Lo último leído

sábado, 31 de enero de 2015

La mujer de Barro. Joyce Oates (105)

La mujer de Barro. 

Joyce Carol Oates
Alfaguara



La última gran novela de Joyce Carol Oates, autora de La hija del sepulturero, explora el precio a pagar por ser una mujer de éxito en el siglo XXI. Abandonada por su propia madre en la ribera del río Black Snake, la pequeña «niña de barro» sobrevive gracias al azar, o quizá al destino.
La bienintencionada pareja que la adopta procura sepultar su pasado. Pero el pasado siempre vuelve.
Meredith Neukirchen es la primera mujer que accede al rectorado de una de las ocho prestigiosas universidades de la Ivy League. Una mujer volcada en su carrera profesional y con un fervor moral muy absorbente.
Sin embargo, en plena emergencia de una crisis política y en el transcurso de una prolongada relación sentimental secreta, Meredith se topa con una serie de amenazas a su liderazgo que la pondrán a prueba como ella jamás hubiese sospechado.
Más tarde, deberá enfrentarse a aquella «niña de barro» que creía haber dejado atrás para siempre.
¿Cómo escapar cuando la inteligencia y el idealismo feroz que antaño la liberaron ponen ahora en peligro su presente?.

 Esta es la contraportada del libro y no está nada mal (dentro del lógico marketing de la editorial ). Pero ahora me toca mojarme y escribir lo que, como lector interesado, me ha parecido este último libro de la afamada Joyce Carol Oates. No es fácil expresar lo que siento ahora cuando acabo de cerrar el Kindle y abrir este blog. Tengo sentimientos confusos respecto al personaje de M.R., la niña-mujer de barro. Trataré de aclararlos.

 Estuve a punto de abandonar la lectura a mediados del primer capítulo. La locura religiosa, la crueldad, las torturas y la maldad de la madre de una pobre criatura de seis años,  a la que termina abandonando en el cieno del negro río Black Snake para que muera, me removieron las tripas como si me hubiera endilgado un chupito de aloe.
 Realmente  la entrada a la historia es brutal y conmovedora y, debo reconocer que, a pesar de ello y porque está muy bien escrito, uno termina por abordar el segundo capítulo y continuar la lectura de las peripecias de este personaje. Porque únicamente hay un gran protagonista. Los demás personajes  son parte del decorado.

 La primera mitad del libro transcurre sobre dos caminos que terminan confluyendo en la historia de esta Rectora, Meredith Neukirchen (curioso apellido), que es "la mujer de barro ".
Uno es la historia (terrible e impresionante) de "la niña de barro". Cómo es "salvada" de la muerte física del barro del río y luego es "salvada" espiritual y moralmente, por los Neukirchen, una amorosa y bien pensante pareja de cuáqueros que se convierten en sus nuevos padres.

El segundo camino (que va intercalándose en el primero, saltando por del presente al pasado) Es la narración de la agobiante y solitaria vida de la Rectora de una prestigiosa universidad que tiene que luchar por mantenerse en el puesto, siendo mujer, en un momento histórico cargado de "patriotismo" (o debiera decir "patrioterismo") por la entrada de los Estados Unidos en la guerra contra "los países del mal".

¿Cómo es realmente esta mujer?. No resulta fácil responder a esta pregunta. 
Por su dolorosa historia, por la amorosa educación cuáquera que le insuflaron los Neukirchen, M.R. es una persona extraordinariamente voluntariosa, trabajadora, amable con todo el mundo que desea, por encima de todo, que los demás la vean como alguien "confiable", "empática", equilibrada y razonable. Es como si permanentemente otra M.R. la estuviera observando y juzgando y ella mantiene un continuo diálogo con esta "sombra" de sí misma.

Pero el lector pronto descubre que M.R. está dominada por imprevistos "impulsos" que la llevan a encontrarse en situaciones anómalas de las que suele salir mal parada. Situaciones poco acordes con la imagen que ella misma quisiera (y lucha denodadamente para ello) dar.

Estas situaciones y el por qué la protagonista se conduce hacia ellas desconciertan al lector. O por lo menos, me desconcertaron a mí. Ahora que he terminado el libro, reconozco que esta conducta poco previsible y aparentamente absurda, es la que confiere a la historia su originalidad.

