“La Intrusa” de Eric Faye. Una historia real sucedida en
el Japón de una mujer deshauciada que se esconde en el armario de la cocina de
un funcionario y vive allí más de un año. La temática es semejante a la del último
libro de Juanjo Millás.
En el
grupo de lectura estamos leyendo "La
Hondonada” de Jhumpa Lahiri, la norteamerricana (aunque creo que nació en
UK) de origen bengalí que obtuvo un Pulitzer.
Me ha parecido impresionante.
Siempre en la linea de comparar continuamente las dos culturas. Pero aquí trata
de los sucesos terroristas de 1948 tras la separación de Pakistán.
Pero el contexto geográfico no es importante. Lo son los cuatro personajes: Subhash, su hermano Urdayán, la mujer de éste Gauri y la hija de ambos, Bela. Todos son seres heridos y maltrechos de por vida por el asesinato de Udayan por la policía de Calcuta a raíz de los sucesos terroristas de los que antes hablábamos. Aunque Subhash se casa con Gauri (ya embarazada de Bela) y se la lleva a Rhode Island para protegerla, el impacto que causa que Gauri abandone de improviso al marido y a la hija y que no se sepa nada de ella en 20 años, es el nudo del conflicto.
Muy pero que muy impresionante.
También
os recomiendo una autora israelí, desgraciadamente ya fallecida. Su nombre es
Batya Gur y es una especie de PD James judía. Sus novelas son de género policiaco
pero eso es los de menos. Lo que hace es tomar un tema como contexto de la
historia y lo analiza con total profundidad. En este sentido me ha gustado
mucho "Asesinato en el
kibbuth". Siempre me había preguntado qué eran esas extrañas cooperativas.
Resulta que son mucho más que eso. Me ha dejado perplejo que el 3% de los israelíes
aún vivan en ellos.
Un
libro que me parece imprescindible es “El
Intocable” de John Banville. (Aquí usa su verdadero nombre y no el de Benjamin
Black que es el que emplea en sus novelas negras. También buenísimas, por
cierto).
Retrata con increíble prosa la historia del grupo de intelectuales,
elitistas y (casi todos) homosexuales de Cambridge y Oxford que, en los años 30
y siguientes espiaron para la Unión Soviética.
Gentes a las que todo les
importaba muy poco. Sólo la diversión y ellos mismos. “Todo era egoísmo, desde
luego. Nos tenía sin cuidado el mundo, por más que exigiéramos libertad y
justicia y denunciábamos la difícil situación de las masas. Todo era egoísmo”.
Muy interesante.
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