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domingo, 29 de diciembre de 2013

Entrada 39. Lecturas en Navidad que no necesariamente navideñas



Capital

John Lanchester
Anagrama

Contraportada
Todos viven o trabajan en una calle de Londres; algunos se conocen, otros no, pero casi todos acabarán cruzándose.
Roger Yount es un banquero de la City que espera una prima anual suficiente para pagar su segunda vivienda; ya tiene dos coches y también quisiera tener dos mujeres. Y que la segunda fuera menos manirrota que la oficial, que no da golpe.
Antes de conseguir lo que sueña, se queda sin trabajo, cargado de deudas y al cuidado de su hijo menor, porque su todavía única mujer lo abandona temporalmente.
Ahmed es un pakistaní que tiene una tienda y dos hermanos, uno vago y fundamentalista, otro trabajador y demócrata. Cuando llega su madre de Pakistán, está dispuesta a criticarlo todo menos al hijo enloquecidamente religioso...
También está Petunia, una anciana que no sabe que en su casa hay escondido medio millón de libras.
Y Zbigniew, el albañil polaco, y Smitty, un artista del escándalo y cuyo verdadero nombre nadie conoce, y sólo sabemos que es nieto de Petunia...
Entretanto, la crisis económica acecha a Londres, y al mundo, y cada uno de los vecinos de la calle recibe una postal entre amenazante y siniestra que dice «Queremos lo que usted tiene». ¿Será su vivienda, sus tesoros escondidos, sus deseos, los confesados y los inconfesables?



Comentario
Podríamos decir que “Capital” es la novela de la crisis económica europea, aunque esté centrada en Londres, capital de las finanzas del viejo Continente.
La acción transcurre entre diciembre de 2007 y noviembre del 2008, aunque antes se dan una serie de datos muy reveladores de lo que, en realidad es lo que llamamos “dinero” o “capital”. Se explica cómo una sencilla calle londinense, puede transformarse en cien años de una zona burguesa de clase baja a una de alto “standing” y sus casas revalorizarse sin más un 500%. Lo que conocemos como burbuja inmobiliaria, pero a lo bestia. Bueno. Si lo pensamos, toda burbuja inmobiliaria fue una bestialidad sin sentido. Pero aquí, Lanchester, lo explica con mucho humor británico no exento de ironía sarcástica.

Con una trama compuesta por algunos personajes (los ya reseñados en la contraportada) y bien ligada con una serie de personajes secundarios prototípicos de aquella sociedad, John Lanchester traza un cuadro en el que se desnuda la avaricia, la ambición desmedida, el rechazo al inmigrante que puede poner en peligro esta ambición y la pobreza humana de unos y otros.

La misteriosa campaña de acoso de alguien que "desea lo que usted tiene" sirve de motivo de intriga casi detectivesca. Pero lo curioso es que los receptores del mensajes (los supuestamente ricos, poderosos y orgullosos propietarios de inmuebles en la imaginaria calle de 
Pepys Road) son mayoritariamente desgraciados y no sienten que nadie deba desearles lo que tienen.

La novela refleja muy bien lo multirracial que es Londres y las contradicciones de todo tipo que ello conlleva. Resulta impactante la incongruencia de un sistema de inmigración que puede condenar a seres humanos a un limbo sin definición en el que no se expulsa al inmigrante pero tampoco se le permite trabajar ni recibir prestaciones sociales. Algo conocido por nosotros también.

Un buen regalo. Recomendable


La tristeza del samurai

Victor Del Arbol
Alrevés

Contraportada
Su hermano no acepta los argumentos de su padre cuando le pregunta por la desaparición, así que como castigo es enviado al frente de Stalingrado a luchar con la División Azul, donde encontrará a unos misteriosos personajes con los que descubrirá que tiene relación. Cuarenta años después la abogada María es requerida para defender a un hombre que ha sido agredido por un comisario al que le han secuestrado a su hija. Enseguida encontrará que ese hombre tiene un drama detrás en el que se verá involucrada hasta el punto de temer por su vida.
No hay que ir fuera de nuestras fronteras ni muy lejos en el tiempo para encontrar historias inquietantes y oscuras con las que construir una novela de intriga. Eso es lo que ha hecho este Mosso d’Esquadra barcelonés mediante una historia en dos tiempos, una anclada en los primeros años de la posguerra y la otra en 1981. Los personajes y los marcos temporales se mezclan para armar una trama quizá algo compleja de explicar pero cuadrada de forma perfecta y llena de escenas tan verosímiles como duras (hay secuestros, asesinatos, torturas y otros crímenes). Vale la pena acercarse a esta novela y descubrir la intensa aventura que nos propone Víctor del Árbol.



Comentario
He estado leyendo los comentarios que, sobre este libro, ha hecho la prensa francesa ya que fue en este país donde se tradujo en primer lugar. Son bastante elogiosos y todos destacan que es algo más que un thriller. Y eso es lo primero que anoté cuando terminé de leerlo.
Lo segundo “remarcable” (con perdón) es que tiene la estructura de un puzle. Va saltando de la Extremadura de 1941 a la Barcelona de 1981 con bastante soltura (aunque el principio este sistema incomode al lector que avanza en el libro sin saber quién es quién o hijo de quién) pero luego todo va encajando.
En realidad es una tragedia en la que no hay piedad para ninguno de los personajes. En pocas novelas he podido percibir tanto odio y tanta rabia.

Dos cosas no me han gustado: una es la portada. Se supone que es (al menos en parte) una foto de Isabel Mola, el personaje cuyo asesinato desencadena la tragedia para muchas personas a lo largo del tiempo. La novela describe la foto de la siguiente forma:

“Era el retrato de una mujer casi perfecta. Tanto que parecía irreal. Tal vez era el efecto de la fotografía, el momento que congelaba. Parecía una actriz de los años cuarenta. El humo salía de su boca con fluidez, creando tirabuzones grises y blancos que le cubrían parcialmente los ojos, dándole un halo misterioso. Sostenía el cigarrillo con delicado descuido, sobre la mano derecha apoyada en la mejilla, entre el dedo índice y el corazón, con la boquilla atrapada entre dos sortijas. Fumaba con placer, pero sin voluptuosidad, como si hacerlo fuese un arte. Fumaba consciente del gesto. La sonrisa era extraña. Como si se escapase de la boca en contra de su voluntad. No sabía, al mirarla, si era una sonrisa de tristeza o de alegría.”
Me parece que no acertaron con la portada.

La segunda es el propio título. Lo de la katana y el código samurai me parecen cosas que no acaban de cuadrar ni con la época ni con los personajes. Da una idea equivocada al lector que quizás busque (como yo mismo) un relato en el que hay una cierta relación de nuestro país con Japón. Algo así como “El embrujo de Shangai” de Juan Marsé en el que sí hay una relación de lo que acontece con China.

En algunos puntos de la novela me sobra “metraje” y, sobre todo violencia.  Creo que hubiera seguido siendo una buena novela sin tanta víscera.

La noche de los tiempos


Antonio Muñoz Molina
Seix Barral




Contraportada
Una gran novela de amor ambientada en el ano previo al estallido de la guerra civil española. Un dia de finales de octubre de 1936 el arquitecto español Ignacio Abel llega a la estación de Pennsylvania, ultima etapa de un largo viaje desde que escapó de España, vía Francia, dejando atrás a su esposa e hijos, incomunicados tras uno de los múltiples frentes de un pais ya quebrado por la guerra.
Durante el viaje recuerda la historia de amor clandestino con la mujer de su vida y la crispación social y el desconcierto previo que precedieron al estallido del conflicto fratricida.
Por ella transitan personajes reales (Negrin, Moreno Villa, Bergamin…) y personajes de ficción, tejiendo una red colectiva que contextualiza la vivencia personal de un solo individuo y convirtiendo la narración en una sinfonía de asociaciones y sugerencias, en la caja de resonancia de toda una época.
Este libro inolvidable es el máximo empeño literario de Antonio Munoz Molina, y, sin duda alguna, un texto único sobre las raíces de la sociedad en que vivimos: la confrontación entre la desvalida necesidad personal de amor y la feroz carnavalada sangrienta de los fanatismos ideológicos que arrasan el mundo moderno.