Porque una de las características de la historia de esta peculiar y enigmática mujer es su permanente carácter de victima a su pesar. A lo largo de su trayectoria es acosada por los hombres y por su propia conducta que se vuelve errática e imprevisible.  Y eso, debo reconocerlo, me ha angustiado muchísimo.
 Léanla y ya me contarán.
 El Molinar de Levante, Palma de Mallorca. A finales de enero del 2015 en una noche de viento y tormenta.









sábado, 24 de enero de 2015

La vida cuando era nuestra. Marian Izaguirre (94)

La vida cuando era nuestra


Marian Izaguirre

 Lumen






Cada vez con mayor frecuencia me encuentro con pequeñas sorpresas. Como si alguien que no conoces te sonríe y te regala una flor o un dulce. La sorpresa es mayor si la persona que te invita te había caído mal en una primera y errónea impresion.

 Y es que si fuéramos sinceros con nosotros mismos y nos despojásemos de esta careta que nos hemos acostumbrado a llevar para "quedar bien", para agradar a los demás, podríamos reconocer de una vez por todas, que estamos mediatizados por nuestros propios prejuicios con los que cargamos desde hace ... ni se sabe. Como no es políticamente correcto tenerlos... simplemente los negamos. Sin demasiado éxito claro está, porque con nuestros actos, nuestras aficiones o nuestros rechazos, se nos ve el plumero.

Esta entradilla viene a cuento de un prejuicio que abrigo (indebido?) respecto a escritores y escritoras españolas que provienen del periodismo, de las tertulias televisivas o que simplemente no conozco porque no he leído ninguna referencia o crítica sobre ellos. Lo sé. Es una idiotez y así no se avanza en conocer nuevas plumas o nuevas expresiones literarias. 
Conozco y respeto a gente que ha optado por un régimen de lectura concreto: “leen autores muertos”. No puedo criticarlos porque me encantan la mayoría de estos autores (otros, no) pero hace un tiempo se me ocurrió releer “Trafalgar” de Don Benito Pérez Galdós y me pareció de un estilo folletinesco y me sorprendió que, en su momento, hace cuarenta años, me encandilara. Nos guste o no, el cine, las series y los nuevos estilos literarios nos han influido y, quizás, contaminado los gustos y preferencias.
Bueno, a lo que íbamos. Tenía esta novela de Marian Izaguirre acumulando polvo en la estantería sin decidirme a echarle un vistazo junto a otras más del mismo género. Tras “La Pensión de Eva” de Camilleri pensé que debía volver a las letras españolas (también me tentaba, como siempre, un libro japonés) y rectificar mi prejuicio si era el caso.

Es el caso.
Sólo la portada me encantó. Un grupo de chiquillos mirando embobados el escaparate de una librería en un ambiente que me recordaba mi década de los cincuenta en Barcelona y una librería-papelería que había en la calle Valencia a la altura del Paseo de San Juan. Yo hubiera podido ser uno de ellos.

Porque esta novela, además de las tres historias superpuestas (como una Matrioska rusa) es un canto al amor a los libros. A los libros en papel. A los libros nuevos y a los de segunda o tercera mano. A sus páginas, a sus lomos, encuadernaciones, olores... etc. Y eso me retrae al pasado. Ese pasado que no existe en realidad pero que aún podemos evocar en nuestra mente con cierta melancolía.

Las tres historias son las de Matías y Lola, la de Alice y Henry y la de Rose “la de cabello de lino”.
Se nos sitúa en el Madrid de principios de los cincuenta. Con sólo este dato ya nos podemos imaginar el contexto en el que malviven Matías y Lola, dueños de una miserable librería situada en un callejón entre la Calle Fernando VI y Barquillo. Como represaliados y perdedores de la guerra civil tienen un panorama de lo más sombrío y sólo el amor que los une puede hacer soportable esta dura realidad.

Alice es inglesa, de edad madura y lleva viviendo en Madrid unos trece años. Viuda de Henry, su gran amor, su historia y su vida pueden recordarnos perfectamente escenas de “Dowton Abbey”, en el caso de que hayan visto algo de esta fantástica (para mí) serie.

Rose “la de chica de los cabellos de lino”, es la protagonista de una novela situada en la Francia e Inglaterra anterior y posterior a la I guerra mundial. Una niña bastarda de un duque inglés que vive situaciones de todo tipo, pero que resulta muy atractiva para el lector.

Dos historias muy distintas y un libro. Es algo así como metaliteratura. Un libro dentro de otro libro, porque el nexo de unión de Lola y Alice es el libro de Rose.

