mujer en la nueva etapa en la que este tipo de cristianismo dominará la tierra:

“Tengo miedo, Aurelio. Tengo miedo de qué puedan llegar a hacer algún día los hombres de la Iglesia a mujeres como yo. No sólo por ser mujeres sino porque, creadas por Dios como tales, os tentamos a vosotros, tal y como Dios os ha creado, como hombres. Piensas que Dios ama más a los eunucos o castrados que a los hombres que aman a una mujer. Ten cuidado, pues, con alabar la creación de Dios, porque Él no ha creado al hombre para que se castre.

…..Siento escalofríos porque temo que lleguen tiempos en los que las mujeres sean asesinadas por hombres de la Iglesia de Roma. Pero ¿por qué se las habría de matar, honorable obispo? Porque os recuerdan que habéis renegado de vuestra propia alma y atributos, pensáis. ¿Y en favor de quién? En favor de un Dios, decís, en favor de Él que ha creado el firmamento que os cubre y la tierra sobre la que viven las mujeres que os dan a luz.”


El año 430 Agustín muere en Hipona a manos de los vándalos venidos desde España. 36 años más tarde desaparece el Imperio Romano de Occidente al deponer los hérulos al último emperador Rómulo Augústulo.

Un libro que es un canto maravilloso al amor auténtico y completo.

Un libro que merece leerse como una tragedia de un hombre desgarrado entre su auténtico ser humano y su idea de lo que debiera ser un ser humano.


lunes, 24 de febrero de 2014

Clavos en el corazón. Danielle Thiéry. 45



Clavos en el corazón

Danielle Thiéry
La esfera de los libros

Contraportada
El comandante Revel jamás renunciará al caso Porte.
Han transcurrido diez años pero jamás dejará de buscar al asesino del matrimonio que regentaba el bar “Les Furieux” y que murió acuchillado una noche de diciembre.
El comandante Revel no es de los que renuncia. Además, esa misma noche de diciembre, su mujer, Marieke, desapareció después de sus clases de canto y nadie supo nunca más de ella, ni de su coche, ni de sus partituras, ni de su hermosa figura.
Revel, envejecido, enfermo, adicto al tabaco y al trabajo, busca resolver el caso Porte para salvarse a sí mismo y a su hija Léa, anoréxica, encerrada en sí misma, incapaz de superar la desaparición de su madre.
Mientras tanto, el equipo de Revel, con Lazare y Bréton a la cabeza, deben enfrentarse a un nuevo caso de asesinato, el de una estrella del pop en decadencia que ha aparecido asfixiado en su mansión de Versalles.
De algún modo, ambos casos acaban ligados no solo en la mente de Revel sino en la de todo su equipo.



Autora consagrada en Francia, Danielle Thiéry conoce la policía desde dentro. Ha dedicado su vida profesional a hacer de la actividad policial un servicio a la comunidad y fue la primera mujer en Francia en lograr el cargo de comisaria de división, uno de los más altos en el cuerpo. Precisamente este nombramiento le dio notoriedad mediática y le animó a empezar a escribir. En la actualidad está jubilada. En Francia ha publicado una docena de novelas pero  Clavos en el corazón, que consiguió el Premio Quai des Orfèvres 2013, otorgado por la votación conjunta de policías, jueces y periodistas, es la primera novela que se publica en España.

Comentario


Me apetecía un poco de serie negra moderna. No recuerdo exactamente donde leí un comentario elogioso a esta novela premiada el año pasado y pensé que valía la pena echarle una ojeada.


Lo primero que sorprende a los que estamos acostumbrados al género es su profundo conocimiento de la mecánica policial francesa. Ahí Danielle Thierry presume, porque puede hacerlo, de su curriculum como la primera mujer que alcanzó el grado de Comandante en la policía gala.
Lo segundo es las grandes diferencias entre la Ley de Enjuiciamiento Penal francesa y la nuestra. El papel del fiscal, el de los jueces, las garantías al detenido, etc. son bastante diferentes.

Pasando a la trama de la novela hay que destacar la habilidad de la autora al dibujar a los principales personajes, especialmente al Comandante Revel (que ella confiesa que se basa en un personaje real) hace que inmediatamente el lector se identifique con este policía amargado, fumador compulsivo y autodestructivo que con su tozudez es capaz de resolver los casos a pesar de su menguante salud.

