El juego de la luz
Louise Penny
Clara Morrow lleva muchos años trabajando en el más absoluto
anonimato como pintora aficionada en Three Pines, un tranquilo pueblecito de
las afueras de Montreal. Así que, cuando el Musée d’Art Contemporain de la
capital decide acoger una exposición sobre su obra, Clara no da crédito a la
noticia. La sensación de irrealidad y los nervios que la atenazan la noche del vernissage se prolongan en la cena
que ofrece en su casa para amigos y miembros del mundillo artístico. Sin
embargo, este torbellino de emociones sólo será el preludio de una velada
dramática: al día siguiente de la celebración, aparece el cadáver de una mujer
en un rincón del jardín. Y no es una persona cualquiera: se trata de Lillian
Dyson, quien no sólo es una reconocida crítica de arte capaz de arruinar una
carrera, sino que también había sido la mejor amiga de Clara desde la infancia,
hasta que una fuerte disputa las separó durante años. ¿Qué hacía en esa fiesta
a la que no había sido invitada? ¿Por qué y quién la ha matado? Son preguntas
elementales con las que Armand Gamache inicia la investigación, acompañado de
Jean-Guy Beauvoir e Isabelle Lacoste, sus dos ayudantes más próximos.
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Para mí Louise Penny es fantástica. Nacida en Toronto en 1958 trabajó muchos años en ls Radio y Televisión canadiense pero sus éxitos, premios y cabeceras de libros más leídos empezaron con "Naturaleza muerta" en 2005 con la que arrancaba la serie del inspector Armand Ganache y el microcosmos de una pequeña población imaginaria llamada Three Pines supuestamente situada al este de Montreal. Desde entonces ha recibido un montón de premios. Algo tendrá el agua cuando la bendicen y es que Louise Penny ha acertado de lleno con sus personajes, sus tramas y un estilo de fácil lectura, directo y sin florituras.
La serie consta de siete novelas pero (que yo sepa) sólo se han publicado cuatro en España: "Naturaleza muerta", "Una revelación brutal" (que es la que ha tenido más premios), "Enterrad a los muertos" y ésta última, "El juego de la luz"
Normalmente las series de novelas negras pueden leerse independientemente del orden cronológico en que se publicaron.
En esta serie podría aplicarse este criterio pero debo adelantar que las tres últimas tienen una cierta relación en tanto siguen las vidas de los principales protagonistas. Por ejemplo, en esta última, se citan en numerosas ocasiones unas graves lesiones que sufrieron tanto el inspector-jefe Gramache como su segundo al mando, Jean-Guy Beauvoir. Lo ocurrido se narra en una novela anterior, "Enterrad a los muertos". Y así en muchos casos en los que parece que Louise Penny no entra en detalles porque supone (supongo yo que supone) que el lector ya ha leído las anteriores novelas.
En otras palabras: aconsejo que antes de leer "El Juego de la luz" se lean las anteriores. Tampoco pasa gran cosa si no lo hacen. Sólo es un consejo para que disfruten del todo de las tramas y de los avatares de los personajes.
Para ayudarles un poco, les copio las descripciones de los principales personajes de la serie. Lo he sacado de una web fantástica: "Mis detetives favoritos"
Armand Gamache es inspector jefe de homicidios de la Sûreté de Quebec, Canadá.
Tiene 50 y pico años y está casado desde hace 22 con Reine-Marie, a la que confía todos sus problemas. Viven en el quartier de Outremont de Montreal y tienen dos hijos, ya mayores, y nietos.
Pelo entrecano, bigote bien cuidado, profundos ojos marrones oscuro, gafas de medialuna. Es alto y grande. Viste con elegancia: traje de tres piezas, corbata, abrigo Burberry, gorra de tweed. Le gusta la poesía.
Su carrera está estancada desde hace años por negarse a jugar el juego de los que medran.
Es paciente y compasivo. Es bueno observando y escuchando lo que dice la gente, sus palabras, su tono, lo que callan. Sabe que el crimen es humano y para resolverlo debe conectar con los humanos involucrados, investiga yendo hacia el pasado, cree que lo que mata no son las armas sino un sentimiento escondido en el interior del homicida, una emoción rancia y descompuesta. Conoce la crueldad, la desesperación y el horror. La muerte violenta le sigue desconcertando. Le gusta el trabajo en equipo y ofrece a los novatos su ayuda.
Sus compañeros:
Normalmente las series de novelas negras pueden leerse independientemente del orden cronológico en que se publicaron.