Comentario
Uno tiene la impresión de que el tema de la Guerra Civil está muy manipulado en uno u otro sentido. Ya hemos comentado en alguna reseña  que el maniquieismo es mal consejero cuando de la verdad histórica se trata.

En esta densa y espesa novela de Antonio Muñoz Molina no se cae en ese error y me parece mucho más equilibrado. Me ha recordado a "Rojos y Blancos" o "Miserias de la Guerra" de Pio Baroja en tanto en cuanto no se oculta la barbarie y la sinrazón de ambos bandos.

Al leer esta última novela de Antoniio Muñoz Molina uno tiene la impresión de que avanza por una selva inextrincable por el texto denso y casi poético en que los detalles de las cosas y las situaciones toman un primer plano. Continuamente uno se asombra de lo bien que puede escribir este hombre. Usa, una vez más, la figura del narrador omnisciente, que todo lo sabe y que es capaz de aplicar el microscopio a cada detalle, a cada moldura y a cada recoveco del alma humana.

No me extraña que tardara tres años en completar esta monumental obra de casi mil páginas. En pocos textos he visto tal capacidad de expresión de sentimientos y de recursos literarios.
Una maravilla, en definitiva. Un buen regalo de Reyes.


El Ladrón

Fuminori Nakamura
Quaterni

Contraportada
¿Crees en el destino?... El ladrón es un carterista experto. Sus víctimas solo son para él extraños, rostros sin nombre a los que robar. No tiene familia, ni amigos, ni relaciones.... Pero tiene un pasado, un pasado del que se vio obligado a huir tras realizar un trabajo aparentemente fácil: atracar a un viejo rico para robar el contenido de su caja fuerte, nadie tenía que salir herido.
A su regreso a Tokio, el ladrón se verá de nuevo atrapado por los acontecimientos en una intriga de la que ni siquiera él podrá escapar.



Comentario
Fuminori Nakamura obtuvo el Premio Akutagawa en 2005 con "The Boy in the Earth" y es considerado uno de los mejores escritores japoneses actuales. En una nota al final del libro explica que tardó cinco años en escribirlo lo que demuestra hasta qué punto es meticuloso y perfeccionista ya que no se trata de una novela de gran tamaño, sino más bien corta.
Estilo directo. Sin concesiones ni rellenos con subtramas que luego no llevan a ninguna parte. Al grano. Fluye pausadamente pero sin hacerse pesado y tiene la virtud de identificar al lector a favor del protagonista que, no lo olvidemos, es un delincuente.

El protagonista, Nishimura, más que un ladrón es un hábil carterista. Normalmente trabaja solo en el metro, en el autobús o en la calle. No le interesa demasiado el dinero. De hecho, a veces, roba una cartera, saca algo de dinero y la vuelve a meter en el bolsillo del cliente que, en ningún momento, se entera de lo que está pasando. Vive pobremente en un apartamento miserable y no parece tener más ambición que seguir viviendo y disfrutando de la tensión y la descarga de adrenalina que le proporciona su oficio. No maltrata a nadie e incluso en generoso con los que tienen menos suerte que él. Manteniendo ls distancias.

Da la impresión que, cuando se reúne con sus amigos Ishikawa y
Tachibana, se lo pasan en grande como niños pequeños.
Nishimura no ha tenido problemas con la policía pero tiene la mala suerte de toparse con Kizaki. Kizaki es un auténtico demonio. El mal encarnado. Y allí es donde empieza su tragedia.


sábado, 14 de diciembre de 2013

Entrada 38





Instrucciones para una ola de calor

Maggie O'Farrell
Editorial Salamandra

Contraportada


En Londres, en el verano de 1976, durante una ola de calor y una sequía legendarias, Robert Riordan, recientemente jubilado, sale de casa por la mañana, como todos los días, para comprar el periódico, pero esta vez no regresa. Asustada, su esposa Gretta llama a sus tres hijos, que regresarán a la casa familiar para emprender las pesquisas. El inusitado calor provoca extraños comportamientos entre los Riordan, irlandeses católicos radicados en Londres, y varios secretos guardados celosamente durante años afloran a la superficie. Cada uno de los hijos tiene sus propias ideas acerca de dónde puede estar su padre, pero lo que ninguno sospecha es que su madre sabe mucho más de lo que les ha contado. Instrucciones para una ola de calor es una novela sobre la familia, sobre lo que contamos y lo que decidimos no contar; sobre los compromisos y las concesiones que hacemos, y sobre lo que puede ocurrir si construimos nuestra vida sobre medias verdades. Escrita con una hermosa y evocadora prosa, la historia de los Riordan mantiene en vilo al lector hasta la última página.

Comentario


Cuando en el mes de septiembre reseñé “La extraña desaparición de Esme Lennox” ya tenía previsto leer esta segunda novela de Maggie O’Farrell porque me gustó mucho la forma en que crea a sus personajes. Son humanos porque son contradictorios, irracionales, constreñidos (o todo lo contrario) por las normas sociales, débiles o decididos. En cualquier caso personajes nada esquemáticos ni previsibles.
“Instrucciones para una ola de calor” es la historia de la familia Rindan en un momento determinado de la historia del Reino Unido: agosto de 1976 cuando una terrible ola de calor cayó como una losa sobre aquella sociedad y se tuvieron que tomar medidas muy drásticas por parte de las autoridades para regular el consumo de agua. Pero éste es sólo el escenario. El calor se limita a exacerbar las tensiones que dormitan durante años en cada uno de los miembros de esta familia.

Robert, el padre recién jubilado de un puesto directivo en una sucursal bancaria. Callado, sumiso y totalmente dependiente de su mujer, Gretta, una ama de casa a la antigua usanza con un desbordante hiperactividad y verborrea incontinente que hace que le sea imposible mantenerse callada ni un instante. Ambos irlandeses católicos. Sus tres hijos, Mónica, Michael-Frances y Aoife (Eva en irlandés) ya han nacido en Londres y han sufrido bastante menos el rechazo social que tuvieron que soportar sus padres por ser irlandeses y católicos.

Cinco personajes. Cinco historias entrelazadas. Cinco secretos.

Se dice que a menudo la familia es un infierno. O por lo menos un purgatorio. O’Farrell refleja eso muy bien: las tensiones entre hermanos; cómo, dependiendo de su personalidad, tratan de sobrevivir a sus frustraciones, fracasos y sentimientos de abandono. En este sentido la novela es una maravilla.

El conflicto principal es que un buen día Robert, el padre, sale a comprar el periódico y desaparece. ¿Por qué lo hace?. ¿Cómo es posible que un hombre tan estrechamente dependiente de su mujer ni siquiera le deje una nota o haga una llamada telefónica?.

A partir de este punto, la madre y los tres hijos estudian qué hacer y cómo abordar este inesperado suceso. Y ahí es donde la autora se recrea en la personalidad de cada uno, en sus circunstancias personales en este preciso instante, en sus relaciones de pareja y en las historias y recuerdos familiares que acarrean desde la infancia y que también los condicionan.


La autora introduce el concepto de “imponderable”. Según la RAE es una circunstancia imprevisible o cuyas consecuencias no pueden estimarse. En el caso concreto de nuestros cinco personajes todos han tenido estas circunstancias no previstas que han cambiado sus vidas.
Es cómo si hubieran tomado un tren para ir a un lugar perfecto y alguien o algo hizo un cambio de vías y de pronto se encontraron en un lugar inóspito y fustrante. 