Como hemos visto en la contraportada “Clavos en el corazón” contiene en realidad dos casos policiales: por una parte, los hechos acaecidos hace diez años (el asesinato del matrimonio mayor que regentaba un bar y la desaparición de la mujer de Revel que se produjo simultáneamente) y el asesinato o suicidio de una estrella del rock ya en decadencia. Danielle Thiery se las ingenia para terminar ligando los dos casos lo que, “a priori” no es tarea fácil.

“Clavos en el corazón” es una metáfora relacionada con el sentimiento que tienen los policías auténticos cuando no pueden resolver un caso importante. Les queda un “clavo en el corazón” que no desaparece con el tiempo hasta que se resuelve.

Es una novela de muy fácil y adictiva lectura (he tardado prácticamente un día en leerla) que, al terminar, te deja un poco perplejo. Normalmente, en este género, el protagonista de una novela lo suele ser de una serie. Aquí ésto parece bastante difícil dado el estado de salud del Comandante Revel. Lástima porque uno acaba tomándole cariño igual que los componentes de su equipo que están descritos de tal manera que son fácilmente individualizables.
Para resolver la trama Thiery echa mano de algunas “licencias literarias” algo extravagantes que hacen algo difícil la credibilidad del resultado final.

Pero, dicho lo anterior, les recomiendo esta novela si es que les gusta el género.
 

domingo, 23 de febrero de 2014

Lo bello y lo triste. Yasunari Kawabata (44)

Lo bello y lo triste

Yasunari Kawabata
Planeta



Contraportada
Impulsado por la nostalgia, Oki Toshio, un escritor casado, decide viajar a Kioto para oír las campanas del templo en el Año Nuevo. Pero además quiere ver a Otoko, antigua amante a la que había humillado. Todavía hermosa, Otoko, ahora pintora, vive con su protegida Keiko, una joven amoral, sensual y apasionada de apenas veinte años. Y lo que comienza como un reencuentro sentimental entre el maduro Oki y la discreta Otoko se convertirá, por voluntad de Keiko, decidida a vengar a su mentora, en un cruel drama de amor y destrucción.



Mi comentario
Tras el baño de hiperrealismo deprimente de “En la orilla” de Rafael Chirbes, necesitaba respirar algo de lirismo y delicadeza y pensé en desempolvar esta novela del Premio Nobel Yasunari Kawabata (el primer japonés que lo obtuvo, luego le siguió Kenzaburi Oe en 1994) cuya finísima literatura se distingue precisamente por su sensibilidad y lirismo.

“De lo bello y lo triste” fue su última novela y se publicó en Japón en 1965. En 1972, ya enfermo, se suicidó.
En España se tardó mucho más en poder acceder a ella. Quizás algunos recuerden lo que era el pensamiento dominante en nuestro país en 1965.
¿Cómo creen que hubiera sido posible que con aquella mentalidad se publicara una novela que glosa el amor apasionado de un hombre adulto y casado con una niña de 16 años a la que termina abandonando?.
¿Qué hubiera pensado el censor del Ministerio de Información y Turismo de una narración en la que no se disimula el amor lésbico entre dos de sus protagonistas?.
Seguramente la hubieran tachado de pornografía dura cuando en realidad no lo es en absoluto.

Otra de las características de Kawabata (junto a su elogio de la soledad) es su interés por “bordear” el tema de la sexualidad. Si se deciden a leer esta novela (a lo que les animo fervorosamente) verán que Kawata nunca entra explícitamente en la descripción de un acto sexual, sino que traza pinceladas muy difusas y bellas de forma que, sin negar el apasionado abrazo de sus personajes, deja muchos interrogantes en el aire.

“De lo bello y lo triste” ¿puede considerarse una novela amoral?.
Si bien es cierto que una de sus protagonistas Sakami Keiko, tiene una conducta que podría llevar esta calificativo, no creo que sea un relato amoral en conjunto. Además debemos sumergirnos en el mundo nipón de mediados de los años sesenta del pasado siglo y comprender que los términos de “moral” e “inmoral” deben entenderse en su contexto.

Oki Toshio, el escritor casado y con un hijo, mantiene una apasionada y hermosa relación con Ueno Otoko, una adolescente, casi niña de 16 años.