En esta serie podría aplicarse este criterio pero debo adelantar que las tres últimas tienen una cierta relación en tanto siguen las vidas de los principales protagonistas. Por ejemplo, en esta última, se citan en numerosas ocasiones unas graves lesiones que sufrieron tanto el inspector-jefe Gramache como su segundo al mando, Jean-Guy Beauvoir. Lo ocurrido se narra en una novela anterior, "Enterrad a los muertos". Y así en muchos casos en los que parece que Louise Penny no entra en detalles porque supone (supongo yo que supone) que el lector ya ha leído las anteriores novelas.
En otras palabras: aconsejo que antes de leer "El Juego de la luz" se lean las anteriores. Tampoco pasa gran cosa si no lo hacen. Sólo es un consejo para que disfruten del todo de las tramas y de los avatares de los personajes.
Para ayudarles un poco, les copio las descripciones de los principales personajes de la serie. Lo he sacado de una web fantástica: "Mis detetives favoritos"
Armand Gamache es inspector jefe de homicidios de la Sûreté de Quebec, Canadá.
Tiene 50 y pico años y está casado desde hace 22 con Reine-Marie, a la que confía todos sus problemas. Viven en el quartier de Outremont de Montreal y tienen dos hijos, ya mayores, y nietos.
Pelo entrecano, bigote bien cuidado, profundos ojos marrones oscuro, gafas de medialuna. Es alto y grande. Viste con elegancia: traje de tres piezas, corbata, abrigo Burberry, gorra de tweed. Le gusta la poesía.
Su carrera está estancada desde hace años por negarse a jugar el juego de los que medran.
Es paciente y compasivo. Es bueno observando y escuchando lo que dice la gente, sus palabras, su tono, lo que callan. Sabe que el crimen es humano y para resolverlo debe conectar con los humanos involucrados, investiga yendo hacia el pasado, cree que lo que mata no son las armas sino un sentimiento escondido en el interior del homicida, una emoción rancia y descompuesta. Conoce la crueldad, la desesperación y el horror. La muerte violenta le sigue desconcertando. Le gusta el trabajo en equipo y ofrece a los novatos su ayuda.
Sus compañeros:
- Jean Guy Beauvoir, 35 años, apuesto, lleva 10 trabajando con Armand que le rescató de un puesto en los archivos donde le habían destinado por sus hostilidades con superiores y compañeros. Es su brazo derecho y el sabueso del grupo
- Isabelle Lacoste, trabajó en tráfico, fuerte, decidida, metódica, inteligente, con gran sentido del humor, es la cazadora del grupo.
Tras ellos hay un equipo de más de cien personas.
Como he señalado anteriormente, el pueblecito de Three Pines no existe, pero aquí tienen un mapa y los lugares reales en los que se han inspirado la autora para describir los diferentes puntos emblemáticos del relato.
Pero vayamos a la novela. En toda la serie hay un conjunto de temas que se repiten: el arte, la naturaleza, la historia de Montreal, la dualidad del ser humano... Una de las cuestiones filosóficas (o pseudofilosóficas) que se plantean es si el ser humano, a lo largo de su vida es capaz de cambiar.
El título "El juego de la luz" tiene que ver con todo ésto, pero específicamente se refiere a la noción de claroscuro en el arte. La novela arranca con una exposición de cuadros de una de las protagonistas de la serie, Clara Morrow. Hay un retrato que atrae la atención de todos los presentes. Es el de una anciana cuya cara revela desesperanza y reprobación. La pintona no se había limitado a pintar una vieja enfadada sin más. Había pintado a la Viergen María en los últimos años de su vida: olvidada , sola en un mundo cansado y receloso de los milagros. Miraba con rabia una estancia llena de gente prometedora que bebía buen vino. Gente que pasaba de largo. El cuadro se titulaba "Naturalera muerta". Uno de los marchantes más famosos de Montreal mira el cuadro y se pregunta por qué de ese nombre:
Hay que señalar que esta novela no hubiera podido desarrollarse en Montreal, por ejemplo. Louise Penny crea el pequeño escenariio de Three Pines como una pecera en la que coloca a todos los personajes que son una docena, más o menos. Gamache, Beauvoir y Isabelle Lacoste pescan en esa pecera. El sistema de Agatha Christie: todos los sospechosos encerrados en un tren, en un castillo de un noble, etc. Y como ella también termina la novela con todos reunidos y el inspector Poirot (Gamache) diciéndoles: "El asesino está en esta sala". Tachán!.
Da la impresión que el asesinato de Lillian, la crítica malvada, es una simple excusa para que la autora reflexione sobre otros temas más complejos: el arte y los artistas; el odio, el rencor y la posibilidad del perdón; la redención, posible o no, del que ha tocado fondo en el abismo del alcoholismo y, sobre todo, el virus de la envidia y la falta de seguridad en uno mismo. Sobre todo ésto y alguna cosa más, va el libro.
