Una verdad delicada
John Le Carre
Plaza y Janés
Contraportada
Esta es la última novela del
más célebre de los escritores de espías. Se presentó la pasada primavera
coincidiendo con el 50 aniversario de la primera de la serie: "El espía
que surgió del frío".
Una novela sobre un dilema
moral, la culpabilidad personal, el atrevimiento y un amor inesperado
Comentario
Como en todas las novelas de
Le Carré, el lector tarda un tiempo en poderle hincar el diente y navegar entre
diálogos alambicados y llenos de florituras como “me temo que…”, “si me permite
decirlo…”, “si me permite el atrevimiento…”, etc. Etc. Pero poco a poco uno va
enterándose de qué va la historia.
En anteriores novelas habíamos
visto a John Le Carré fustigar sin tapujos a la industria farmacéutica o a la
banca financiera. Aquí le ha tocado a la industria armamentística.
Se elige a un oscuro diplomático
a las puertas de su jubilación como tapadera de una acción “extractiva” (o sea,
secuestrar) a un supuesto terrorista en tierras británicas (Gibraltar) pero la
acción la llevan a cabo mercenarios norteamericanos con el apoyo de tropas de
Reino Unido que, en realidad no existen. Un lío y un fiasco total en donde lo único
que queda son dos cadáveres inocentes.
El protagonista de la novela,
Kit Probyn, es tan incauto que no se entera de qué va la película. Acepta un
puesto de Alto Comisario de la Reina en una isla del Caribe, se jubila y aquí
paz y después, gloria.
El problema, el nudo de la
cuestión, es que tres años después de su intervención en Gibraltar, se entera
de que ha habido “daños colaterales” y que la cosa no ha sido tan heroica como
le han vendido. Y, como es un pardillo que se cree lo del Estado de Derecho y
todo eso, trata de poner las cosas en su sitio.
Pero no cuenta con la
estupidez humana.
Me ha encantado un párrafo al
respecto:
“Y a renglón seguido,
en sus divagaciones, pasó a rebatir la grandilocuente afirmación de que la
estupidez humana era aquello contra lo que los propios dioses luchaban en vano,
postulada por Friedrich Schiller. No era así, (…), y no debía servir de excusa
a nadie, fuera un dios o un hombre. Aquello contra lo que luchaban en vano los
dioses y todo humano sensato no era la estupidez. Era la pura indiferencia, la
desconsiderada y maldita indiferencia ante los intereses de cualquiera excepto
los propios.
No les digo cómo termina
porque el final es lo mejor.
Aconsejable.
Y las montañas hablaron
Khaled Hosseini
Editorial Salamandra
Contraportada
La decisión de una humilde
familia campesina de dar una hija en adopción a un matrimonio adinerado es el
fundamento sobre el que Khaled Hosseini ?autor de las inolvidables Cometas en
el cielo y Mil soles espléndidos? ha tejido este formidable tapiz en el que se
entrelazan los destinos de varias generaciones y se exploran las infinitas
formas en que el amor, el valor, la traición y el sacrificio desempeñan un
papel determinante en las vidas de las personas. La historia arranca en una
remota y desolada aldea de Afganistán, donde Sabur y su segunda mujer se
enfrentan en condiciones precarias a la llegada de otro invierno implacable.
Abdulá, el hijo mayor, de diez años, ha cuidado de su hermana Pari desde que
era pequeña, y ahora ambos escuchan cautivados la triste historia que les
relata su padre antes de acostarlos, la víspera de iniciar un largo viaje que
los conducirá hasta Kabul. Allí, en las bulliciosas calles de la capital, dará
comienzo este fascinante itinerario que guiará al lector desde el otoño de 1952
hasta el presente, de Kabul a París, desde la isla griega de Tinos hasta San
Francisco. Seis años después de la publicación de su anterior novela y
superados los 38 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, Khaled
Hosseini vuelve a demostrar su inmenso talento para narrar historias con valor
universal y su inagotable capacidad para crear personajes que nos resultan
asombrosamente cercanos y auténticos.