Escribe Kawabata : “ Era su juventud o su inocencia lo que habían dado tanta intensidad a este amor. Quizás ésto explicara su pasión ciega e insaciable”

De esta relación nace una niña que muere al nacer. Tras esta dolorosa pérdida, los caminos de los dos divergen y Ueno, con su madre, se muda a Kioto y termina por emprender una exitosa carrera como pintora.  
Oki describe este amor apasionado en una novela que tiene muchísimo éxito. De alguna forma, al plasmar esta pasión en letras (o idiogramas, en su caso) de imprenta, la relación queda inmortalizada e idealizada, para los lectores de la obra y, también para sus protagonistas, Oki y Ueno que nunca la olvidarán mientras vivan.

Veinticuatro años después de la separación, ambos vuelven a encontrarse. La forma en que se produce este reencuentro y los sentimientos de ambos es una de las mejores partes de la novela.

Otro personaje que no he citado, pero que merece una mención especial es la mujer de Oki: Fumiko. ¿Cómo debió sentirse esta mujer, ya madre de dos hijos, cuando voluntariamente se ofrece a transcribir la novela en la que su marido consagra su amor y pasión con una adolescente?. La relación de ella con Oki sería también inusual en nuestra sociedad. Y sin embargo... ahí está.

Finalmente está el personaje de Keiko, la alumna y amante de Ueno. Imposible de calificar su conducta y su carácter manipulador para una mente o una moral occidentales. No quiero destruir el final de la novela revelando más detalles de este personaje pero, en mi opinión, es uno de los más conseguidos por Kawabata.

Finalmente, me permito recordarles que “moral” viene del latín “mor, moris” que significa “costumbre”.
El lector de “Lo bello y lo triste” debe ponerse mentalmente “un kimono y arrodillarse ante una mesa baja bajo la cual se perciba la tibieza de un brasero alimentado con carbón de leña”. Le será más fácil personar a Oki y a Ueno.

jueves, 20 de febrero de 2014

En la orilla. Rafael Chirbes (43)

 

En la orilla

Rafael Chirbes
Anagrama

Contraportada
El hallazgo de un cadáver en el pantano de Olba pone en marcha la narración. Su protagonista, Esteban, se ha visto obligado a cerrar la carpintería de la que era dueño, dejando en el paro a los que trabajaban para él. Mientras se encarga de cuidar a su padre, enfermo en fase terminal, Esteban indaga en los motivos de una ruina que asume en su doble papel de víctima y de verdugo, y entre cuyos escombros encontramos los valores que han regido una sociedad, un mundo y un tiempo. La novela nos obliga a mirar hacia ese espacio fangoso que siempre estuvo ahí, aunque durante años nadie parecía estar dispuesto a asumirlo, a la vez lugar de uso y abismo donde se han ocultado delitos y se han lavado conciencias privadas y públicas. Heredero de la mejor tradición del realismo, el estilo de En la orilla se sostiene por un lenguaje directo y un tono obsesivo que atrapa al lector desde la primera línea volviéndolo cómplice.

Aquí Rafael Chirbes nos da una idea de lo que pretende con esta novela.


Mi Comentario

Me fijé en esta novela a finales del año pasado. Ya saben que al cerrar el año los periódicos, blogs, etc. hacen una especie de balance de lo que se ha publicado y fue "El País" que colocó a esta obra en los primeros lugares del "ranking" de las mejores novelas de autor español.


Antes de esta obra Rafael Chirbes había escrito "Crematorio" sobre el mundo que rodeaba el "boom" inmobiliario. La novela tuvo tanto éxito que pasó a la pequeña pantalla como serie protagonizada por el inolvidable Pepe Sancho.

En esta segunda entrega, el "boom" ha explotado. La burbuja ha dejado un cementerio de edificios inacabados, empresas quebradas, hipotecas vencidas, cajas de ahorro en situación desesperada y seis millones de parados.