Como ya he dicho antes, junto a la trama principal del asesinato de Lillian Dyson, cuelgan restos de otras tramas que vienen de novelas anteriores de la serie: las consecuencias del desastre en la fábrica que se llevó por delante a cuatro jóvenes policías y dejó malheridos a Gamache y Bauvoir, y la tensión amorosa entre este último y Annie, la hija de Gamache. Ambas tramas quedan en el aire para la próxima entrega que, esperemos, no se haga esperar mucho.
Como he señalado anteriormente, el pueblecito de Three Pines no existe, pero aquí tienen un mapa y los lugares reales en los que se han inspirado la autora para describir los diferentes puntos emblemáticos del relato.
Pero vayamos a la novela. En toda la serie hay un conjunto de temas que se repiten: el arte, la naturaleza, la historia de Montreal, la dualidad del ser humano... Una de las cuestiones filosóficas (o pseudofilosóficas) que se plantean es si el ser humano, a lo largo de su vida es capaz de cambiar.
El título "El juego de la luz" tiene que ver con todo ésto, pero específicamente se refiere a la noción de claroscuro en el arte. La novela arranca con una exposición de cuadros de una de las protagonistas de la serie, Clara Morrow. Hay un retrato que atrae la atención de todos los presentes. Es el de una anciana cuya cara revela desesperanza y reprobación. La pintona no se había limitado a pintar una vieja enfadada sin más. Había pintado a la Viergen María en los últimos años de su vida: olvidada , sola en un mundo cansado y receloso de los milagros. Miraba con rabia una estancia llena de gente prometedora que bebía buen vino. Gente que pasaba de largo. El cuadro se titulaba "Naturalera muerta". Uno de los marchantes más famosos de Montreal mira el cuadro y se pregunta por qué de ese nombre:
"Ah! Ya veo, dice. En los ojos.
Clara la había
representado en el papel de una Virgen María abandonada y beligerante.
Consumida por la edad y la rabia, por resentimientos reales y fabricados. Por
amistades avinagradas. Por derechos negados y amor no dispensado. Pero también
había algo más. Una insinuación vaga en aquella mirada cansina. Algo que en
realidad no se veía; más bien una promesa. Un rumor en la distancia.
Entre todas las
pinceladas, todos los elementos, todo el color y los matices del retrato, había
un detalle diminuto y crucial. Un único punto blanco.
En los ojos.
Clara Morrow había
pintado el momento en el que la desesperación se convertía en esperanza."
El marchante lo comenta con el Inspector-jefe Gramache:
"François
Marois retrocedió medio paso e inclinó la cabeza con seriedad.
—Es
extraordinario. Hermoso. —Entonces se dirigió a Gamache—. A menos que se trate
de una artimaña.
—¿A
qué se refiere? —preguntó Gamache.
—Tal
vez no sea esperanza —explicó Marois—, sino simplemente el juego de la luz.
Toda la novela gira alrededor es este pensamiento: lo que vemos es esperanza o es un truco porque la gente mala no puede cambiar. Tanto las obras como la vida misma están hechas de la combinación de la luz y la oscuridad y a menudo la luz es tan obvia que esconde la oscuridad.
Hay que señalar que esta novela no hubiera podido desarrollarse en Montreal, por ejemplo. Louise Penny crea el pequeño escenariio de Three Pines como una pecera en la que coloca a todos los personajes que son una docena, más o menos. Gamache, Beauvoir y Isabelle Lacoste pescan en esa pecera. El sistema de Agatha Christie: todos los sospechosos encerrados en un tren, en un castillo de un noble, etc. Y como ella también termina la novela con todos reunidos y el inspector Poirot (Gamache) diciéndoles: "El asesino está en esta sala". Tachán!.
Da la impresión que el asesinato de Lillian, la crítica malvada, es una simple excusa para que la autora reflexione sobre otros temas más complejos: el arte y los artistas; el odio, el rencor y la posibilidad del perdón; la redención, posible o no, del que ha tocado fondo en el abismo del alcoholismo y, sobre todo, el virus de la envidia y la falta de seguridad en uno mismo. Sobre todo ésto y alguna cosa más, va el libro.
Como ya he dicho antes, junto a la trama principal del asesinato de Lillian Dyson, cuelgan restos de otras tramas que vienen de novelas anteriores de la serie: las consecuencias del desastre en la fábrica que se llevó por delante a cuatro jóvenes policías y dejó malheridos a Gamache y Bauvoir, y la tensión amorosa entre este último y Annie, la hija de Gamache. Ambas tramas quedan en el aire para la próxima entrega que, esperemos, no se haga esperar mucho.
¡Hola! Me gustó mucho "Una revelación brutal" Es el único que he leído y me gustó tanto la ambientación, el pueblecito de Three Pines. En ocasiones me venía a la cabeza la serie "Doctor en Alaska", ese tipo de ambiente
ResponderEliminarSaludos