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jueves, 25 de agosto de 2016

Controlaré tus sueños. John Verdon

Controlaré tus sueños.
John Verdon

Cuatro hombres de lugares muy diferentes acuden a visitar a un famoso hipnotista para que los ayude a abandonar la adición al tabaco. Poco tiempo después de la sesión terapéutica,  los cuatro aparecen muertos, desangrados por cortes en las venas de las muñecas. Todo señala a que son suicidios. La trama se complica cuando la policía de cada uno de los lugares en donde vivian descubre que todos han tenido un sueño terrible de lobos demoníacos que los violaban. El mismo sueño los cuatro.
Aunque los especialistas consideran que es imposible que alguien pueda inducir a una persona a suicidarse mediante técnicas hipnóticas, la policía considera sospechoso de homicidio múltiple al famoso hipnotista. Aunque él se niega a contratar abogados o detectives que demustren su inocencia, su hermana le pide al ex Inspector de la policía de Nueva York, Dave Gurney, que averigüe lo que ha pasado. Gurney es el protagonista de todas las novelas de John Verdon.

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John Verdon ha conseguido un lugar privilegiado en la literatura policíaca y de intriga porque ha sabido encontrar el secreto del prestidigitador,  del mago, del ilusonista. Pensemos en el asombro que nos produce un truco de magia. Nos quedamos boquiabiertos preguntándonos "¿Cómo lo ha hecho?". Eso es exactamente lo que plantea Verdon en sus novelas: una situación imposible, increíble, impensable y, en las páginas finales nos enseña el truco. Es un planteamiento muy bueno pero no carece de peligros.
Por ejemplo, en su primrra novela "Sé lo que estás pensando " una persona recibe una carta y un sobre. La carta simplemente dice que el que la ha escrito sabe lo que el receptor de la carta piensa. Para probarlo le pide que piense un número. El que quiera y que luego abra el sobre. En él está escrito exactamente el número que ha pensado el receptor de la carta.
¿Cómo puede saberlo?. ¡Es algo estadística muy improbable, casi imposible! . Y, sin embargo, ahí está la prueba.
En esta novela se plantea de entrada algo similar. ¿Es posible que cuatro personas tengan la misma pesadilla tras haber tenido una sesión con un hipnoterapeuta?. Y, más difícil aún. Que todos se corten las venas tras la pesadilla.
Ya tenemos los ingredientes para una novela que no podrás abandonar.
Supongamos que sospechamos que no se han suicidado, sino que han sido asesinados.  ¿Cómo?. ¿Por qué?. Y finalmente ¿quién?.
Y así nos chupamos la novela enterita atraídos por las cinco páginas finales en las que el genial escritor tendrá a bien revelarnos el truco.

Vale. De acuerdo. Está muy sorprendente el planteamiento.  Ya nos ha pillado. Pero qué pasa si luego el truco es una chapuza?.

En "Sé lo que estás pensando" el truco es tan bueno como el planteamiento. En esa quinta novela de Verdon o yo me he perdido algo o se ha perdido la magia. El truco no está a la altura del reto.

Quizás ustedes sean de otra opinión.  Es factible. Pero antes la tendrán que leer.

martes, 23 de agosto de 2016

Secretos imperfectos. Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt

Secretos imperfectos
Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt 


El cadáver de un joven de dieciséis años, Roger Erikson, aparece a orillas de un lago en una tranquila población. Ha sido salvajemente asesinado.
Como la policía del lugar no suele tener que investigar crímenes tan brutales como ése, un equipo policial especializado en la resolución de asesinatos acude desde la capital.
El equipo está dirigido por el criminólogo Torkel Höglund y compuesto por Ursula, Billy y Vanja. Además, el eminente psiquiatra criminal Sebastian Bergman se encuentra casualmente en la población; su madre ha muerto y él ha vuelto al lugar donde nació para vender la que fue casa familiar.
Bergman trabajó en anteriores ocasiones con el equipo de Torkel y, debido a algo que descubre en casa de sus padres, decide participar también en la investigación del asesinato con la finalidad de obtener información personal.
Pero Bergman es un hombre muy especial que no es bien aceptado por los miembros del equipo.