A Rafael Chirbes no le interesa demasiado lo que ha ocurrido. Todos lo sabemos. Lo que de verdad dibuja a la perfección son las consecuencias en las personas de toda edad y condición. Como si de una película apocalíptica se tratara, aquí ya ha explotado el ingenio nuclear o ha caído el meteorito gigante. Ahora se trata de ver cómo sobreviven a la catástrofe toda una serie de personajes que, de alguna forma y con diferente implicación, estuvieron vinculados a esa locura de la burbuja. Desde el marroquí que trabajaba de albañil, al promotor "hecho a sí mismo", al proveedor de la carpintería o al director de la sucursal de la caja que se ha hinchado a vender preferentes y a firmar embargos.
Chirbes carga las tintas a la hora de plasmar esta realidad catastrófica. No es que sea realista. Es hiper-realista. Aquí los seres humanos son cazadores o cazados. Víctimas o verdugos. Y a menudo las dos cosas. El hombre es un lobo para el hombre y no hay piedad ni misericordia.
Es la degradación simbolizada por el marjal que un día fue un lugar de disfrute para personas y animales y ahora, patio trasero de las torres de cemento que se levantan como esqueletos inmensos, es sólo un estercolero.

Pero Chirbes no se limita a esta crisis de la que muchos, como yo mismo, no esperamos ver el fin, sino que saca a exponer de donde ha salido tanta podredumbre moral y social. Aparecen los orígenes de las grandes fortunas del pueblo de Olba y cómo de una represión sangrienta a los vencidos en una lejana pero siempre presente guerra civil, emergieron los que desecaron parte de la albufera para poder crear solares edificables, o los que se hicieron con las grandes propiedades y terrenos a precio de saldo.

Como antes he dicho, esta es una novela de muchos personajes arquetípicos pero uno en especial me ha conmovido especialmente. Se trata del padre de Esteban, el carpintero protagonista en gran medida de la obra. Este hombre, que ahora es una simple sombra en la niebla mental del Altzeimer, fue en su día un comunista convencido que, al final de la guerra, optó, por la presión de su mujer, por entregarse a los ganadores y pasar por el calvario de la cárcel y la proscripción social. Hubiera podido morir como otros "maquis" acosados como alimañas por la Guardia Civil o los voluntariosos muchachos del yugo y las flechas. Pero no lo hizo y ese fracaso se convirtió en rencor hacia los suyos, hacia sus propios hijos ya que por ellos perdió toda dignidad.
Chirbes describe maravillosamente esta contradicción y la extraña relación entre el padre y el hijo obligado a su vez a cuidarle en sus últimos años. Una relación de amor-odio o de pena-frustración.

La novela termina con la historia de Tomás Pedrós, el gran promotor "hecho a sí mismo" que cuando ve venir la explosión, toma las de Villadiego arramblando con todo lo que puede y dejando atrás el diluvio para los que se quedan a dos velas. Un final amargo para una novela necesariamente amarga.



domingo, 16 de febrero de 2014

Legado en los huesos. Dolores Redondo (42)

Valle del Baztán (Navarra)

Legado en los huesos

Dolores Redondo
Editorial Destino

Contraportada
El juicio contra el padrastro de la joven Johana Márquez está a punto de comenzar. A él asiste una embarazada Amaia Salazar, la inspectora de la Policía Foral que un año atrás había resuelto los crímenes del llamado basajaun, que sembraron de terror el valle del Baztán. Amaia también había reunido las pruebas inculpatorias contra Jasón Medina, que imitando el modus operandi del basajaun había asesinado, violado y mutilado a Johana, la adolescente hija de su mujer. De pronto, el juez anuncia que el juicio debe cancelarse: el acusado acaba de suicidarse en los baños del juzgado. Ante la expectación y el enfado que la noticia provoca entre los asistentes, Amaia es reclamada por la policía: el acusado ha dejado una nota suicida dirigida a la inspectora, una nota que contiene un escueto e inquietante mensaje: «Tarttalo». Esa sola palabra que remite al personaje fabuloso del imaginario popular vasco destapará una trama terrorífica que envuelve a la inspectora hasta un trepidante final.

Veamos un video de la autora.

 



Mi comentario
Dolores Redondo era una perfecta desconocida hace un año. Arropada por una poderosa campaña promocional en todos los medios, se lanzó la primera de las novelas de su trilogía sobre el valle del Baztán: "El Guardián invisible" que tuvo bastante aceptación. Pocos meses después, en el otoño del año pasado, aparece la continuación "Legado en los huesos" también con un buen lanzamiento editorial.