La sensata Mónica tiene un matrimonio ideal pero un aborto la lleva a un divorcio y a una nueva relación totalmente insatisfactoria. 
El profesor de historia, Michael-Frances tiene previsto un futuro fantástico: catedrático de Historia en alguna Universidad puntera de Estados Unidos, pero en un momento de descontrol deja embarazada a su novia, Claire y ambos todo se va al traste. Finalmente la “bala perdida”, Aoife sufre de un problema grave de dislexia que oculta a todo el mundo y que hace que su vida sea una angustia permanente al ser analfabeta en una sociedad moderna. Tiene que hacer malabares con su memoria y sus trucos para poder trabajar de ayudante de una célebre fotógrafa en Manhattan.
Y, por supuesto, el imponderable de Gretta, que siempre había presumido de controlarlo todo… es la desaparición de su marido. 

Además los cinco guardan, cada uno de ellos, un secreto doloroso.

Con todos estos mimbres, Maggie O’Farrell trenza un relato colorista y de lectura adictiva que sorprende agradablemente al lector.
Cuando me di cuenta de que Gretta “me ponía de los nervios” , pensé : ¡qué bien definido está este personaje!. ¡Es clavado a una serie de personas que no soporto!.

Si tuviera que poner un pequeño pero, diría que el final es demasiado edulcorado. Pero he disfrutado este libro y se lo recomiendo.



El Día de la Independencia

Richard Ford
Anagrama

Contraportada
En El Día de la Independencia, Richard Ford recupera a Frank Bascombe, protagonista de El periodista deportivo. Es el verano de 1988, Frank sigue viviendo en Haddam, Nueva Jersey, pero ahora se dedica al negocio inmobiliario y, tras el divorcio, mantiene una relación sentimental con otra mujer, Sally. Mientras busca una casa para unos insoportables clientes, Frank aguarda ilusionado la llegada del fin de semana del 4 de julio, Día de la Independencia, que va a pasar en compañía de Paul, su conflictivo hijo adolescente. Ford retoma a su antihéroe y lo lanza a una nueva aventura cotidiana, en la que se entremezclan desolación, melancolía, humor y esperanza.

Comentario

¿Cómo es posible que alguien pueda escribir un libro de 600 páginas que narra la vida de un pobre hombre, un antihéroe, durante sólo tres días en los que no pasa gran cosa y en donde la mayor parte del texto es pura descripción y alguien lo lea?.

No sólo es posible sino que "El Día de la Independencia" es considerado uno de los hitos de la literatura norteamericana.
La clave es el dominio del lenguaje que tiene Richard Ford que te envuelve y te emborracha. Capaz de soltarte una increíble historia en medio de una meticulosa descripción de una carretera. No sé cómo explicarlo, pero acaba atrapándote.

Frank Bascombe intenta convivir con el mundo, avanzar por su “periodo de existencia” mirando alrededor, la forma de ayudar, de ayudarse, de equilibrar una vida sacudida por la muerte de su hijo y su divorcio. Ha dejado el periodismo deportivo para ser agente inmobiliario, para encontrar a los demás un lugar para la vida, nuevos inicios, algo que sacuda la rutina. Una casa es algo más que un objeto, es un proyecto, una vida en común.
En tres días se ven los intentos de Frank por vender una casa a unos clientes desesperantes, por llevar a su hijo de viaje para poder entrar en su mundo y ayudarle con su miedo, su sensación de pérdida y llevarlo en una dirección esperanzadora, por delinear su relación con Sally, con Ann, su ex mujer.

Es posible que para muchos lectores este libro puede parecerle lento y excesivamente descriptivo, pero si se realiza el esfuerzo de perseverar, se obtiene la sensación de haber leído algo fuera de lo común.



Dos historias nada decentes

Alan Bennet
Alfaguara

Contraportada
La señora Donaldson es una viuda reciente, de cincuenta y cinco años, con una hija casada, puritana e insoportablemente convencional que pretende que su madre viva reverenciando la memoria de un difunto marido muy aburrido. Aburrimiento contra el que la señora Donaldson no se rebelaba, y ni siquiera cuestionaba, educada en la firme creencia de que ser y hacer lo que se espera de nosotros son los pilares de la cotidiana felicidad. O conformidad. Pero ahora su vida comienza a cambiar. Ha conseguido un trabajo en un hospital: actúa interpretando a pacientes, con sus correspondientes enfermedades, para ilustrar las clases del doctor Ballantyne. Y, de interpretación en interpretación, la señora Donaldson comienza a descubrir pliegues y honduras que ignoraba de sí misma. También ha alquilado una habitación a una pareja de estudiantes que le proponen un pago en especies para saldar lo que le deben: le ofrecerán un espectáculo porno sólo para sus ojos. Y ella, contra todo pronóstico, acepta, los contempla y cuando terminan les ofrece una taza de té. Y comienza La señora Donaldson rejuvenece.

En cuanto a La ignorancia de la señora Forbes, su hijo Graham va a casarse con una chica que lleva el muy vulgar nombre de Betty. Y aunque muy rica, es fea. La dominante y esnob señora no entiende el porqué de todo esto; los guapos siempre se han casado con guapas, y viceversa. Ella lo hizo, y por eso tiene un hijo guapo. Además, su familia está en el escalón más alto de la clase media, donde no se usan nombres como Betty. El señor Forbes, por su parte, asiente a todo, y lo único que le inquieta es que Graham es y ha sido la principal ocupación de su esposa, y si se casa y se marcha, todo el peso de la insoportable señora Forbes recaerá sobre sus hombros. Y el bello Graham, a su manera, quiere a Betty, y hasta puede follar alegremente con ella, siempre que haya un espejo en el que él pueda verse, y quizá imaginar otros cuerpos menos femeninos, como el de Gary, por ejemplo. Porque la señora Forbes ignora muchas más cosas de las que sabe..

Comentario
Elegí este libro sumergido en una atmósfera depresiva. Había elegido para esta entrega dos novelas más: "Un espía llamado Sara" de Bernardo Atxaga y el recién presentado "El francotirador paciente" de Arturo Pérez-Reverte. Son dos autores que me suelen gustar bastante. Pero no en esta ocasión.
"Un espía llamado Sara" es, supuestamente, una historia real de la Primera Guerra Carlista. Muy bien escrita, pero, para mí, "sin chicha". De escasa fuerza y atracción.
"El francotirador paciente" posiblemente sea un "best seller" pero el tema que trata, los grafiteros y el llamado arte urbano, no me llaman la atención en absoluto. De acuerdo que Pérez Reverte, como en todas sus obras se lo ha currado en serio, pero me dejan frío las distintas técnicas para emborronar paredes. Ya sé que eso no es apropiado decirlo ni "progre", pero, en mi caso es así.

Dos fracasos en una semana son muchos fracasos, así que busqué algo divertido, entretenido que me quitara el mal sabor de boca. Y encontré este librito. Cachondo, irreverente, inesperado. Puro humor inglés. La primera historia es de esas que se leen con la sonrisa puesta y la segunda es una especie de venganza a todos aquellos que nos miran por encima de la espalda. 
El resumen de la contraportada es bastante completo y explícito para que comprueben de qué van los dos cuentos, pero no me puedo resistir a transcribir un párrafo del segundo cuento.
Ya saben, Grahamm, narciso, gay y bancario (que no banquero) se va a casar por la iglesia con Betty feucha pero rica. Los padres de él comentan que tendrán que ir a hablar con el párroco para el tema de las amonestaciones. Este es el diálogo.



"—Además tendrán que ir dos veces como mínimo, por lo de las amonestaciones. Espero... —dijo el padre de Graham (y esta vez escogió sus palabras cuidadosamente)—, espero que conozcan las realidades de la vida.

—Graham tiene veintitrés años.

—Eso no disuadirá al canónigo Mollison.

El párroco era viejo. El gran amor de su vida era la máquina de vapor, y la versión de las realidades de la vida que había estado impartiendo durante muchos años hacía un fuerte hincapié en el pistón, el horno y la biela excéntrica, unos conocimientos útiles si uno quería viajar de Londres a Darlington, pero que no preparaban para los rigores del matrimonio moderno."

No pude reprimir una carcajada.

Y es que a Bennet le importa un pimiento lo políticamente correcto.