Comentario
Elegí esta obra porque sigo
un club de lectura en Facebook que la ha elegido este mes. Si se animan a
inscribirse, aquí encontrarán la dirección.
Khaled Hosseini nació en
Kabul de padre diplomático y madre profesora de farsi e historia. A los cinco
años, por razón del trabajo del padre se trasladan a Teherán y luego a Paris.
Ya no volverían a su país. En 1980 recibieron asilo político en Estados Unidos,
en donde Hosseini se doctoró en medicina.
Mientras hacía las prácticas,
empezó a escribir su primera novela, “Cometas en el cielo”, que se publicó
en 2003 con gran fortuna ya que ha sido traducido a 48 idiomas. Al año y medio
del éxito de este primer libro, Hosseini dejó la medicina para consagrarse a la
literatura. Cometas en el cielo fue llevada al cine con el mismo
nombre en 2007 por el director Marc Foster. Su segunda novela, “Mil
soles espléndidos” (2007) repitió el éxito de la anterior. La tercera,”Y
las montañas hablaron” , es, según la crítica anglosajona, la mejor-
El eje de la novela es la
historia de Abdulà y su hermana Pari a la que sus padres vendieron al rico
matrimonio Wahdati cuando era sólo un bebé. No obstante, Hosseini estructura la
novela en varios capítulos y, cada uno de ellos, es una subtrama de este eje
principal. Así conocemos las historias de Suleiman Wahdati, de su esposa Pari,
del cocinero y chofer Nabi, tío de los niños que facilita la “adopción” y de
una serie larga de personajes secundarios respecto al eje central, pero que
tienen sus propias vidas y conflictos.
Algunas de estas pequeñas
historias son brillantes. Otras, para mí, hubieran podido suprimirse sin que
ello afectara a la narración, como es el caso de todo el capítulo 7.
La multiplicidad de
personajes, sus familias, sus éxitos y fracasos a lo largo de la vida, le
permiten a Hosseini profundizar en un conjunto de figuras muy reales y humanas
que conmueven al lector.
Cincuenta y seis años después
de la separación de los dos hermanos, vuelven a encontrarse ya en Estados
Unidos. Las condiciones del reencuentro son muy especiales y no voy a
revelarlas aquí. Pero me han impresionado profundamente.
Hosseini hubiera podido echar
más drama bélico en una historia de Afganistán que transcurre desde 1952 a
2011. En un país en donde “suceden mil tragedias por kilómetro cuadrado”. Sin
embargo no lo hace. Toca el tema de los numerosos conflictos como de pasada y
en tanto en cuanto afectan a los personajes. Por ejemplo, una chica, Thais que
tiene la cara destrozada y debe llevar una máscara, no sufrió el accidente en
una batalla entre talibanes, sino por los mordiscos de un perro.
Al terminar la lectura he
pensado: “¿Veré una película de esta novela como ha ocurrido con la primera de
Hosseini?”. Apostaría a que no, porque, o bien desaparecen muchos personajes y
situaciones (con lo que la historia perdería gran parte de su fuerza dramática)
o sería carísima de producir.
Se la recomiendo.
Martes con mi viejo profesor
Mitch Albom
Maeva
Contraportada
Martes con mi viejo profesor
es el emocionante relato de los encuentros del periodista Mitch Albom con su
antiguo profesor Morrie Schwartz, gravemente enfermo, todos los martes.
Durante estos encuentros
Albom tiene la oportunidad de hacer a su profesor las grandes preguntas que
siguen inquietándole y hallar consejo, aliento
Debe enterderse este libro en sus justos términos ya no es ni una novela, ni un ensayo de autoayuda, aunque pueda tener similitudes con los dos. Es fundamentalmente un trabajo periodístico de Mitch ALbon en el que reseñan las enseñanzas de Morrie Schwartz, un profesor de sociología, aquejado de la ELA (Esclerosis lateral amiotrófica) en sus últimas semanas de vida.