Los autores, Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt , provienen del mundo del cine y de la televisión. 
Michael Hjorth es uno de los más valorados productores de cine sueco. Ha trabajado en la serie de películas de Wallander (les recomiendo la serie del mismo nombre) de Henning Mankel.

Hans Rosenfeldt es el guionista de una de las series más famosas de Suecia, "El Puente" (Si no la han visto no se la pierdan. Las otras versiones americanas de lo mismo, son perfectamente olvidables)-

Ambos arrancan su colaboración con esta novela y parece que van a seguir ya que el subtítulo de la misma es "Bergman1".

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Lo primero que nota el lector es que la acción de esta novela se desarrolla frente a la pantalla de su mente como si, en lugar de descifrar unas frases, estuviera viendo una película. O una serie tan buena como "EL Puente". Todo fluye con medida intensidad para obligarte a seguir leyendo sin parar. Incluso en los momentos difíciles. Sí. Todas las novelas policíacas tienen momentos difíciles cuando el equipo investigador anda perdido sin una hipótesis de trabajo y sin un sospechoso que llevar ante el fiscal. Momentos en que se desarrollan decenas de interrogatorios que (¿aparentemente?) no llevan a ningun lado. Pues, incluso en estos momentos, los autores mantienen la atención del lector. Y eso no es nada fácil.

Aparentemente la novela tiene dos protagonistas:Torkel Höglund y Sebastian Bergman. El primero es el Jefe de la Unidad de Homicidios y el segundo un psiquiatra forense. No puede haber dos personajes tan opuestos. Torkel es meticuloso, aprecia a su equipo y lleva la investigación según las reglas y su experiencia. El segundo es uno de los personajes más complicados que he leído. Parece un psicópata, sin empatía para nadie, provocador, prepotente y cazador compulsivo de mujeres necesitadas de afecto y cariño. Un hombre que se siente enormemente superior a todo el mundo. Pero claro, él y casi todos los que aparecen en el relato tienen secretos. Secretos imperfectos. Pero ¿puede existir tal cosa?. Por lo visto en esta novela sí. son secretos que acaban aflorando, arrancándose de entre las pesadillas que parecen acosarlos tanto a los policías como a los malos. Y este es uno de los grandes atractivos de esta novela.

Cuando he terminado de leerla (prácticamente de un tirón) he comprendido el por qué el auténtico protagonista de la serie que esta novela anuncia es Sebastián Bergman. como lector te repele el personaje y no acabas de entender cómo Torkel, que cuida tan bien de su equipo y de su cohesión, consiente en involucrarle en la investigación. Es realmente odioso. Hasta el final.

Pero debo añadir (por si aún no he conseguido abrirles el apetito para leerla) que es una novela con dos finales. Y el último es el más impactante. Casi grita el lector: "¡Eso sí que no me lo esperaba!".
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Como en otras novelas policíacas, he dejado una página web con mis reflexiones y sobre mis dudas de la trama. No abran esta web si no han leído la novela. Tiene spoilers.
http://anotacionescomplementatias.blogspot.com.es/2016/08/reflexiones-sobre-secretos-imperfectos.html
Si ya la han leído, díganme si están de acuerdo o no con ellas.
Un saludo



 

viernes, 19 de agosto de 2016

Las buenas personas. Nir Baram

Las buenas personas
Nir Baram



Europa, entre 1938 y 1941. Cuando es forzado a abandonar una prometedora carrera en una empresa estadounidense, Thomas Heiselberg decide trabajar para la maquinaria nazi.
En Leningrado, Alexandra Weiesberg, hija de un intelectual judío, debe elegir entre sus padres, a quienes cree condenados sin remedio, o su salvación y la de sus hermanos más pequeños.
Así, accede a implicarse con el NKVD, el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos de Stalin.

Thomas y Alexandra coinciden en un desfile organizado por ambos regímenes el 22 de septiembre de 1939, y ese encuentro marcará sus caminos.