No se lo pierdan



El arquitecto de sueños

Teresa Roig
Editorial Roca

Contracubierta
Tras el edificio de la Pedrera, se esconden las apasionadas vidas de los personajes que hicieron posible su construcción. Por fin las paredes hablan y desvelan secretos hace mucho tiempo olvidados.
En 1860, Josep Guardiola vuelve de América convertido en un rico indiano. Ajeno a las habladurías y envidias de la burguesía catalana, se dedica a disfrutar de su soltería y de su fortuna. Hasta que un buen día, treinta años después, le presentan a una mujer encantadora, de sonrisa cálida y piel de porcelana, Roser Segimon, de la que se enamora perdidamente.
En 1874, un joven Antoni Gaudí, estudiante de arquitectura, conoce a la maestra y profesora de francés que se convertiría en el amor de su vida, Josefa Moreu.
Ambas historias transcurren paralelas a lo largo de los años, en una época en la que Barcelona bullía inmersa en una transformación radical. Una transformación que posibilitó obras maestras de la arquitectura como la Pedrera, y de la que formaron parte hombres con afán de superación y mujeres inconformistas, rebeldes y provocadoras que se adelantaron a su época. El arquitecto de sueños nos cuenta su asombrosa historia.
Comentario
Este verano en una escapada a mi añorada Barcelona tuve la extraordinaria suerte de poder visitar por dentro y con detalle uno de los pisos de este edificio emblemático de Antonio Gaudí. Me acompañaba una gran amiga que vivió en aquella casa durante su niñez y primera juventud. Quedé impresionadísimo por todo. La distribución, su luminosidad interior, sus molduras, puertas, herrajes, modernisimas soluciones a problemas como celosías y ventanas... una auténtica maravilla que no me extraña sea visitada anualmente por millones de personas.

Este libro va de la construcción de la Pledrera o Casa Milá que es cómo se denomina correctamente. Pero fundamentalmente es el relato de la vida de una serie de personajes que forman parte de la historia de la Barcelona de finales del siglo XIX y principos del XX.

El más impresionantes es, por supuesto, Antonio Gaudí. Un hombre que marcó una época y que fue admirado y denostado por sus iguales pero que fue genio y figura hasta su sepultura. Trabajador incansable, amargado (en el libro se dice que por un amor no correspondido), poco resistente a la fustración, colérico y un hombre de fe religiosa profunda. Un heterodoxo de la arquitectura (¿se imaginan que esta ondulante fachada de la foto es, en realidad, un lienzo "pegado" a la auténtica estructura del edificio?) que supo rodearse de los mejores artesanos catalanes del momento e insuflarles su visión única de la arquitectura como parte de la Naturaleza.

Y están los promotores de la casa, los Milá. Pere Milá y Roser Segismón. Personajes propios de una sociedad cambiante, saliendo de la época colonial, y de una burguesía que empezaba la única auténtica revolución industrial que hubo en la España de aquellos turbulentos años.

No sé hasta qué punto lo que se cuenta de la vida de estos personajes pertenece a lo que aconteció realmente o es invención literaria. La autora, Teresa Roig, lo deja en el aire. En una nota del autor al final dice que se consulte la extensa bibliografía que se cita o se le pregunte a ella directamente. Tengo ganas de hacerlo. O simplemente  lo que ocurre es que, a veces, la realidad es un melodrama.

Teresa Roig ha hecho un trabajo documentalista impresionante. El libro está lleno de detalles, anéctotas y pequeños acontecimientos desconocidos que hacen su lectura muy amena y agradable. Sabe conmover al lector lo cual es una gran virtud para mí.

No se lo pierdan y vayan a ver la Barcelona modernista en cuanto puedan. No se arrepentirán. 




viernes, 29 de noviembre de 2013

Entrada 37

Una verdad delicada


John Le Carre
Plaza y Janés

Contraportada
Esta es la última novela del más célebre de los escritores de espías. Se presentó la pasada primavera coincidiendo con el 50 aniversario de la primera de la serie: "El espía que surgió del frío".

Kit Probyn, oficial veterano del Foreign Office, ha sido apartado de los asuntos de importancia en los últimos años a causa de la enfermedad de su mujer. Inesperadamente, su jefe le ordena que viaje a Gibraltar para ser testigo oficial del gobierno británico en su intento por impedir la venta de armamento a un grupo terrorista. Después de la intervención, supuestamente exitosa, Kit es destinado a un cómodo puesto en el Caribe y recibe el título honorífico de Sir de manos de la reina. Ahora vive jubilado en Cornwell y es aquí donde tres años después recibe la visita de uno de los compañeros que participaron en la operación. Lo que le cuenta le hace dudar totalmente de lo que pasó aquella noche. Kit, escrupulosamente honesto, vive atormentado por su conciencia y por los dictámenes contradictorios de los que le rodean.

Una novela sobre un dilema moral, la culpabilidad personal, el atrevimiento y un amor inesperado

Comentario


Como en todas las novelas de Le Carré, el lector tarda un tiempo en poderle hincar el diente y navegar entre diálogos alambicados y llenos de florituras como “me temo que…”, “si me permite decirlo…”, “si me permite el atrevimiento…”, etc. Etc. Pero poco a poco uno va enterándose de qué va la historia.
En anteriores novelas habíamos visto a John Le Carré fustigar sin tapujos a la industria farmacéutica o a la banca financiera. Aquí le ha tocado a la industria armamentística.
Se elige a un oscuro diplomático a las puertas de su jubilación como tapadera de una acción “extractiva” (o sea, secuestrar) a un supuesto terrorista en tierras británicas (Gibraltar) pero la acción la llevan a cabo mercenarios norteamericanos con el apoyo de tropas de Reino Unido que, en realidad no existen. Un lío y un fiasco total en donde lo único que queda son dos cadáveres inocentes.
El protagonista de la novela, Kit Probyn, es tan incauto que no se entera de qué va la película. Acepta un puesto de Alto Comisario de la Reina en una isla del Caribe, se jubila y aquí paz y después, gloria.
El problema, el nudo de la cuestión, es que tres años después de su intervención en Gibraltar, se entera de que ha habido “daños colaterales” y que la cosa no ha sido tan heroica como le han vendido. Y, como es un pardillo que se cree lo del Estado de Derecho y todo eso, trata de poner las cosas en su sitio.
Pero no cuenta con la estupidez humana.
Me ha encantado un párrafo al respecto:

“Y a renglón seguido, en sus divagaciones, pasó a rebatir la grandilocuente afirmación de que la estupidez humana era aquello contra lo que los propios dioses luchaban en vano, postulada por Friedrich Schiller. No era así, (…), y no debía servir de excusa a nadie, fuera un dios o un hombre. Aquello contra lo que luchaban en vano los dioses y todo humano sensato no era la estupidez. Era la pura indiferencia, la desconsiderada y maldita indiferencia ante los intereses de cualquiera excepto los propios.

No les digo cómo termina porque el final es lo mejor.
Aconsejable.






Y las montañas hablaron

Khaled Hosseini
Editorial Salamandra

Contraportada
La decisión de una humilde familia campesina de dar una hija en adopción a un matrimonio adinerado es el fundamento sobre el que Khaled Hosseini ?autor de las inolvidables Cometas en el cielo y Mil soles espléndidos? ha tejido este formidable tapiz en el que se entrelazan los destinos de varias generaciones y se exploran las infinitas formas en que el amor, el valor, la traición y el sacrificio desempeñan un papel determinante en las vidas de las personas. La historia arranca en una remota y desolada aldea de Afganistán, donde Sabur y su segunda mujer se enfrentan en condiciones precarias a la llegada de otro invierno implacable. Abdulá, el hijo mayor, de diez años, ha cuidado de su hermana Pari desde que era pequeña, y ahora ambos escuchan cautivados la triste historia que les relata su padre antes de acostarlos, la víspera de iniciar un largo viaje que los conducirá hasta Kabul. Allí, en las bulliciosas calles de la capital, dará comienzo este fascinante itinerario que guiará al lector desde el otoño de 1952 hasta el presente, de Kabul a París, desde la isla griega de Tinos hasta San Francisco. Seis años después de la publicación de su anterior novela y superados los 38 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, Khaled Hosseini vuelve a demostrar su inmenso talento para narrar historias con valor universal y su inagotable capacidad para crear personajes que nos resultan asombrosamente cercanos y auténticos.