Dolores Redondo ha descubierto lo que en "marketing" se llama un "nicho de mercado": un híbrido de novela negra, de terror y fantasía del que hasta ahora se habían visto pocos por estos lares. Este contail hubiera podido salirle espantosamente mal, pero como la autora tiene en su mano todos los trucos de los tres géneros y los sabe orquestar bien, sale un producto bastante decente que se puede leer con interés. Entre otras cosas porque demuestra un profundo conocimiento de la antropología de la zona, de sus leyendas y sus silencios y sus maldiciones

Los seres metafísicos que pueblan Baztán no son muy distintos a los primitivos dioses griegos ya que ellos también salen de la naturaleza y la protegen.
Hay un párrafo interesante. Amaia, la protagonista habla con Engrasi, su tía con poderes. Este es el diálogo:

"Engrasi se cubrió la boca, cruzando ambas manos sobre sus labios mientras con creciente alarma miraba a su sobrina.
—No, no, no, calla, Amaia. No hay que creer...
Amaia se detuvo y terminó la fórmula antigua que miles de baztaneses habían recitado durante cientos de años.
—... que existen, no se debe decir que no existen."

Hay que tener en cuenta este carácter mágico de la novela para poder aceptarla.

Como en toda fantasía màgica el lector tiene que comulgar consciente y voluntariamente con algunas ruedas de molino. Si uno lee una novela de ciencia ficción tiene que aceptar que una nave interestelar puede viajar por el hiperespacio a una velocidad superior a la de la luz, aunque la física mantenga lo contrario. De la misma forma, en nuestro caso, tiene que aceptar que en este maravillos valle del Baztán y concretamente en sus bosques, habitan todo un Parnaso de semidioses, unos buenos y otros rematadamente malos, que parecen decidir el destino de los habitantes de aquellos lares.
Aceptado ésto, el poder adivinartorio del Tarot, los sueños proféticos y que la protagonista es una especie de "super inspectora de la Policía Foral Navarra" capaz de amamantar a su hijo recién nacido y, simultáneamente, habérselas con los más oscuros planes de mentes diabólicas... la novela es de lo más entretenido.
Con final abierto, por supuesto. Tiene que llegar la tercera entrega, no lo olvidemos.

Pero los seres que describe Dolores Redondo parecen sacados de un cuento celta y debo reconocer que están tan bien diseñados que ponen los pelos de punta en muchas partes de la novela.

Otro punto a favor de Dolores Redondo es su habilidad para describir los paisajes de aquel rincón de Euskalerria. Son de una plástica fabulosa y dan ganas de tomar el coche y recorrer el valle en un final de semana. No me extrañaría que pronto se organizaran viajes para visitar los lugares en donde transcurre la acción de la trilogía.

Creo que vale la pena seguir la saga y esperar la última entrega.




lunes, 3 de febrero de 2014

Entrada 41

La pulsión de muerte



Jed Rubenfeld
Anagrama

Contraportada

Nueva York, 1920. La Guerra Mundial ha terminado, pero aún no han llegado los prósperos Años Locos. Y ahora a la euforia bélica le ha sucedido el desplome económico de la posguerra. Las fábricas cierran, las familias pierden sus casas, y los desahuciados y los despedidos ni siquiera pueden ahogar sus penas en la bebida, porque ya rige la Ley Seca.
Las calles de Manhattan hierven de resentimiento y confusas pasiones, y el 16 de septiembre, a las doce y un minuto, estalla una bomba en Wall Street ante las puertas del banco de J. P. Morgan, muy cerca del edificio del Tesoro de los Estados Unidos. Y, a unos cincuenta metros de la escena del crimen —hubo treinta y ocho muertos y cientos de heridos—, también están Stratham Younger, el joven médico y discípulo de Freud, y Jimmy Littlemore, el detective de la policía de Nueva York, que diez años antes y con una pequeña ayuda de Freud se enfrentaron en La interpretación del asesinato a una serie de sádicos crímenes. Stratham se ha citado allí con el detective porque la hermosa, reservada y quizá desesperada Colette, una discípula de Madame Curie que ha venido con él desde Francia, necesita hablar con el detective, tiene algo que contarle. Y lo que sabe —o esconde Colette— quizá sea la primera pista que permita descifrar el horror desencadenado ante ellos...