Nir Baram (Jerusalén, Israel, 2-6-1976) es novelista y articulista. Intelectual de izquierdas, es activista político de posturas contrarias a la ocupación israelí de Palestina. Tan­to su padre como su abuelo fueron ministros en gobiernos laboristas.

En 2010 ganó el Prime Minister Award de literatura hebrea gracias a Las buenas personas, la primera novela israelí sobre la Segunda Guerra Mundial, cuyos derechos han sido vendidos a ca­torce idiomas y cuya publicación supuso un acon­tecimiento literario en toda Europa.

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No siempre las sinopsis de los libros que hacen las editoriales nos dan una imagen de la novela que pretenden promocionar. Todo lo que cuenta esta sinopsis es exacto pero no nos da una idea de la enorme complejidad de la trama.

"Las buenas personas" es un libro extraordinario que pivota sobre dos protagonistas, Thomas y Alexandra, que viven (en un equilibrio inestable) en dos mundos, en dos infiernos, en dos pesadillas: el régimen nazi y el régimen soviético de Stalin. Son dos funambulistas en la cuerda floja desde la que contemplan como miles y miles de sus compatriotas caen en el abismo por un destino que otros han impuesto.

Thomas viene de una familia acomodada y monta en Berlín la sucursal de una empresa americana de marketing. En un hombre avispado. Una competidora suya en la empresa lo describe así:

«El sistema de Thomas está muy bien y es muy sencillo, como todos los grandes fraudes de verdad. Todos sus actos encuentran su justificación en la ética heiselbergiana, que es infinitamente flexible.

Thomas Heiselberg es, en realidad, un cúmulo de características, de gestos, de ideas y de apreciaciones que ha tomado de acá y de allá. Es un artista para tomar lo que sea de los demás y apropiárselo. Incluso la expresión de una escultura que le guste la adopta como propia. En el cuarto oscuro de su vacía alma revela los negativos robados a otros y los convierte en unas espectaculares fotografías. Su grado de identificación con el robo es tan alto y su capacidad para reelaborarlo tan perfecta, que al poco tiempo cree que ha nacido con él».


Durante diez años Thomas va ascendiendo en la empresa Milton hasta que la evolución de la sociedad alemana, por el crecimiento del régimen nazi, hace imposible que la empresa pueda sobrevivir en aquel territorio. Pero Thomas, con suerte y mucha audacia, convence a las autoridades (que ya tienen preparada la invasión de Polonia) que, con los datos de Milton, él puede elaborar un informe psicológico de cómo es y cómo se comporta el "hombre polaco moderno" y así facilitar el gobierno del país tras la invasión. Y lo hace.

Aleksandra (Sacha) es hija de un ingeniero de Leningrado y viven en Leningrado con sus dos hermanos gemelos en el momento de las purgas stalinistas. Todos son sospechosos y el suave ronroneo de "los coches negros" de la NKVD al amanecer, sobresalta a todo el mundo.

El amante de Sacha, Podolski, es uno de los miembros de esta checa y le explica cual es la filosofía de la organización:

"Las ideologías y las modas aparecen y desaparecen, las personas creen en ciertas cosas y después en otras completamente diferentes y lo único que permanece es la aterradora elasticidad de nuestro espíritu. Sacha, las personas son patéticas. Siempre quieren cambiar las cosas, también son traidoras, sueñan con un régimen mejor y con el mayor de los descaros se proponen hacer realidad esos sueños. Nosotros no nos ocupamos de los hechos ni de sus resultados, sino de otros asuntos: las personas deberían tener miedo de cualquier pensamiento criminal que se les ocurra y deberían sospechar de todos y no compartir sus reflexiones con nadie, porque tienen que saber que no existe un lugar lo suficientemente oscuro como para que nosotros no podamos verlo."


Sacha se da cuenta de que van a detener a sus padres e intenta acercarse a la NKVD para intentar que se lleven a sus hermanos a un reformatorio. No lo consigue y, como hija de condenados, su vida también corre peligro. Tiene que dar un giro para sobrevivir y se convierte en interrogadora de la NKVD.

