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domingo, 10 de julio de 2016

La cena. Herman Kock

La cena
Herman Koch

Dos parejas se sientan en su mesa preferida en el màs exclusivo y caro restaurante de Amsterdam. Los dos hombres, Serge y Paul, son hermanos. Sus hermosas esposas son elegantes y, también, inteligentes. Supuestamente Serge ha convocado la cena para un asunto importante relacionado con sus hijos, aunque antes conviene distender el ambiente hablando de cine, de las vacaciones, de mil futilidades que no enconen la eterna competencia entre los hermanos fuente de todas las tensiones y trifulcas. Anotemos, de entrada que todos se "consideran familias felices"

Ya es hora de ponerle un poco de color a los personajes para que dejen de ser de papel.

Serge es el líder de la oposición parlamentaria holandesa y próximo Primer Ministro según todos los sondeos. Casado con Babette, una mujer muy hermosa que siempre le ha apoyado en todas sus decisiones... hasta ahora. Serge bracea entre la multitud con soltura, siempre sonriendo, siempre a la caza de votos pero todo bajo una capa de "hombre común"

Paul es el narrador de la historia y el menor de los dos. Padece una enfermedad mental que no se confiesa en el texto (¿quizás esquizofrenia o bipolardad?) que le obligó a dejar el trabajo de profesor de historia en un Instituto. Cuando no se medica, sufre ataques de ira y violencia que unas veces expresa mentalmente en fantasías de destrucción de todo lo que le molesta y, algunas veces, lo hace físicamente. Adora a Claire, su esposa, con la que mantiene una comunicación no verbal permanente y una total compenetración. Paul admite que Claire es mucho más inteligente que él. Algo que no es habitual en los hombres. En encono y la rabia que siente hacia su hermano mayor parece que viene de lejos. Detecta todas las máscaras de "hombre corriente" que Serge se va poniendo y esa cena, en la que ahora está sentado, no la deseaba en absoluto.

Hablemos ahora de los otros protagonistas físicamente ausentes de la cena pero constantemente presentes en la preocupación de sus progenitores.

Serge y Babette tienen a Rick (15 años) y Valerie (13) algo autista y con la serena belleza de una sirena. Luego está Beau, un chico negro de Burkina Faso, de una edad indefinida entre los 15 y 17, que fue adoptado porque los padres son "normales", "políticamente correctos" y querían tener otro hijo a pesar de que no era necesitarlo. ¡Qué generosos y multiculturales!

Por su parte, Paul y Claire tienen a Michel de la misma edad que Rick. Un chico "normal", apegado a su madre y con muchos amigos y seguidores en el Instituto. Se habían planteado tener más hijos pero fue la época en que a Paul se le descubrió la enfermedad que no se cita. Decidieron entonces conservar lo que tenían.

Herman Kock dedica muchos esfuerzos literarios en la primera parte de la novela en la que se cuenta los prolegómenos de la cena y las conversaciones triviales de los cuatro, volviendo al pasado, en ocasiones para remachar algún punto de la personalidad de alguno de los comensales. Los presenta de una forma exhaustiva, con sus contradicciones, sus manías, sus pulsiones irresistibles (¡"Tengo hambre y debo comer, ahora!"). Pero no sólo a ellos. Nos dibuja con un realismo propio de Gina Heyer o de Alyssa Monks a todos los personajes secundarios: el traje a rayas del maître que señala el contenido de los platos con su dedo meñique o la falsa cordialidad del director del instituto de Paul. Las escenas del pasado que se intercalan en la narración de la cena para perfilar algún detalle del carácter de los protagonistas, son igualmente detalladas y precisas.

Si han tenido la paciencia de leer todo lo anterior, quizás hayan pensado "¿No se está demorando mucho la explicación del motivo de la cena?. Herman Kock no comete este error de ritmo narrativo. En escenas del pasado ya sabemos qué es lo que han hecho los tres hijos de los comensales y como lectores sentimos la tensión enorme de estos padres que torean y torean sin entrar a matar porque lo que tienen que decidir es sencillamente terrible.

Tan terrible cómo que deben plantearse que sus hijos no son lo que creían, sino que son monstruos. Claro que si aceptan esta terrible verdad deberán pasar a la segunda derivada: "¿Cómo es posible que mi hijo de 15 años se haya convertido en un asesino despiadado que mata a un ser humano indefenso, se ríe de lo que ha hecho y, además, lo cuelga en las redes sociales?.

Los cuatro padres y los tres hijos están realmente entre la espada y la pared.

¿Qué van a hacer?. Qué van a decidir al término de la suntuosa cena?.

El último capítulo es sobrecogedor. No puedo decir más sin chafar su lectura.

Unos detalles finales. Herman Kock es un guionista, cineasta y escritor holandés que, con esta novela, se colocó en la lista de libros más vendidos (340.000 ejemplares) y obtuvo el P remio del Público en 2009.

La anécdota central del libro la sacó de un hecho real. Un grupo de adolescentes quemaron a una indigente en la cabina de un cajero automático en Barcelona en 2005 y subieron su "hazaña" a la red.

Les puedo asegurar que este libro, si lo leen no les va a dejar indiferentes.

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