Comentario

Elegí esta obra porque sigo un club de lectura en Facebook que la ha elegido este mes. Si se animan a inscribirse, aquí encontrarán la dirección.

Khaled Hosseini nació en Kabul de padre diplomático y madre profesora de farsi e historia. A los cinco años, por razón del trabajo del padre se trasladan a Teherán y luego a Paris. Ya no volverían a su país. En 1980 recibieron asilo político en Estados Unidos, en donde Hosseini se doctoró en medicina.

Mientras hacía las prácticas, empezó a escribir su primera novela, “Cometas en el cielo”, que se publicó en 2003 con gran fortuna ya que ha sido traducido a 48 idiomas. Al año y medio del éxito de este primer libro, Hosseini dejó la medicina para consagrarse a la literatura. Cometas en el cielo fue llevada al cine con el mismo nombre en 2007 por el director Marc Foster. Su segunda novela, “Mil soles espléndidos” (2007) repitió el éxito de la anterior. La tercera,”Y las montañas hablaron” , es, según la crítica anglosajona, la mejor-

El eje de la novela es la historia de Abdulà y su hermana Pari a la que sus padres vendieron al rico matrimonio Wahdati cuando era sólo un bebé. No obstante, Hosseini estructura la novela en varios capítulos y, cada uno de ellos, es una subtrama de este eje principal. Así conocemos las historias de Suleiman Wahdati, de su esposa Pari, del cocinero y chofer Nabi, tío de los niños que facilita la “adopción” y de una serie larga de personajes secundarios respecto al eje central, pero que tienen sus propias vidas y conflictos.
Algunas de estas pequeñas historias son brillantes. Otras, para mí, hubieran podido suprimirse sin que ello afectara a la narración, como es el caso de todo el capítulo 7.
La multiplicidad de personajes, sus familias, sus éxitos y fracasos a lo largo de la vida, le permiten a Hosseini profundizar en un conjunto de figuras muy reales y humanas que conmueven al lector.

Cincuenta y seis años después de la separación de los dos hermanos, vuelven a encontrarse ya en Estados Unidos. Las condiciones del reencuentro son muy especiales y no voy a revelarlas aquí. Pero me han impresionado profundamente.

Hosseini hubiera podido echar más drama bélico en una historia de Afganistán que transcurre desde 1952 a 2011. En un país en donde “suceden mil tragedias por kilómetro cuadrado”. Sin embargo no lo hace. Toca el tema de los numerosos conflictos como de pasada y en tanto en cuanto afectan a los personajes. Por ejemplo, una chica, Thais que tiene la cara destrozada y debe llevar una máscara, no sufrió el accidente en una batalla entre talibanes, sino por los mordiscos de un perro.

Al terminar la lectura he pensado: “¿Veré una película de esta novela como ha ocurrido con la primera de Hosseini?”. Apostaría a que no, porque, o bien desaparecen muchos personajes y situaciones (con lo que la historia perdería gran parte de su fuerza dramática) o sería carísima de producir.

Se la recomiendo.

Martes con mi viejo profesor

Mitch Albom
Maeva

Contraportada
Martes con mi viejo profesor es el emocionante relato de los encuentros del periodista Mitch Albom con su antiguo profesor Morrie Schwartz, gravemente enfermo, todos los martes.
Durante estos encuentros Albom tiene la oportunidad de hacer a su profesor las grandes preguntas que siguen inquietándole y hallar consejo, aliento y energías para empezar de nuevo.
A pesar de que a Morrie Schwartz le queda poco tiempo de vida y de que la enfermedad le impone un doloroso calvario, el viejo profesor no ha perdido su ironía, ni tampoco las ganas y la capacidad de enseñar, de escuchar y de comprender, y se convierte en un muy valioso consejero y mentor de Mitch Albom

Comentario 
Debe enterderse este libro en sus justos términos ya no es ni una novela, ni un ensayo de autoayuda, aunque pueda tener similitudes con los dos. Es fundamentalmente un trabajo periodístico de Mitch ALbon en el que reseñan las enseñanzas de Morrie Schwartz, un profesor de sociología, aquejado de la ELA (Esclerosis lateral amiotrófica) en sus últimas semanas de vida.
Con todo ello quiero señalar que no es una ficción, se la transcripción de los encuentros entre el maestro y el alumno en unas determinadas circunstancias vitales extremas.
Podría decirse que es un libro sobre la muerte, pero en realidad es un libro sobre cómo debiéramos vivir la vida. Una vida plena. En otras palabras: un moribundo le habla a un vivo y le dice lo que tiene que saber.

Resumo algunas frases que me han llamado la atención:

"Cada noche, cuando me duermo, me muero, y, a la mañana siguiente, cuando me despierto, renazco." Mahatma Gandhi.

Lo más importante de la vida es aprender a dar amor y a dejarlo entrar. Dejarlo entrar. Creemos que no nos merecemos el amor, creemos que si lo dejamos entrar nos volveremos demasiado blandos. Pero un hombre sabio que se llamaba Levine lo expresó certeramente. Dijo: «El amor es el único acto racional».

La verdad es que cuando aprendes a morir, aprendes a vivir. Porque la mayoría de nosotros vamos por ahí como sonámbulos En realidad, no conocemos el mundo plenamente, porque estamos medio dormidos, haciendo las cosas que automáticamente creemos que debemos hacer.
- ¿Y el hecho de enfrentarse a la muerte lo cambia todo?
- Pues, sí. Te quitas de encima todas esas tonterías y te centras en lo esencial. Cuando te das cuenta de que te vas a morir, lo ves todo de una manera muy diferente.

La verdad es que la gente de hoy no tiene cimientos, no tiene una base segura, si no es la familia. Me ha quedado muy claro desde que estoy enfermo. Si no tienes el apoyo, el amor, el cariño y la dedicación que te ofrece una familia, no tienes gran cosa. El amor tiene una importancia suprema. Como dijo nuestro gran poeta Auden, «amaos los unos a los otros o pereceréis»

Además de todas las tristezas, los jóvenes no son sabios. Tienen un entendimiento de la vida muy limitado. ¿Quién quiere vivir todos los días cuando no sabe lo que está pasando? ¿Cuando la gente te manipula, te dice que si te compras tal perfume serás guapa, o que si te compras tal par de vaqueros serás atractivo… y tú te lo crees? Es absurdo.»
Yo abrazo la vejez. Cuando creces, aprendes más. Si te quedaras en los veintidós años, serías siempre tan ignorante como cuando tenías veintidós años. El envejecimiento no es sólo decadencia, ¿sabes? Es crecimiento. Es algo más que el factor negativo de que te vas a morir, también es el factor positivo de que entiendes que te vas a morir, y de que vives por ello una vida mejor.
- Sí -dije yo-, pero si es tan valioso envejecer, ¿por qué dice siempre la gente: «Ay, si yo volviera a ser joven»? Nunca se oye a nadie decir: «Ojalá tuviera sesenta y cinco años».
Sonrió.
- ¿Sabes lo que se trasluce en eso? Vidas insatisfechas. Vidas no realizadas. Vidas que no han encontrado sentido. Porque, si has encontrado un sentido en tu vida, no quieres volverte atrás. Quieres seguir adelante. Quieres ver más, hacer más. No quieres esperar a tener sesenta y cinco años.
«Escucha. Debes saber una cosa. Todos los más jóvenes deben saber una cosa. Si estás luchando siempre contra el envejecimiento, vas a ser siempre infeliz, porque te va a llegar en todo caso.

Todo el mundo tiene prisa. Las personas no han encontrado el sentido de sus vidas, por eso corren constantemente, buscándolo.