Las tres cuartas partes de la novela nos describen el contexto terrible en el que intentan sobrevivir los dos protagonistas. Nir Baram no tiene que acudir al Holocausto para hacer que desfilen ante nuestros ojos lectores los horrores de los dos regímenes.

Y el final es espectacular.

Por favor, no se la pierdan.  




sábado, 13 de agosto de 2016

Un dios en ruinas. Kate Atkinson

Un dios en ruinas
Kate Atkinson



Esta es la historia de Teddy Todd, a quien conoceremos desde que tan solo es un niño hasta que llega a la última etapa de su vida. Una vida que comienza de forma feliz dentro del seno de una familia acomodada pero que más tarde estará marcada por su implicación en la II Guerra Mundial como piloto de la RAF y que le ha cambiado profundamente. El horror de lo vivido, la perdida de sus compañeros le harán un hombre diferente pero también se dará cuenta de que haber sobrevivido a la guerra no será la única dificultad que encuentre en su vida.

Esta novela (según cuentan) está relacionada con "Una y otra vez" que fue la novela anterior de esta autora. No lo puedo asegurar porque no la he leído, ni creo que la lea. Según la sinopsis tiene cierto parecido con la película del "día de la marmota" y, la verdad, es que este tipo de realismo fantástico (o como quiera que se llame) no me apetece nada.

Alguna de las otras novelas de la autora sí que me han gustado bastante: "Expedientes", "Esperando noticias" y, sobre todo, "Me levanté temprano y saqué al perro".

Kate Atkinson es excelente en la labor de crear un personaje. Nunca son unidimensionales, sino que suelen ser complejos y bastante humanos. Quizás exagere un poco en el diseño de algún secundario para hacer más creíble y contrastar con el (o la) protagonista principal; pero éste es un recurso literaro perfectamente lícito.

Otra de las constantes en sus novelas es el juego del tiempo. Nunca es un relato secuencial, sino que salta de atrás hacia adelante y vuelta hacia atrás a lo largo de toda la narración. Es algo que confunde un poco al lector, pero supongo que esta autora considera que sus lectores no disfrutarían de un plato de comida masticada y por eso lo pone un poco más complicado. Por otra parte, esta técnica del tiempo tiene sus ventajas para el proceso creativo: nos informa de algunos sucesos que ocurrirán en la historia pero ignoramos (hasta que ella quiere) cuándo y cómo sucederán

El protagonista de esta novela Teddy, es un personaje complejo y entrañable al tiempo. En una gran parte de la novela (fundamentalmente antes y después de la guerra en la que participa como piloto de bombardeos) se comporta como un "boy scout" (aunque él realmente nunca superó el rango de "jabato"). Es un apasionado de la naturaleza y respetuoso con las personas que lo rodean. Siempre suele hacer "lo que toca hacer". Se casó con Nancy, una chica maravillosa a la que conoció de niños y con la cual fue moderadamente feliz, aunque no queda claro sí estuvo enamorado de ella. En un momento determinado dice:



"Por supuesto que la quiero. —(¿Era una pregunta?). ¿Acaso sabía qué era el amor? El amor que sentías por un padre, una hermana, por un perro incluso, sí, pero ¿entre marido y mujer? Dos vidas unidas de manera inextricable. O uncidas y enganchadas al carro." Y, su madre, Sylvie (un personaje fantástico) le dice: "He ahí la clave o si no huiríamos todos despavoridos".

Sin embargo, en todos los capítulos (salteados) en que narra lo que le ocurre a lo largo de la guerra, Teddy (el Comandante Todd) aparece como un hombre "de una pieza". Seguro de sí mismo, protector de sus tripulaciones y siempre el último al abandonar el avión que tuvo que amerizar en el gélido Mar del Norte. Sorprende mucho el cambio.
La otra gran protagonista, con la que Kate Atkinson fuerza un poco el contrastre, es su hija Viola. No cumple ni una sola de las expectativas de su padre y es el paradigma de la persona atolondrada, egoísta, manipuladora. Una de estas personas que todos conocemos que sólo han nacido para mirarse y quererse a sí mismas.