Y no les digo más que, si les gustan los libros, desde su contenido a su continente, les recomiendo éste de esta periodista bilbaína que no conocía pero que, a partir de ahora, seguiré la pista de sus publicaciones

























Una esposa de fiar. Robert Goolrich (104)

Una esposa de fiar
 Robert Goolrich
Salamandra



 Esta es la primera novela de Robert Goolrich. La escribió a sus 52 años. Nacido en Virginia y diplomado en Baltimore viajó durante años por Europa viviendo como artista y pintor. Tardó bastante en darse cuenta que su vocación era contar historias. En una entrevista promocional del Libro dice que le gusta contar historias de gente sencilla. Bueno, pues lo siento, esta novela no tiene nada que ver con la gente sencilla.

1907. Principios del invierno en una pequeña población de Wisconsin. Ralph Truitt, de 52 años, viudo y propietario de prácticamente todas las industrias de la zona, espera con semblante impasible pero con gran inquietud  interior, la llegada de un tren que se retrasa. En él debe llegar su prometida, Catherine  Land de 34 años, a la que nunca ha visto. Su conocimiento y comunicación se han realizado por carta tras la publicación de un anuncio  en el periódico en el que Truitt solicitaba matrimonio con una "esposa de fiar". La respuesta de Catherine fue: " Soy una mujer sencilla y honrada. He visto mucho mundo en mis viajes con mi padre por motivo de mi trabajo en las misiones.He conocido el mundo tal como es y no me hago ilusiones. He visto a los pobres y a los ricos y no creo que les separé siquiera el grosor de un alfiler. Pues los ricos están tan hambrientoas como los pobres. Hambrientos de Dios.".

Y le acompañaba una foto de una mujer de rasgos sencillos,ni bellos  desagradables, Sus grandes ojos claros miraban al fotógrafo sin astucia. Llevaaba un sencillo vestido de cuello redondo desprovisto de adornos. Una mujer corriente.
 Pero la mujer que bajó del tren no era la de la foto. Y, por supuesto, tampoco era la hija de ningún misionero. Atractiva, esquiva y enigmática. Su aceptación de casarse con un hombre 20 años mayor que ella sugiere que tiene un plan oculto. Pero Ralph Truitt también tiene otro.

Este es el arranque de la novela y la verdad es que resulta interesante. Pero... a mi modo de ver el autor, con un esperado afán de causar sorpresa al lector, complica excesivamente los caracteres de los personajes hasta hacerlos figuras no reconocibles como seres humanos. En la parte final de la novela el lector teme encontrarse en un universo de ficción con protagonistas atormentados por el odio, el rencor o la culpa hasta unos extremos melodramáticos.

Es una novela que se deja leer pero que, con el mismo planteamiento, hubiera podido ser mucho más realista.















jueves, 8 de enero de 2015

La trilogía de Toni Hill. (103)

Las novelas negras de un inglés que es catalán

Toni Hill
De Bolsillo

En un principio pensé que se trataba de un seudónimo. Tony Hill lo parece ¿no?. Por otra parte en la novela negra últimamente hay muchos escritores que usan un alias. Benjamine Black es John Banville o J. K. Rowling, la creadora de Harry Potter es Robert Galbraith cuando escribe novelas para adultos y así podríamos hacer una larga lista de seudónimos. Pero ah! sorpresa!. Toni Hill es un inglés, hijo de otro inglés que se estableció en Barcelona y que ha escrito una trilogía de novelas negras en las que el protagonista es un "Mosso d'Escuadra" de origen argentino.

De esta trilogía sólo he podido leer los dos últimos libros: "Los buenos suicidas" y "Los amantes de Hiroshima". Me temo que no hace falta leer el primero "El verano de los jinetes muertos" porque en la última obra se resuelve el enigma principal de la trilogía. Dicho de otra manera: ya sé quién es el asesino y cuando uno sabe ésto ya terminó la motivación de leer una novela negra. Por lo menos a mí me pasa ésto.

