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sábado, 17 de septiembre de 2016

Crónicas de pobres amantes. Vasco Patrolini

Crónicas de pobres amantes
Vasco Patrolini



Esta es la novela que ha impuesto el nombre de Vasco Pratolini como uno de los narradores humanamente más ricos de nuestro tiempo. Cuadro inolvidable de la Florencia de los primeros años del fascismo, el centro y escenario principal de la acción es una pequeña calle cercana al Palazzo Vecchio: la via del Corno. Allí, un apretado mundo de personajes populares teje sus historias privadas y públicas. Son hombres y mujeres cuyas vidas se entrecruzan y se iluminan, abriéndose a la esperanza y al amor o replegándose en el infortunio y la muerte. Esta epopeya cotidiana está narrada con la frescura sentimental, el colorido y la fuerza vital que sólo puede imprimir un auténtico «contador de historias».

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Un amigo de un amigo que trabajaba en una conocidísima librería multinacional y que era poseedor de una amplia cultura literaria, le dijo un día: "He decidido que sólo vale la pena leer a los autores muertos". Una afirmación radical y provocadora pero no exenta de cierta razón. ¿Tiene sentido leer hoy una obra publicada en 1947?. La respuesta es sí, si es buena. Y ésta es una gran novela.

Vasco Pratolini fue uno de los mayores representantes del neorrealismo  italiano. La mayoría de sus obras son autobiográficas y sus historias tienen el sabor de lo auténtico, de los verdadero. No se obsesiona en el estilo. En el cómo lo cuenta, porque lo importante es lo que cuenta. Sus obras se sostienen por sus personajes, dibujados con detalle, con cariño y con pena. Quizás otro autor pondría más el acento en el contexto en el que se desarrolla la acción (en este caso, los cinco primeros años del fascismo), pero él no lo hace. En toda la novela ni siquiera se cita a Mussolini. El fascismo es un inconveniente más entre los que tratan de sobrevivir gentes que han pasado de la estrechez a la pobreza. Un microcosmos de seres que aman desesperadamente, que luchan por vivir un día más sin ninguna esperanza de que cambie nada en sus vidas si no es a peor.

El realismo de Pratolini siempre se viste de poesía:

"Por las calles el amanecer era frío, la niebla envolvía las casas: un otoño rígido que anticipaba el invierno. En la lechería Mogherini, en via dei Neri, el mozo estaba levantando el cierre. Ugo y Gesuina entraron para calentarse y para ordenar las ideas. Y lo primero que hicieron, al sentarse a la mesa, fue besarse en la boca."

Sí. Tengo que leer más a los autores muertos.

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