Los tu generación me da lástima -dijo Morrie-. En esta cultura, es muy importante encontrar una relación de amor con otra persona, porque una buena parte de la cultura no nos aporta eso mismo. Pero los pobres chicos de hoy son demasiado egoístas para participar en una verdadera relación de amor, o bien se lanzan al matrimonio apresuradamente y se divorcian seis meses más tarde. No saben lo que quieren de un compañero. No saben quiénes son ellos mismos, y así ¿cómo van a saber con quién se casan?
Algunas claves del matrimonio:
·        Si no respetas al otro…
·        Si no sabes transigir…
·        Si no sabéis hablar de lo que pasa entre vosotros…
·        Y si no tenéis claro un catálogo común de valores en la vida…
Tendréis muchos problemas
El principal valor en común ha de ser la fe en la importancia de vuestro matrimonio,

Las personas sólo son malas cuando se sienten amenazadas. Y cuando uno se siente amenazado, empieza a cuidarse sólo a sí mismo.

Uno no debe saltarse las reglas pequeñas como no ir desnudo por la calle o saltarse un semáforo en rojo. Pero las cosas grandes, cómo pensamos, lo que valoramos, esas debes elegirlas tú mismo. No puedes dejar que la sociedad o la cultura lo hagan por ti. Hay que trabajar para crearte tu propia cultura.

Y así podríamos seguir, pero mejor, lo leen ustedes. Vale la pena porque te hace pensar. Y eso siempre es bueno.







No confíes en Peter Pan

John Verdon
Roca Editorial

Contraportada
Han pasado cuatro meses desde que David Gurney resolvió el caso del Buen Pastor y las consecuencias han sido terribles: se perdieron vidas y hubo carreras profesionales afectadas.
Uno de los que más ha sufrido ha sido Jack Hardwick, que violó la normativa por ayudar a Gurney. Los superiores de Hardwick pensaron que despidiéndole arreglaban todos sus problemas. En realidad, se buscaron un enemigo acérrimo. Ahora, Hardwick se propone demostrar la ineptitud de sus antiguos empleadores presentando pruebas que sirvan para revisar algunas condenas muy sonadas.
Empieza con el caso Spalter, un rico empresario y promotor asesinado en el funeral de su madre. Su infiel esposa Kay fue condenada a cadena perpetua pero Hardwick está seguro de que a la mujer le hizo la cama un detective corrupto y quiere que Gurney le ayude a probarlo.
Muy pronto Gurney se encuentra enfrentándose a un fiscal sin escrúpulos, un detective completamente corrupto, un jefe mafioso extrañamente amable y un famoso criminal griego, Petros Panikos, Peter Pan, un hombre menudo que esconde un insaciable apetito por el asesinato. Todo por alguien que, después de todo, puede que sea realmente culpable.



Comentario
John Verdon es, para mí, uno de los mejores autores actuales de la denominada novela negra. En otras entradas de este blog he reseñado sus tres anteriores novelas: “Sé lo que estás pensando”, “No abras los ojos” y “Deja en paz al diablo”. Las tres muy recomendables.
¿Por qué me gusta John Verdon?.
En primer lugar por cómo ha creado al protagonista, David Gurney. Un ex policía que se retira a una granja en el campo con su mujer, Madeleine, pero que no puede escaparse de resolver intrincadísimos casos. Pero me gusta porque tiene un lado oscuro: aunque él lo niega ante su mujer y su psiquiatra, está obsesionado con la muerte. Con “su” muerte. Esta obsesión hace que, en los cuatro casos que cuentan estas cuatro obras, el final sea un enfrentamiento directo de él con el asesino casi en plan de “Sólo ante el peligro”.
En un momento de la novela, su mujer le dice:
“Nunca trabajaste para el Departamento de Policía de Nueva York. Nunca te viste como un empleado más, como una herramienta del Departamento. Veías al Departamento como tu herramienta, algo para usar en tu propio beneficio, si no necesitabas y cuando te apetecía, para conseguir tus propios objetivos.
El departamento era tu apoyo. La disputa real siempre fue entre el criminal y tú. Era tu batalla, tu deber”.

¿Por qué David Gurney tiene esta obsesión?. Sólo diré que hay una razón en el pasado y espero que la descubran ustedes mismos leyendo los libros.

La segunda razón por la que me gustan estas novelas es por el deuteragonista. El “malo”. En las cuatro novelas hay un malo malísimo. Como no había leído en otras novelas negras. Ello hace que este duelo sea tan interesante.

Y finalmente la tercera razón es por las ingeniosas tramas que crea este autor. Tramas que te sorprenden y te dejan con la boca abierta cuando se descubre la solución.

Tras lo dicho no hace falta añadir si recomiendo “No confíes en Peter Pan”.

 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Entrada 36. Maravillosas novedades



En tiempos de luz menguante

Eugen Ruge
Anagrama



Contraportada
Esta saga familiar, que abarca desde la década de los cincuenta hasta el comienzo del nuevo milenio y pasa por el emblemático año 1989 en que se produjo la caída del Muro, se centra en tres generaciones: la de los abuelos, comunistas acérrimos que regresan del exilio mexicano para instalarse en la joven República Democrática Alemana (RDA) y participar en la construcción de la nueva república; su hijo, huido de joven a Moscú y más tarde deportado a un campo siberiano, quien inicia su viaje en el extremo opuesto, los Urales, para volver, junto con su mujer rusa, a una república de pequeños burgueses en cuya transformabilidad sigue creyendo; y, por último, el nieto, cada vez más incómodo en la patria electa de sus padres y abuelos, de la que se pasa al Oeste el mismo día en que el patriarca cumple noventa años.
Parece que el nimbo de la utopía política va eclipsándose de generación en generación: son tiempos de luz menguante. Medio siglo de historia vivida, una novela sobre Alemania llena de sorprendentes giros y detalles, grande por su madurez humana, su precisión y su humor.

Mi comentario
Eugen Ruge (Sosva, Urales, 1954) cursó estudios de Matemáticas en la Universidad Humboldt de Berlín y fue colaborador científico del Instituto Central de Física de la Tierra. Antes de emigrar de la RDA al Oeste en 1988, trabajó en la sección de cine documental de la DEFA. Desde 1989 se dedica completamente al teatro y la radiotelevisión en calidad de autor y traductor. Ha sido galardonado con varios premios, entre otros, el Schiller-Förderpreis del land de Baden-Wurtemberg. En 2009 recibió el Premio Alfred Döblin por su primer manuscrito de prosa, «En tiempos de luz menguante», base de la presente novela; se comentó que tras la lectura de dicho texto, «Günter Grass escuchaba tan intrigado que se le apagó la pipa» (Frankfurter Allgemeine Zeitung). Cuando se publicó la novela, en 2011, fue distinguida con el aspekte-Literaturpreis y con el más importante premio alemán, el Deutscher Buchpreis, considerado el equivalente al Man Booker en Inglaterra o al Goncourt en Francia.



Cuando descubro un libro que considero debiera leer me pregunto qué expectativas tengo cuando lo abro por vez primera. ¿Me va a gustar mucho o poco? ¿Tiene el tema principal algo que me atraiga? ¿Me gustaron otras obras de este autor? Es entonces cuando en la ficha del libro (los metadatos que ahora están de moda por mor del espionaje masivo de la NSA americana) anoto un número del 1 al 10 para recordar lo que espero del libro. Es una forma como otra cualquiera para clasificar las obras que luego debo reseñar.
Dicho esto, confesaré que este libro llevaba la anotación de un 9 por lo mucho que me apetecía leerlo. Hay que decir que no siempre acierto en mis expectativas. Libros que parecen atractivos por la contracubierta o por la promoción de la editorial luego resulta un pequeño o gran fiasco.
Me adelanto a decirles que éste no es el caso. “En tiempos de luz menguante” ha cubierto mis esperanzas ampliamente.