Mi comentario
Me gustó bastante la anterior novela de Jeb Rubenfeld “Interpretación de un asesinato” y ésta que comentamos ahora se le parece bastante. De entrada sin los mismos protagonistas: el jefe de policía de Nueva Cork Jimmy Littlemore y Stratham Younger, el joven médico y discípulo de Freud.
Han pasado diez años desde que ambos, con la ayuda del padre del psicoanálisis, resolvieran un asesinato en Manhattan. Estamos en 1920. La Gran Guerra ha terminado pero con un saldo de muerte nunca visto en la Historia de la humanidad y las sociedades de los países que participaron en ella aún sufren las consecuencias del conflicto. En Estados Unidos rige la Ley Seca y hay una dura crisis económica que empobrece a las clases medias y bajas. En este contexto de produce el atentado de Wall Street el 16 de septiembre en el que perecen treinta y ocho personas y hay cientos de heridos.

Nunca se resolvió el atentado pero Rubenfeld le echa imaginación y pone a trabajar a sus protagonistas llegando a una solución, a mi entender, bastante peregrina y rocmbolesca, pero que mantiene la atención del lector. Pero el interés de esta novela, como en el caso de la anterior, no está en la trama detectivesca, sino en la interpretación psicoanalítica de los sucesos que se plantean. En este caso, lo que llaman “la pulsión de la muerte” que sintoniza bastante con el momento histórico (las consecuencias de la Gran Guerra, el por qué del atentado, cómo millones de jóvenes saltaban de las trincheras sabiendo que iban a recibir una lluvia de balas de las ametralladoras situadas justo enfrente de ellos...).

Me ha parecido muy interesante la opinión que manifiesta el personaje de Freud sobre esta terrible pulsión. No sé si lo expresó así el personaje histórico, pero en esta novela Freud no acaba de hallar la razón por la que miles de ex combatientes sufren la denominada “neurosis de guerra”. En el texto están Strathan Younger, su novia Colette Rouseau y el propio Freud en casa de éste último.

"Todos los neuróticos de guerra se repiten. Sufren una especie de compulsión, una compulsión a repetir, una necesidad de recrear o volver a experimentar el trauma que ha ocasionado su trastorno. Y todos repiten lo mismo: la muerte, o el momento en que más se acercaron a ella. Por lo general, tenemos defensas, fortificaciones fisiológicas y psicológicas, para alejar de nosotros esta mortalidad, para expulsarla de nuestra conciencia. Si se abre un boquete en estas fortalezas, si en un momento de trauma inesperado la mortalidad perfora esas defensas, el terror de la muerte irrumpe y se inicia una especie de conflagración mental, un fuego muy difícil de extinguir, pero al que una persona desea volver una y otra vez. Un hombre traumatizado por las explosiones las revivirá durmiendo o en pleno día; el ruido de un portazo le recordará el estallido de una bomba; puede que hasta recree el episodio por medio de síntomas físicos.
—¿Por qué? —preguntó Younger—. ¿Para vencer el miedo?
—Durante largo tiempo intenté interpretarlo así —contestó Freud—. Vencer el miedo sería placentero. Al menos disminuiría el rechazo. Yo pensaba que cada fenómeno psicológico lo causaba en el fondo el impulso de aumentar el placer o reducir el rechazo. Pero estaba intentando encajar hechos en una teoría, cuando debería haber hecho lo contrario. Acababa de comprenderlo la última vez que ustedes estuvieron aquí. La guerra me enseñó algo que debería haber visto hace años: tenemos un impulso más allá del principio del placer. Otra pulsión tan fundamental como el hambre, tan irresistible como el amor.
—¿Qué pulsión? —preguntó Colette.
—Una pulsión de muerte. ¿Más té, señorita Rousseau?
—No, gracias.
—¿Quiere decir un deseo de matar? —preguntó Younger.
—Eso forma parte de él —dijo Freud—. Pero esencialmente es un ansia de muerte. De destrucción. No sólo la de otro; también la nuestra propia.
—¿Cree que la gente quiere morir? —preguntó Colette.
—Sí —respondió Freud—. Está incorporado en nuestras células, en nuestros mismos átomos. Hay dos fuerzas elementales en el universo. Una atrae la materia hacia la materia. Es el modo en que se origina la vida y el modo en que se propaga. En la física esta fuerza se llama gravedad; en la psicología, amor. La otra fuerza destruye la materia. Es la fuerza de la desunificación, la desintegración, la destrucción. Si no me equivoco, cada planeta, cada estrella del universo, no sólo se ve atraído hacia los demás por la fuerza de la gravedad, sino también apartado de ellos por una fuerza de repulsión que no podemos ver. Dentro de un organismo, esta fuerza es la que impulsa al animal a buscar la muerte, igual que una polilla busca la llama.
—Pero esa pulsión de muerte, ¿no puede usted curarla? —preguntó Colette.
—No se puede curar una pulsión, señorita Rousseau —dijo Freud—. No se puede eliminar. Sí es posible, sin embargo, hacerla consciente y reducir de este modo sus efectos patológicos. Cuando una pulsión crea en nosotros un impulso que no activamos, el impulso no desaparece. Puede persistir intacto. Puede intensificarse. Convertirse en otros objetos, para bien o para mal. O producir síntomas patológicos que pueden curarse."

