Louise Peny
Editorial Salamandra
Descubrí a esta autora canadiense hace aproximadamente un
año cuando leí "Una revelación brutal".
Al principio pensé que era
una autora más de novela negra, sólo que el hielo y la nieve en lugar de
Escandinavia estaba al otro lado del Atlántico.
Me equivoqué. Para nada es una autora al uso.
Su forma de escribir es muy atractiva, pausada, lo justo y
necesario de descriptiva, sin pasarse ni llenar páginas para nada. Sus
personajes están bien construidos: humanos y contradictorios, pero muy sólidos.
Amables, incluso cálidos a pesar el medio ambiente.
El detective Armand Gamache ha sido elegido por muchísimos
medios y lectores como "mi detective favorito" por su humanidad, su
bondad y su sincero afecto por el resto de seres humanos, incluidos los
asesinos a quién persigue.
Cuenta la novela que, cuando empezó su carrera, su jefe
inmediato Emile Comeau le dijo que su conducta no debía olvidar nunca cuatro
frases:
Lo siento. Me he
equivocado. Necesito ayuda. No lo sé.
No las olvidó y cuando se hizo cargo del puesto de inspector
jefe, Gamache se las transmitió a cada uno de sus agentes. Algunos las
aplicaron y otros las desestimaron de inmediato.
Las tramas que escribe Penny no son simples y (por lo menos
en las dos novelas que he leído de las once que tiene escritas) no se limita a
un caso policial, sino que hay varios que simultanean y se entrecruzan implicando
a diferentes personajes de su equipo y de los lugares en donde se desarrolla la
acción.
“Enterrad a los muertos” es su novela más premiada. No os
voy a aburrir por la lista de premios pero he contado trece, además de la
medalla de oro de Quebec por la difusión que ha hecho de su cultura y su
historia.
Lo de los muertos viene a cuento de las tres tramas de la
novela: Una es la corrección de los errores de la historia que se narra en “Una
revelación brutal” por la que la policía metió a la cárcel a un inocente en la idílica
población de Three Pines. La segunda es el atentado terrorista de la central
hidráulica del Rio Grande en donde murieron cuatro policías de su equipo y en
el que el propio Gramache y su segundo Beauvoir quedaron gravemente heridos y
la tercera es la que se desarrolla en el propio Quebec.
Quebec fue fundada en 1606 por el explorador francés Samuel
Champlain y una figura mítica para los quebequeses y nadie, en estos cuatrocientos
años, ha podido descubrir su tumba. Un arqueólogo aficionado, Augustín Renaud,
se ha pasado toda su vida obsesionado con hallar esta tumba. A lo largo de los
años ha irritado a toda la población abriendo agujeros sin permiso en los sótanos
de iglesias, conventos, cementerios, restaurantes y, de pronto, es hallado
asesinado precisamente en el sótano de la principal institución cultural de la
minoría anglófona de Quebec: La Sociedad Literaria e Histórica. Gramache se
encuentra en la ciudad reponiéndose de las heridas físicas y psicológicas del
atentado y ayuda a la policía local. Es interesantísimo cómo Penny describe y
profundiza en las tensiones (eternas?) entre las dos comunidades. Me recuerda
vagamente a algunos de nuestros propios problemas territoriales.
Estas novelas me resultan impresionantes por su microcosmos
y cómo nunca hay cabos sueltos o tramas poco creíbles. Todo fluye, suavemente.
Uno no puede dejar de leer. Hipnotizado.
Pero sucede. La Gran Guerra de 1914 lo pone todo patas arriba y los alemanes terminan por entrar a sangre y a fuego en esta balsa de aceite. Se desmorona el orden social.
Una pequeña reflexión. Ha sido mera casualidad que haya leído estos dos libros (el japonés y el francés) seguidos en el tiempo. El primero es el desmoronamiento del orden social, económico y cultural de Japón por la Segunda Guerra Mundial. El segundo trata, en realidad, de lo mismo provocado por la Primera Guerra pero en occidente. La mutación, el cambio brusco de dos sociedades por mor del desatino de los hombres.
Un regalo que no esperabas
No esperemos mucho más, pero tampoco menos, dada la época.
Mágico, sombrio,
impenetrable
Joyce Carol Oates
Es una colección de cuentos de amplitud y temática muy
variable. Trata de temas tales como el amor, el dolor, la incertidumbre y
también la ironía que acechan la vida de cualquiera de nosotros. Los vínculos
eróticos que surgen del miedo, la gratitud o la distancia; la vulnerabilidad de
una mujer temerosa de que su marido esté desapareciendo de su vida; un
nacimiento que trae consigo el final de una relación, o el polémico relato que
da título al libro, donde el anciano poeta Robert Frost recibe la visita de una
inquietante joven que sabe más de lo que debería.
Otras novelas de esta escritora me han gustado mucho (“Una
hermosa doncella”, por ejemplo) y otros no tanto (“Infiel”) pero hay que
reconocer que esta eterna candidata al Nobel es asombrosa cuando escribe
relatos cortos. Para mí su mayor don es su capacidad para crear personajes
ambiguos, contradictorios, inseguros... es decir: reales.