Es una novela coral con muchos personajes de una misma familia: los bisabuelos, los abuelos, los hijos, los nietos y los bisnietos. Cuatro generaciones. El autor ha distribuido los capítulos de forma muy inteligente. Cada uno corresponde a un determinado año y a unos personajes concretos. Saltamos del 2001 al 1952 y pasamos por todos los períodos intermedios. 
Hay una fecha clave en la novela: el 1º de octubre de 1989. A ella Eugen Ruge dedica seis capítulos. Es la fecha del 90 cumpleaños de Wilhem Powileit, el abuelo de la saga. No olvidemos que el muro que separaba la RDA comunista del Berlín Occidental cayó un mes y nueve días después de esta fecha, el 9 de noviembre de 1989. Estamos en una celebración que presagia el funeral de todo un régimen y un Estado.
Eugen Ruge toma este cumpleaños (en que el que se suceden una serie de acontecimientos y se vierten muy diversas opiniones por una multitud de personajes) para explicar cómo lo vivieron cada uno de los protagonistas de la novela y terminar de dibujarlos definitivamente ya que en anteriores capítulos correspondientes a otras fechas  ya los había descrito en sus circunstancias respectivas.
Está el propio Wilhem Powileit en un estado físico cercano a la demencia senil. Lo habíamos conocido en 1952, en su exilio de Méjico con su esposa Charlotte. Un cerrajero sin mayores conocimientos que se afilia en los años 20 al Partido Comunista alemán y que sigue con ciega fe las directrices en cada momento. Tanto si hay que combatir la socialdemocracia, como descubrir que la alianza de Hitler con Stalin es una genialidad o, por el contrario, combatir el fascismo. “La verdad es lo que decide el Partido que es verdad”. Un principio no muy lejano a una declaración “Ex cátedra” del Papa. Porque, curiosamente, hay muchísimas semejanzas del comunismo estalinista con una una religión dogmática.
En otras palabras: Wilhem Powileit es un “viva la virgen” que se adapta a todo y que, con sus escasos recursos mentales, pero con su camaleónico comportamiento, salva todos los obstáculos y va medrando dentro de la monolítica estructura del comunismo de la RDA hasta esta fecha en la que se concede la condecoración máxima de la República tras alabar un “tuneado” currículum plagado de mentiras y medias verdades que su hijo Kart considera un homenaje a la estupidez.

Su mujer, Charlotte, es un personaje fascinante. Mucho más preparada intelectual y políticamente, vemos que no acaba de medrar dentro de la esclerótica plantilla de la Academia de Lenguas y Literatura. Su vida es Wilhem y sus hijos Werner y Kurt.
En primero es “depurado” (o sea fusilado) en una de las múltiples purgas estalinistas. No aparece en la novela más que de pasada. Su otro hijo, Kurt, es otro de los grandes protagonistas de la saga. Por haber escrito a su hermano de que dudaba del acierto del acuerdo de Hitler y Stalin, es condenado a diez años de trabajos forzados y a cinco de destierro. Sobrevive de milagro. Posteriormente es “rehabilitado” y termina siendo un reconocido historiador de la RDA.

La mujer de Kurt es la rusa Irina. Otro personaje femenino fuerte, duro y de una sola pieza. Su hijo Alexander es el auténtico protagonista de la novela y en el que el autor personifica todas las contradicciones y avatares del régimen comunista de la RDA. Huye al Berlín Oeste poco antes de la caída del muro ante la perplejidad de sus padres y abuelos.

Cuando uno lee sobre el llamado “socialismo real” en el fondo siente pena de ver que quizás hubiera sido posible una alternativa real al capitalismo pero que se convirtió en una gran mentira que devoró a millones de personas, llevó a la miseria a varias generaciones y terminó derrumbándose como una castillo de naipes.

Como todas las religiones el comunismo se basaba en una hermosa mentira.



Lluvia roja

Cees Nooteboom
Siruela


Contraportada


Los primeros viajes, un laberinto de callejas, una pipa de hachís en un oasis lejano, los antiguos vecinos de Menorca o los excesos juveniles del joven Nooteboom. Todas esas imágenes y sucesos del pasado se reúnen en Lluvia roja, un libro que nos descubre todos los temas e inquietudes de Cees Nooteboom. Varios de los textos que componen Lluvia roja, mosaico de historias y recuerdos, transcurren en la casa de Menorca en la que Cees Nooteboom pasa varios meses cada verano desde hace cuarenta años. En ella Nooteboom encuentra paz y tranquilidad en el jardín, entre árboles, piedras y animales, sin olvidar a una gata que se ha convertido en un habitante más de la misma. Uno de los aspectos más curiosos de hacerse mayor, escribe, es que los tiempos en los que todo era enormemente importante y tenía grandes consecuencias se han quedado, por fortuna, atrás. Los amigos van muriendo y el cuerpo a veces se niega a cooperar, pero para une escritor envejecer tiene algunas ventajas, ya que casi todo evoca un recuerdo.


Mi comentario
Descubrí al holandés Cees Nooteboom por un artículo en el País porque me sorprendió su vinculación estrecha con una tierra, o mejor dicho, una isla que amo profundamente: Menorca.

A causa de su desarraigo, Nooteboom se desmarca de la generación en que nació y desde que empezó su carrera literaria en los cincuenta desarrolla su tarea al margen de los grupos y tendencias de su país. Gran parte de su obra la forman libros de viajes, pero en todas sus obras expresa su voluntad europeísta y cosmopolita a través de diversos escenarios; por ejemplo, su novela Mokusei se sitúa en el Japón y El desvío a Santiago en España; por su parte, Perdido el Paraíso se ambienta en São Paulo, en las comarcas desérticas de Australia y en diferentes galerías de arte de Europa. Su poesía lírica, por otra parte, expresa la vivencia del tiempo, la precariedad de la existencia y el deseo de permanencia.




Debo confesar que en muchas ocasiones no puedo ser objetivo. Hay cosas y personas que te atraen magnéticamente y te hacen perder la ecuanimidad. Para mí, la isla de Menorca es una de estas cosas. Soy un apasionado de esta pedregosa y maravillosa roca en medio del Mediterráneo, así como de sus gentes, de sus costumbres y de su idiosincrasia. Por eso, cuando leí una reseña en el País sobre este autor holandés que lleva tantos años pasando anualmente largas temporadas en la isla, me dije que sería interesante tener otra visión de lo que creo conocer muy bien.
Efectivamente Cees Noteboom proporciona al lector otra visión de Menorca. No es una visión desapasionada, sino todo lo contrario. Desde la primera página el lector se da cuenta que el autor ama con profundidad aquella tierra tan distinta y distante de la suya propia. Pero al mismo tiempo se puede apreciar la fina ironía de Noteboom ante las costumbres y los ritos de aquella sociedad.
Ignoro si conocéis Menorca. Mucha gente piensa que las Baleares son una unidad no sólo administrativa, sino también cultural y social. No es así. Cada territorio insular es muy distinto y se parecen muy poco en la forma de ser de sus gentes. En el caso de Menorca y, concretamente en su mundo rural que es el que mayormente aborda Noteboom, la pervivencia de un feudalismo ancestral plasmado en lo que denomina “Sociedad Rural Menorquina” que es un compendio de leyes, escritas o no, de un sistema de aparcería muy particular es algo completamente único en todo el territorio español.

He disfrutado mucho con este librito (tiene unas escasas 200 páginas) y creo que esta visión de un extranjero de nuestra propia realidad nos aporta puntos de reflexión nuevos en los que no habíamos caído.