Con todo ello quiero señalar que no es una ficción, se la transcripción de los encuentros entre el maestro y el alumno en unas determinadas circunstancias vitales extremas.
Podría decirse que es un libro sobre la muerte, pero en realidad es un libro sobre cómo debiéramos vivir la vida. Una vida plena. En otras palabras: un moribundo le habla a un vivo y le dice lo que tiene que saber.
Resumo algunas frases que me
han llamado la atención:
"Cada noche, cuando me
duermo, me muero, y, a la mañana siguiente, cuando me despierto, renazco."
Mahatma Gandhi.
Lo más importante de la vida
es aprender a dar amor y a dejarlo entrar. Dejarlo entrar. Creemos que no
nos merecemos el amor, creemos que si lo dejamos entrar nos volveremos
demasiado blandos. Pero un hombre sabio que se llamaba Levine lo expresó
certeramente. Dijo: «El amor es el único acto racional».
La verdad es que cuando aprendes
a morir, aprendes a vivir. Porque la mayoría de nosotros vamos por ahí como
sonámbulos En realidad, no conocemos el mundo plenamente, porque estamos medio
dormidos, haciendo las cosas que automáticamente creemos que debemos hacer.
- ¿Y el hecho de
enfrentarse a la muerte lo cambia todo?
- Pues, sí. Te quitas de
encima todas esas tonterías y te centras en lo esencial. Cuando te das cuenta
de que te vas a morir, lo ves todo de una manera muy diferente.
La verdad es que la gente de
hoy no tiene cimientos, no tiene una base segura, si no es la familia. Me ha
quedado muy claro desde que estoy enfermo. Si no tienes el apoyo, el amor, el
cariño y la dedicación que te ofrece una familia, no tienes gran cosa. El amor
tiene una importancia suprema. Como dijo nuestro gran poeta Auden, «amaos los
unos a los otros o pereceréis»
Además de todas las
tristezas, los jóvenes no son sabios. Tienen un entendimiento de la vida muy
limitado. ¿Quién quiere vivir todos los días cuando no sabe lo que está
pasando? ¿Cuando la gente te manipula, te dice que si te compras tal perfume
serás guapa, o que si te compras tal par de vaqueros serás atractivo… y tú te
lo crees? Es absurdo.»
Yo abrazo la vejez.
Cuando creces, aprendes más. Si te quedaras en los veintidós años, serías
siempre tan ignorante como cuando tenías veintidós años. El envejecimiento no
es sólo decadencia, ¿sabes? Es crecimiento. Es algo más que el factor negativo
de que te vas a morir, también es el factor positivo de que entiendes que te
vas a morir, y de que vives por ello una vida mejor.
- Sí -dije yo-, pero si
es tan valioso envejecer, ¿por qué dice siempre la gente: «Ay, si yo volviera a
ser joven»? Nunca se oye a nadie decir: «Ojalá tuviera sesenta y cinco años».
Sonrió.
- ¿Sabes lo que se
trasluce en eso? Vidas insatisfechas. Vidas no realizadas. Vidas que no han
encontrado sentido. Porque, si has encontrado un sentido en tu vida, no quieres
volverte atrás. Quieres seguir adelante. Quieres ver más, hacer más. No quieres
esperar a tener sesenta y cinco años.
«Escucha. Debes saber una
cosa. Todos los más jóvenes deben saber una cosa. Si estás luchando siempre
contra el envejecimiento, vas a ser siempre infeliz, porque te va a llegar en
todo caso.
Todo el mundo tiene prisa.
Las personas no han encontrado el sentido de sus vidas, por eso corren
constantemente, buscándolo.