Sencillamente, no estaba hecha para cuidar de los demás. (Ni siquiera a sus propios hijos a los que literalmente abandona para “poder encontrarse a sí misma)
Viola imaginaba que era una persona con las entrañas de una sustancia dura, como si los órganos blandos y los tejidos se hubieran calcificado en algún momento del pasado remoto.

Para ser sincera (consigo misma al menos), la gente no acababa de gustarle. Debía decir en su defensa (pensaba con frecuencia en sí misma en tercera persona, como si se presentara ante un jurado) que en los últimos tiempos la emocionaban hasta las lágrimas los relatos sobre la crueldad hacia los animales, lo cual probaba, si no otra cosa, que no era una sociópata.

Es una novela interesante. Quizás algo larga de extensión. Podría ser perfecta con cien páginas (o más) menos.








domingo, 7 de agosto de 2016

La pequeña comunista que no sonreía nunca. Lola Lafon

La pequeña comunista que no sonreía nunca
Lola Lafon

18 de julio de 1976, Juegos Olímpicos de Montreal. Nadia Comaneci, una jovencísima y desconocida gimnasta de un país remoto, Rumanía, ejecuta su ejercicio en las barras asimétricas. Un ejercicio perfecto. La niña de catorce años deja a todos patidifusos y hace saltar por los aires el marcador electrónico, que no preveía la posibilidad de que un ser humano alcanzara la perfección. Nadia obtiene el primer diez en gimnasia de la historia olímpica. A partir de ese momento epifánico, la historia de la pequeña Nadia es la de una criatura adorable que conquista el corazón del mundo entero: el «hada de Montreal». Pero también la de una niña que en poco tiempo se hace mujer y es sometida por ello a un juicio implacable: «la magia se ha esfumado», sentencia un titular de la época. Y la de una adolescente que vive bajo el régimen comunista de Ceaușescu, encumbrada a la categoría de héroe nacional. Y la de una chica sometida a la vigilancia de la Securitate y al asedio de Nicu, el siniestro hijo del dictador. O la de una mujer que, un mes antes de la revolución que derrocará y ejecutará al Conducator, protagoniza una fuga de película a través de la frontera con Hungría y llega a los Estados Unidos como refugiada política para descubrir que el sueño americano no es precisamente un cuento de hadas.

En todas esas Nadias hurga y rebusca Lola Lafon.Pero no como biógrafa, sino como novelista. A través de un intercambio fabulado de correos y conversaciones telefónicas con la propia Nadia Comaneci, teje una especie de documental ficcionado que llena «los silencios de la historia y los de la protagonista». Y así puede hablarnos sobre la dictadura que reina sobre el cuerpo femenino, siempre sometido a exigencias de eterna juventud.
Y sobre la utilización de los mitos populares, en este caso por parte de la propaganda del régimen rumano. Y sobre la Rumanía de los años ochenta, la de la carestía y el racionamiento, la de los decretos demográficos, la del matrimonio Ceaușescu más recalcitrante, la del sistema de control y espionaje paranoide de la Securitate. Poniendo voz –aunque sea inventada– al hada que encandiló al mundo en 1976, en fin, Lafon reinterpreta su historia personal y la guerra fría que la envolvía.

El libro me ha llenado de preguntas. La primera y más obvia es ¿hubiera sido posible el milagro de Nadia Covanesci fuera del régimen comunista de Ceacescu en ese momento preciso en que necesitaba alerjarse algo de la Unión Soviética?. Es evidente que había otros regímenes situados en el llamado "socialismo real" que también hubieran podido encauzar recursos económicos y humanos en suficiente cantidad para producir el fenómeno de la "Hada Nadia". Pero no lo hicieron. Y en Occidente tuvieron que volcar también muchos recursos y captar el "now How" de Bela, su entrenador para producir, muchos años después una gimnasta como ella.