También es muy interesante que Robenfeld incorpore en esta novela a Marie Curie y los efectos de la radiación (en este caso no del uranio, sino del radio) que en aquellas fechas se empezaban a conocer. Una enorme energía capaz de matar y de curar que surge de la ruptura de los elementos de la materia.

En definitiva, una novela que puede leerse como si de un acertijo detectivesco se tratara o cómo algo más profundo. En cualquier caso, un libro interesante.



Algún día nos lo contaremos todo


Daniela Krien

Salamandra




 Contraportada

En el verano de 1990, los jóvenes habitantes de la Alemania socialista ven cómo el país donde nacieron se desvanece ante sus ojos. Cerca de una frontera que ha dejado de serlo, en una granja rodeada de bosques y ondulantes praderas, Maria vive en casa de la familia de Johannes, su novio. Los padres de éste la acogen como a una hija, aunque pronto queda claro que no está hecha para la dura vida del campo. A punto de cumplir los diecisiete años, delicada y soñadora, Maria ya ha visto suficiente dolor en su propia familia y prefiere retirarse en los maizales o junto al arroyo que bordea los prados para abstraerse sumergiéndose en las páginas de Dostoievski o Knut Hamsun. Así, su vida transcurre apaciblemente hasta que conoce a Henner, un hombre de cuarenta años, solitario y enigmático, de trato arisco pero con un extraño poder de seducción. Una mirada, un simple roce, despiertan en ambos un deseo irrefrenable, una pasión casi atávica, cuya intensidad los arrastra a una situación insostenible en una pequeña comunidad rural marcada por décadas de intimidación y desconfianza.



Mi comentario
En otras ocasiones he dejado clara una duda que siempre me ha asaltado cuando me he tenido que enfrentar al problema de lo que se llamó (y se llama aún en Cuba) “el socialismo real”. A riesgo de repetirme diría que mi duda podría formularse de la siguiente forma: ¿Hubiera sido factible en la realidad y no sólo en la teoría, un comunismo democrático, un socialismo real en libertad?. Dicho de otra forma, ¿Si no hubiera interpretado Lenin la doctrina de Marx y Engels a su manera instaurando la dictadura del proletariado o si en lugar de Stalin hubiera emergido alguien como Gorbachov,  hubiera  sido factible un sistema más humano?.

Por eso, por despejar esta duda, visité Cuba y la RDA. En la primera, la conclusión que saqué era que el sistema, sin el apoyo de la antigua Unión Soviética, era insostenible por mucha fraseología que le echaran. Lentamente tendrían que ir deslizándose hacia un sistema de economía de mercado. Lo que pasa es que los cubanos son orgullosos y no quieren que nadie les empuje. Quieren evolucionar por ellos mismos. Eso prolongará sus carencias.

La experiencia con la RDA fue completamente diferente. Entré en Berlín Este por el famoso “punto Charlie” y sólo con ver a los “vopos” de la frontera y la forma en que me escrutaban mi bolsa o inspeccionaban el pasaporte hizo que se me erizaran los vellos. El cambio de un Berlín a otro era brutal. Decadencia era la palabra que mejor cuadraba con lo que veía. Tristeza en los ojos, ambientes grises, uniformidad. Y eso que sólo pude estar en dos ocasiones y sólo 24 horas cada vez.
La conclusión que saqué fue: “Eso no puede funcionar”. Pero a diferencia de Cuba, en la RDA no parecía factible ese “deslizamiento” hacia el capitalismo. Aquello era la esencia misma del monolitismo puro y duro. Por eso terminó como lo hizo. De la noche a la mañana, el 9 de noviembre de 1989 cayó el muro y un mes después desapareció el Estado de la RDA.