Los tu generación me da
lástima -dijo Morrie-. En esta cultura, es muy importante encontrar una
relación de amor con otra persona, porque una buena parte de la cultura no nos
aporta eso mismo. Pero los pobres chicos de hoy son demasiado egoístas para
participar en una verdadera relación de amor, o bien se lanzan al matrimonio
apresuradamente y se divorcian seis meses más tarde. No saben lo que quieren de
un compañero. No saben quiénes son ellos mismos, y así ¿cómo van a saber con
quién se casan?
Algunas claves del
matrimonio:
·
Si no respetas al
otro…
·
Si no sabes
transigir…
·
Si no sabéis
hablar de lo que pasa entre vosotros…
·
Y si no tenéis
claro un catálogo común de valores en la vida…
Tendréis muchos problemas…
El principal valor en común
ha de ser la fe en la importancia de vuestro matrimonio,
Las personas sólo son malas
cuando se sienten amenazadas. Y cuando uno se siente amenazado, empieza a
cuidarse sólo a sí mismo.
Uno no debe saltarse las
reglas pequeñas como no ir desnudo por la calle o saltarse un semáforo en rojo.
Pero las cosas grandes, cómo pensamos, lo que valoramos, esas debes elegirlas tú
mismo. No puedes dejar que la sociedad o la cultura lo hagan por ti. Hay que
trabajar para crearte tu propia cultura.
Y así podríamos seguir, pero
mejor, lo leen ustedes. Vale la pena porque te hace pensar. Y eso siempre es
bueno.
No confíes en Peter Pan
John Verdon
Roca Editorial
Han pasado cuatro meses desde
que David Gurney resolvió el caso del Buen Pastor y las consecuencias han sido
terribles: se perdieron vidas y hubo carreras profesionales afectadas.
Uno de los que más ha sufrido
ha sido Jack Hardwick, que violó la normativa por ayudar a Gurney. Los
superiores de Hardwick pensaron que despidié
.
Comentario
John Verdon es, para mí, uno
de los mejores autores actuales de la denominada novela negra. En otras
entradas de este blog he reseñado sus tres anteriores novelas: “Sé lo que estás
pensando”, “No abras los ojos” y “Deja en paz al diablo”. Las tres muy
recomendables.
¿Por qué me gusta John
Verdon?.
En primer lugar por cómo ha
creado al protagonista, David Gurney. Un ex policía que se retira a una granja
en el campo con su mujer, Madeleine, pero que no puede escaparse de resolver
intrincadísimos casos. Pero me gusta porque tiene un lado oscuro: aunque él lo
niega ante su mujer y su psiquiatra, está obsesionado con la muerte. Con “su”
muerte. Esta obsesión hace que, en los cuatro casos que cuentan estas cuatro
obras, el final sea un enfrentamiento directo de él con el asesino casi en plan
de “Sólo ante el peligro”.
En un momento de la novela,
su mujer le dice:
“Nunca trabajaste para el Departamento de Policía de
Nueva York. Nunca te viste como un empleado más, como una herramienta del
Departamento. Veías al Departamento como tu herramienta, algo para usar en tu
propio beneficio, si no necesitabas y cuando te apetecía, para conseguir tus
propios objetivos.
El departamento era tu apoyo. La disputa real siempre
fue entre el criminal y tú. Era tu batalla, tu deber”.
¿Por qué David Gurney tiene
esta obsesión?. Sólo diré que hay una razón en el pasado y espero que la
descubran ustedes mismos leyendo los libros.
La segunda razón por la que
me gustan estas novelas es por el deuteragonista. El “malo”. En las cuatro
novelas hay un malo malísimo. Como no había leído en otras novelas negras. Ello
hace que este duelo sea tan interesante.
Y finalmente la tercera razón
es por las ingeniosas tramas que crea este autor. Tramas que te sorprenden y te
dejan con la boca abierta cuando se descubre la solución.
Tras lo dicho no hace falta
añadir si recomiendo “No confíes en Peter Pan”.