Toni Hill tiene una arquitectura en sus novelas que resulta de lo más interesante. Verán. La mayoría de los libros de este género empiezan con un asesinato más o menos horrendo y luego el autor se pasa un tercio de la novela relatando las pesquisas de los policías (que suelen andar bastante perdidos al principio), realizando entrevistas a testigos y familiares (que no conducen a nada) hasta que un hecho fortuito o un fenómeno de tipo "Eureka"!! nos lleva a encontrar un hilo que, al ir tirando de él, resuelve el caso. Pues bien, la parte esa en que andan perdidos los policías suele ser bastante pesadita. Pero Toni Hill lo que hace en cada novela es jugar con dos tramas. Una es la misteriosa desaparición de Ruth. la mujer del Inspector Héctor Salgado, el protagonista y otra es la que da el título a cada una de las tres novelas. De esta forma, la trama principal, la de la desaparición de Ruth, es una constante en los tres libros y sólo se resuelve en el último capítulo de "Los amantes de Hiroshima", la tercera de las novelas. Ello le permite contar en cada libro un caso y, al propio tiempo, mantener la intriga principal un libro tras otro. Cuando la trama del caso de cada libro podría ponerse pesada, salta a la búsqueda de Ruth.

La trama de "Los Buenos suicidas" es la siguiente:



"El director financiero de una compañía de cosméticos mata a su esposa y luego se suicida. Lo que parece un caso de violencia doméstica llevado al extremo se revela como algo mucho más complejo al hallarse indicios que lo relacionan con otra muerte. En el mundo de la empresa, las mentiras son sólo la fachada de un mal mayor porque en la misma empresa empieza a producirse una "epidemia" de suicidios"

Mientras, encerrada en casa por una prematura baja médica, Leire Castro, la pareja de investigación de Héctor, sigue la pista perdida de Ruth y no sospecha que puede destapar peligros que nadie había imaginado."

Me ha parecido mucho más atractiva la lectura de "Los Amantes de Hiroshima".


Primavera de 2011. Unos okupas encuentran dos cadáveres enterrados juntos en una casa abandonada junto al aeropuerto del Prat.

Los análisis revelan que se trata de los cuerpos de Cristina Silva y Daniel Saavedra, una joven pareja desaparecida cuatro años atrás.

El caso tuvo siempre un sospechoso claro: Ferran Badía, ex novio de Cristina y amigo íntimo de Daniel.

A pesar de que los cuerpos nunca fueron hallados, la presión mediática, la ausencia de coartada de Daniel y, sobre todo, su personalidad obsesiva y fría posibilitaron una condena.

Pero el hallazgo ha abierto otras líneas de investigación. El caso cae en manos de Héctor Salgado y su equipo. De fondo, una Barcelona indignada por la crisis política y económica se manifiesta en las calles, denunciando a bancos y partidos políticos en un movimiento que parece haber dado una nueva voz a la opinión pública.

Sospecho que volveremos a saber del Inspector Héctor Salgado en próximos libros. No me los pienso perder.





lunes, 5 de enero de 2015

El balcón en invierno. Luis Landero (102)

El balcón en invierno. 

Luis Landero
Tusquets



Asomado al balcón, debatiéndose entre la vida que bulle en la calle y la novela que ha empezado a escribir pero que no le satisface, el escritor se ve asaltado por el recuerdo de una conversación que tuvo lugar cincuenta años antes, en otro balcón, con su madre. «Yo tenía dieciséis años, y mi madre cuarenta y siete. Mi padre, con cincuenta, había muerto en mayo, y ahora se abría ante nosotros un futuro incierto pero también prometedor.». Este libro es la narración emocionante de una infancia en una familia de labradores en Alburquerque (Extremadura), y una adolescencia en el madrileño barrio de la Prosperidad.
 Probablemente sabrán que al terminar el año se suelen publicar las listas de las mejores novelas que han visto la luz. He consultado algunas de ellas y en muchas aparece citada esta obra, la última de Luis Landero. Me gustó bastante "Absolución" que exponía todos los matices de la relación de un padre con su hijjo. Pero aquí, en "El balcón en invierno" hay muchísima más obra literaria. No en vano Luis Landero está considerado uno de los escritores españoles más completos.

 Esta obra es un homenaje sentido a la palabra escrita como instrumento mágico con el que poder transmitir toda una sinfonía de recuerdos, sentimientos, experiencias vividas y nostalgias por un duro mundo que existió un dia.

 En muchos momentos de la lectura me parecía estar oyendo a Delibes y en otros confieso que tuve que echar mano del diccionario porque me eran desconocidos nombres de aperos, matojos o labores agrícolas. Landero es un gran pintor de lo rural pero también lo es de contrastes de aquel mundo con el urbano y, en concreto con un barrio de Madrid de especial significado para la familia de mi mujer: El barrio de Prosperidad o "la prospe".
Un libro que emociona y conmueve.