Operación dulce

Ian McEwan
Anagrama

Contraportada

Inglaterra, 1972. En plena Guerra Fría la joven estudiante Serena Frome es reclutada en Cambridge por el MI5. Su misión: crear una fundación para ayudar a novelistas prometedores, pero cuya verdadera finalidad es generar propaganda anticomunista. Y en su vida dominada por el engaño entra Tom Healy, joven escritor del que acabará enamorándose. Hasta que llega el momento en que tiene que decidir si seguir con su mentira o contarle la verdad... Esta deslumbrante narración atrapa y sorprende al lector con sucesivas vueltas de tuerca en las que realidad y ficción se funden y confunden. Con extraordinaria sutileza psicológica, una trama trepidante y momentos de fina ironía, Ian McEwan demuestra una vez más que es un maestro consumado del arte de la novela

Mi comentario
Ian McEwan es uno de mis escritores fetiche. He leído todo lo que ha publicado y siempre espero sus novedades como si de un regalo de Reyes se tratara. Dicho ésto, me sorprendió un tanto leer algunas críticas que tildaban a “Operación Dulce” como “obra menor”, o que “saca petróleo donde sólo hay agua, salvando la situación por su enorme genio literario”. Hay otras críticas mucho más elogiosas, claro está, pero todos estos antecedentes hicieron que arrancara la lectura con ciertos prejuicios.
Ya han leído (espero) la contraportada del libro y saben de qué va: A principios de los setenta, una joven universitaria, licenciada en matemáticas, es reclutada por el MI5 para una operación que bien hubiera podido denominarse “la miel atrapa a las moscas”. En otras palabras: una operación para captar (mediante una sabrosa pensión) escritores con buenas expectativas literarias que se destacaran en la lucha contra el comunismo. Una fase “cultural” de la Guerra Fría. Serena, la protagonista, obviamente termina por enamorarse de Tom, el escritor que tiene que reclutar y ello entra en contradicción con el secretismo con el que se supone debe llevar la operación. Antes he dicho que “se enamora de Tom”. Bueno, Serena es bastante masculina en este aspecto del enamoramiento. Se enamora de cualquier par de pantalones: de un catedrático cincuentón, de un homosexual, de un funcionario con orejas de soplillo, etc. Pero con el que de verdad se enamora es con Tom.

La novela tarda en arrancar. Esto hay que reconocerlo. No te atrapa hasta que empieza la “Operación Dulce”. Este es un riesgo que corre McEwan porque me temo que más de uno abandonará la lectura en los primeros capítulos. Pero si resiste la tentación, se puede seguir leyendo  de una tirada.

Mis primeras impresiones no fueron muy favorables. La narración, muy bien trabada estructuralmente, es bastante plana. No hay grandes sucesos ni dramas inesperados. La historia fluye según las previsiones del lector.

Estaba en este punto de la lectura del libro cuando, por razones de un control médico, me tuve que trasladar a mi isla. A mi llegada almorcé con mi hermano y mi cuñada y naturalmente salió el tema de las lecturas y de Ian McEwan en particular. Les conté lo que pensaba de lo que llevaba leído así como una cierta decepción. Ello les sorprendió porque conocen mi adhesión a este escritor.
Era domingo y fue muy agradable el paseo por El Molinar y una puesta de sol espectacular de nubes lenticulares incendiadas por un sol agonizante tras el faro de Porto Pi. Me acosté pronto pero la trama de “Operación Dulce” continuaba rodando en mi cerebro. “Tiene que haber algo más”, pensaba. “¿Dónde está el giro dramático que tanto me gusta en McEwan?”.

Me desperté de pronto sobre las dos de la madrugada con una idea en la cabeza: “¡El giro está en x!” (siendo “x” una cosa innombrable en una reseña que debe cuidar no destrozar la lectura de la obra). Ya no pude dormirme y terminé el libro de un tirón. Efectivamente: el giro estaba en “x”. Y también había una “y” y una “z” inesperadas para mí.

Perdonen la pregunta, pero ¿creen que un ilusionista, un mago, es un estafador?. En realidad está vendiéndome algo que “no puede ser” para que me pregunte “¿Pero cómo lo ha hecho?” y aplauda a rabiar. Es un estafador de aplausos.

Ian McEwan es uno de estos magos que, no sabes cómo, se saca un camión de la chistera.

Les recomiendo su lectura, pero les advierto que tiene truco.



Los años de peregrinación del chico sin color

Haruki Murakami
Tusquets Editores 

Contraportada 

Los años de peregrinación del chico sin color, de Haruki Murakami, autor de otras obras de la narrativa extranjera como 1Q84 o Tokio Blues, es una entrañable novela sobre la amistad, el amor y la soledad de aquellos que todavía no han encontrado su lugar en el mundo.
Cuando Tsukuru Tazaki era adolescente, le gustaba sentarse en las estaciones a ver pasar los trenes. Ahora, con treinta y seis años, es un ingeniero que diseña y construye estaciones de tren, pero en el fondo no ha dejado de ver pasar los trenes. Lleva una vida holgada, tranquila, tal vez demasiado solitaria. Cuando conoce a Sara, algo se remueve en lo más profundo de su ser. Y revive, en particular, un episodio de su juventud: dieciséis años atrás, cuando iba a la universidad, el que había sido su grupo de amigos desde la adolescencia cortó, sin dar explicaciones, toda relación con él. Así empezó la peor época de su vida, hasta el punto de que acarició la idea del suicidio. ¿Ha acabado esa época? ¿Es posible que aquello le marcara más de lo que él cree? Tsukuru decide entonces ir en busca de cada uno de los miembros del grupo para averiguar la verdad. Con la pieza de Liszt titulada Los años de peregrinación como leit-motif, comenzará esa búsqueda, que le llevará a lugares tan dispares como la ciudad de Nagoya o Finlandia, o tan recónditos como algunos sentimientos. Decididamente, a Tsukuru le ha llegado la hora de subirse a un tren.



Comentario
Murakami es otro de mis autores fetiche y me he lanzado a la librería en cuanto he conocido que se había publicado en España esta novela.
Tampoco esta vez me ha defraudado y lo he leído de un tirón prácticamente.
Como en todas sus novelas he aprendido algo sobre la fascinante sociedad nipona. En concreto:
·        La importancia que le dan a pertenecer a un grupo concreto, sea de amigos, de una empresa o de una hermandad. Los lazos son tan fuertes o más que los familiares.
·        La importancia del nombre de la persona. De alguna forma, la define. En esta novela, el protagonista, Tsukuru Tazaki tiene un patronímico que viene del verbo Tsukuru que significa hacer, crear, construir y su vocación siempre ha sido ser ingeniero de estaciones de ferrocarril. Es el único del grupo de amigos cuyo nombre no está relacionado con un color (de ahí el nombre y la portada de la novela). Los dos chicos se llamaban Akamatsu y Oumi. Las dos chicas, Shirane y Kurono. Los idiogramas con que se escriben estos nombres se leen “aka” (rojo), “ao” (azul), “shiro” (blanco) y “kuro” (negro), de forma que entre ellos se llamaban como los colores, excepto el protagonista.

Como en todas sus novelas, la música tiene una gran importancia como acompañamiento de la narración, tanto la clásica como la de jazz de la que Murakami es un gran entendido. En este caso tiene importancia una pieza de Franz Liszt titulada “Años de peregrinaje”. Un concierto de piano que si quieren pueden escuchar aquí.

También se aprecia en esta obra otra de las características del autor japonés: su trabajado diseño de cada uno de los personajes, huyendo del esquematismo y el maniqueísmo. Son personas reales, con sentimientos contradictorios y llenos de dudas y vacilaciones como cada uno de nosotros. En este aspecto, Murakami es un maestro.

Debo confesar que en algún momento de la lectura temía que el protagonista subiera por una escalera vertical de una autopista y apareciera en un mundo paralelo (como ocurre en la maravillosa 1Q84). En otras palabras, que saliéramos de lo que podríamos llamar “mundo real” para irnos a la fantasía. Hay momentos muy interesantes (la historia de Midorikawa sobre una “muerte transferida” es apasionante o la idea de que otros puedan adivinar lo que soñamos) en los que se roza este mundo paralelo o metafísico. Pero, finalmente, Murakami se contiene. Deja la duda de la posibilidad de una realidad ilógica, pero no va más allá.

Maravillosa novela. Apasionante y con un final abierto de lo más inquietante.
No se la pierdan.