Me la aconsejó una amiga del fondo del tiempo y debo agradecérselo
porque lo he disfrutado realmente.
Sumotori
Gail Tsuykama
No sé muy bien el por qué. de forma más o menos aleatoria,
me pega el mono de leer autores japoneses. En este sencillo blog he reseñado a
bastantes pero ésta, Gail Tsuykama, no lo conocía. Se trata de una escritora
californiana hija de madre china y padre japonés de 59 años de edad que ha
escrito seis novelas ambientadas tanto en China como en Japón.
Le he dado bastantes vueltas al por qué me fascinan estas
novelas y he llegado a la conclusión que lo hacen porque me parecen de ciencia
ficción. La sociedad, las costumbres, la religión, su visión de la vida y de la
muerte me son tan extrañas que podrían pertencer a otro mundo, a oro planeta.
¡Pero son de éste!. ¡Están muy lejos físicamente, pero muy próximos en la aldea
global!. Si pudiera, podría ir a este mundo tan increíble.
En esta novela podemos contemplar dos caras de este mundo:
la de antes de la II Guerra Mundial y la de después. ¡Eso si que fue un cambio
brutal!. Parecen sociedades radicalmente distintas pero lo que nos enseña la
novela es que se mantuvieron algunas cosas que venían de dos mil años de
antigüedad. No es una casualidad que los dos hermanos protagonistas, Hiroshi y
Kenji, dediquen su vida al sumo, el tradicional deporte nipón, y a las máscaras
de teatro Noh. Son como puentes entre el antes y el después de que el Japón
fuera arrasado por las bombas incendiarias y las nucleares.
Si os gusta esta literatura y este extraño mundo, hay que
leerlo.
Los bienes de este mundo
Irène Némirovsky
Esta novela fue publicada en fascículos en un semanario con
el título de "Obra inédita de una mujer joven" para eludir la
prohibición del gobierno de Vichy de que los judíos trabajasen. Posteriormente
se publicó en 1947 cuando su autora ya había perecido en Auschwitz.
Siempre se ha considerado este libro como el prólogo de su
gran obra "Suite Francesa" que ya hemos reseñado.
Aquí Némirovsky arranca con la pormenorizada descripción de
una sociedad burguesa del noroeste de Francia en donde las tradiciones y las
costumbres pasan de generación en generación (especialmente por la via materna)
y en donde el futuro es totalmente previsible dentro de una dulce rutina y en
la que es impensable que pueda suceder algo que lo transtorne.
Pero sucede. La Gran Guerra de 1914 lo pone todo patas arriba y los alemanes terminan por entrar a sangre y a fuego en esta balsa de aceite. Se desmorona el orden social.
El protagonista, Pierre Hardelot, heredero de una importante
industria papelera, había desafiado la dictadura de su abuelo (un auténtico
señor feudal en pleno en el siglo XX que gobierna el pueblo, familias y
haciendas como si fuera un dios) casándose con Agnés en lugar de la rica
heredera elegida previamente para él. Todo ello sucede poco antes de la
catástrofe que arrasa con todo.
La novela no se detiene mucho en batallas, heroicidades y
duelos, sino que se centra más en la derrota social que en la histórica. El
devenir de estos personajes y de sus bienes (sobre todo de sus bienes) es lo
que a Némirovsky le interesa y lo que mantiene al lector pegado al texto.
Una pequeña reflexión. Ha sido mera casualidad que haya leído estos dos libros (el japonés y el francés) seguidos en el tiempo. El primero es el desmoronamiento del orden social, económico y cultural de Japón por la Segunda Guerra Mundial. El segundo trata, en realidad, de lo mismo provocado por la Primera Guerra pero en occidente. La mutación, el cambio brusco de dos sociedades por mor del desatino de los hombres.
Un regalo que no esperabas
Daniel Glattauer
Este autor alemán pegó un gran pelotazo editorial con sus
dos primeras novelas: "Contra el viento del Norte" y "Cada siete
olas" en las que relata de una forma muy original el enamoramiento y la
relación de un hombre y una mujer a través de emails.
A partir de ahí, cada año nos escribe un "libro de
verano" con la cadencia en la que antes se lanzaba "la canción del
verano".
Libros para la playa, entretenidos, fábulas para leer
sonriendo.
No esperemos mucho más, pero tampoco menos, dada la época.
Gerold Plassek lleva una vida fácil basada en tres
principios: cansarse lo menos posible, permanecer en la sombra y atrincherarse
tras una cómoda rutina. Trabaja en un periódico de distribución gratuita, donde
se ocupa, sin grandes ambiciones, de las «Noticias breves del día». El resto
del tiempo lo pasa en el Zoltan’s Bar, que casi se ha convertido en una
prolongación de su propio salón.
Cuando descubre la existencia de su hijo Manuel, de catorce
años, del que tiene que hacerse cargo durante unos meses, Gerold ve peligrar su
plácida vida. Por si fuera poco, se ve involucrado en una serie de donaciones
anónimas que lo sitúan como a un héroe a los ojos de todos, especialmente de su
hijo Manuel. ¿Quién puede ser el misterioso donante? ¿Y por qué ha implicado a
Gerold?
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