Dos filmes me han gustado porque creo que reflejan perfectamente lo que fue la Alemania del Este: “La vida de los otros” de Florian Henckel-Donnersmarck y, más recientemente “Barbara”de Christian Petzold. Se las recomiendo.

También recientemente hemos comentado en este Blog “Entiempo de luz menguante” de Eugen Ruge. Una maravillosa novela que plasma el drama de varias generaciones de alemanes que les tocó vivir en aquel estado. Ruge sitúa la acción en un entorno urbano. Daniela Krien, la autora de esta novela que hoy comentamos, la sitúa en un medio rural poco tiempo después de la caída del muro. Es muy interesante ver estos dos escenarios, la ciudad y el campo, porque se muestran muy diferentes al evaluar las consecuencias de la desaparición del muro y la reunificación de Alemania.

“Algún día nos lo contaremos todo” es una novela intimista en la que una adolescente se enamora (o ella cree que se enamora, confundiendo una fuerte pasión sexual con el amor) de un hombre que ya ha pasado los cuarenta. Pero, en todo caso, lo que fue (y ya no es) la RDA con su Stasi, sus políticas de adoctrinamiento de la juventud, su férreo control ideológico, etc. Están presentes en toda la novela de una forma soterrada a veces y en otras ocasiones, de forma mucho más patente.
A Henner, el protagonista masculino, la RDA le destrozó la vida y a María la confusa adolescente, no la preparó para el cambio de ambiente a la que se ve abocada.

Krien, que debía ser una adolescente cuando cayó el muro, se ha documentado bien y refleja maravillosamente el choque psicológico y emocional que representó para millones de personas en el mundo rural de la RDA, la caída del Estado y las consecuencias de todo tipo a las que de pronto se enfrentan.

El título está muy bien elegido porque la novela está trufada de mentiras. Mentiras del Estado, mentiras de los amantes que deben esconder una pasión impropia y mentiras de los que quieren creer que todo va a seguir igual.

Me ha gustado mucho.


El juego de Ripper

Isabel Allende
Planeta

Contraportada
La novela recuerda a los mejores maestros del suspense. Se trata de un rompecabezas perfectamente ideado cuyas piezas van encajando conforme se avanza en la lectura hasta su insospechado final. Con esta novela Isabel Allende da un giro a su narrativa y con su inconfundible estilo se atreve con una trama de investigación que demuestra su inagotable capacidad de reinvención.


El libro es puro Isabel Allende y nos deleita con personajes inolvidables que emocionarán a los lectores desde la primera página.Tal como predijo la astróloga más reputada de San Francisco, una oleada de crímenes comienza a sacudir la ciudad. En la investigación sobre los asesinatos, el inspector Bob Martín recibirá la ayuda inesperada de un grupo de internautas especializados en juegos de rol, Ripper. "Mi madre todavía está viva, pero la matará el Viernes Santo a medianoche", le advirtió Amanda Martín al inspector jefe y éste no lo puso en duda, porque la chica había dado pruebas de saber más que él y todos sus colegas del Departamento de Homicidios. La mujer estaba cautiva en algún punto de los dieciocho mil kilómetros cuadrados de la bahía de San Francisco, tenían pocas horas para encontrarla con vida y él no sabía por dónde empezar a buscarla.Como en sus anteriores novelas, a través de esta historia se abordan temas universales como la ecología, defensa social, racismo, marginación, la generación hippy, el mundo gay, las medicinas naturales, la relación mente-cuerpo




Mi comentario

Primero veamos un video en el que la propia Isabel Allende explica su “experimento”




ipper" fue esom un juego para ella. No es banal que su pareja William C. Gordon sea uno de los escritores de novela negra más conocidos y que eso representara una especie de reto para ella. Escribir una novela negra en clave de humor y juego apartándose totalmente del estilo de la persona con la que convive desde hace muchos años. Incluso se permite hacer aparecer en la novela Samuel Hamilton Jr como un detective privado cuando el padre de este personaje es el protagonista de las novelas de Gordon.
Lo de los asesinatos, el juego de rol, etc. es un mero pretexto para poder hacer lo que Allende hace de maravilla: describir personajes interesantes y humanos explicando sus vidas como si de pequeños cuentos se tratara. Esa es la parte, para mí más interesante. La parte de novela negra es un juego más.
Pero muy interesante.