Luego me pregunto por el carácter y la fortaleza psíquica de Nadia. Su inquebrantable voluntad de ir más allá de todo lo conocido e incluso de todo lo que los expertos creían físicamente posible. Su ambición y su necesidad de huir de lo que era su madre y millones de mujeres rumanas en medio de un sistema tan "especial". Esa voluntad y esta ambición que le hacían soportar dolores físicos de todo tipo, hambre, cansancio, falta de sueño y todo sin una queja y sin una sonrisa.

Finalmente ¿era Nadia comunista?. ¿De veras pudo evitar ser lo que fue y lo que le ocurrió?.

Esas son preguntas que no tienen respuesta para mí.


miércoles, 3 de agosto de 2016

El mal de Portnoy. Philip Roth

El mal de Portnoy
Philip Roth



En sus sesiones de psicoanálisis, Alexander Portnoy confiesa que la obsesión por el sexo ha dominado su vida. Portnoy, Tiene un trastorno en que los impulsos altruistas y morales se experimentan con mucha intensidad, pero se hallan en perpetua guerra con el deseo sexual más extremado y, en ocasiones, perverso. 
Spielvogel considera que estos síntomas pueden remontarse a los vínculos que hayan prevalecido en la relación madre-hijo.

Esta sinopsis proporcionada por la editora dice una verdad a medias. El libro de Philip Roth refleja los problemas de índole sexual (o la hipersualidad, como ustedes quieran) de Alex Portnoy pero el verdadero problema de este personaje no es éste. El problema es que es judío. Que tiene una madre judía como los chistes de madres judías. Que tiene un padre judío al que considera un débil de carácter y al que le es imposible reverenciar. Que a los treintra y tres años, cuando todos sus compañeros ya están casados y con hijos, él no ha podido romper la dependecia psíquica con sus padres. Que su deseo más profundo es haber nacido goy, es decir gentil, en lugar de judío y que, contradictoriamente, va a Israel para buscar una pareja que se parezca a su madre y, cuando está rodeado de judíos y judías por todas partes... queda impotente. La hipersexualidad... buff... voló.

El libro es un sarcasmo total de las contradicciones, la vida reglada hasta el más mínimo detalle y la hiperprotección de unos padres... judíos.

Philip Roth, muchos años después de publicar este libro, explicó en una entrevista en "El País" cómo le había cambiado la vida y qué es lo que pretendía con él:

"Al volver a leer El mal de Portnoy 45 años después, estoy sorprendido y contento: sorprendido de que pudiese haber sido tan temerario, y contento por haberlo sido. Desde luego, mientras trabajaba no era consciente de que, a partir de ese momento, nunca me iba a librar de este paciente psicoanalítico al que llamaba Alexander Portnoy; de que, de hecho, estaba a punto de intercambiar mi identidad por la suya y de que, posteriormente, muchas mentes considerarían que su personaje y toda su parafernalia eran míos, y de que mis relaciones con gente conocida y desconocida cambiarían en consecuencia.

El mal de Portnoy fue el cuarto de mis 31 libros. 
Al escribirlo, solo pretendía liberarme del escritor que había empezado a ser en mis tres primeros libros. No buscaba una catarsis como neurótico o hijo, como algunos dieron a entender, sino más bien una emancipación de los métodos narrativos tradicionales. Aunque es posible que el protagonista se esfuerce por huir de su conciencia moral, yo trataba de liberarme de una conciencia literaria construida por mis lecturas, mi educación y mi meticulosidad, de mi habitual sentido del decoro prosístico. Mi impaciencia con las virtudes de la progresión lógica hacía que quisiese renunciar al desarrollo ordenado y coherente de un mundo imaginado, y hacía que quisiese avanzar atropelladamente, frenéticamente, como el clásico paciente de psicoanalista progresa idealmente en plena libertad asociativa."

«El libro más increíblemente divertido sobre sexo escrito hasta la fecha», The Guardian

He descubierto que debía haber leído este libro mucho antes