Nos vemos allá arriba
Pierre Lemaitre
Salamandra
Faltan pocos días para el armisticio. Estamos en noviembre
de 1918 y los soldados ya solamente se dedican a pensar en volver a casa. Uno
de estos soldados es Albert Maillard que ya acaricia con la mente el pelo de su
novia. Sin embargo, el teniente d´Aulnay-Pradelle, hambriento de fama, ordena
una absurda ofensiva que terminará con el pobre Albert enterrado. Édouard
Pericourt, otro soldado proveniente de una familia adinerada, logrará salvar a
Albert a costa de quedar terriblemente mutilado.
Comienza así una historia de amistad entre
los dos hombres puesto que el malogrado Édouard no querrá volver a casa ya que
se niega a reencontrarse con su hermana y especialmente con su padre, con quien
nunca se llevó bien. Albert se hará cargo de él hasta el punto de fingir la
muerte de su amigo. Juntos comenzarán una vida llena de embustes en el París de
la posguerra donde los excombatientes empiezan a ser olvidados.
Por otra parte, caprichos del destino
harán que Pradelle, el malvado teniente que también es un aristócrata venido a
menos, se case con la hermana de Édouard para alcanzar un nuevo estatus social.
En esta nueva guerra por sobrevivir para nuestros
protagonistas, Édouard tendrá una idea que aterrará en principio a su amigo y
compañero de armas: van a vender monumentos para los caídos pero no los van a
hacer. Todo será un timo. Comienza así uno de los engaños más grandes de la
historia y que servirá para darle una lección a todos aquellos que no sufrieron
la guerra.
Cuando a Pierre Lemaitre le diceron el Premio Goncourt el año pasado por esta novela le hicieron una enorme cantidad de entevistas, como es lógico. De todas ellas me gustó especialmente la que le dedicó "El País" el 14 de mayo del año pasado con el título "La Gran Guerra, sangre, trincheras y picaresca".
Que la Primera Guerra Mundial fue un despropósito absoluto desde el arranque hasta las consecuencias (que fueron la semilla de la Segunda) es algo conocido. Palabras como masacre, trinchera, heroismo inútil y países en ruinas son corrientes en las historias de esta guerra. Pero esta novela aporta un nuevo ángulo. Una nueva perspectiva a escenas ya muy manidas: la picaresca.
y este detalle es el que precisamente destaca Pierre Lemaitre en la entrevista.
y este detalle es el que precisamente destaca Pierre Lemaitre en la entrevista.
En esta novela no hay buenos y multitud de malos. También hay incompetentes, mezquinos, adanes y asesinos. Y mucha ambición de esa que se nutre de los medios para justificar el fin. Gente que lucha como puede con los recursos que tiene para no perecer.
Los dos principales protagonistas, Ëdouard y Albert son fundamentalmente supervivientes y no sólo de la guerra, de la que salen bastante heridos de cuerpo y alma, sino sobre todo son supervivientes de la postguerra porque tras el armusticio se inició una nueva lucha sin balas, pero en la que era necesario sobrevivir. La Gran Guerra es algo así como el prólogo de la novela
Lemaitre confiesa que de las dos estafas que son el nudo de la narración, una es real y fue un escándalo mayúsculo y la otra es una ficción literaria. Pero ambas sirven para desenmascarar (entre paréntesis, la palabra "máscara" es clave en la novela) la podredumbre que puede esconderse detrás de la gran palabrería emocional de "patria", "héroes caídos", grandes victorias de un pueblo guerrero", etc. etc.
Albert es un pobre hombre en el sentido literal de la palabra. Cobarde, indeciso, perenemente angustiado, apocado y tímido. Lo salvó "in extremis" de morir enterrado vivo Edouard y este rescate le costó mucho dolor, fealdad física y ostracismo. Pero es un hombre brillante, ingenioso, encantador y un absoluto irresponsable al que no le importa en absoluto ni el dinero ni el futuro.
Frente a ambos se yergue d´Aulnay-Pradelle, el "malo" (siempre me han gustado las películas, las novelas y los partidos políticos que descubren un malo al que golpear y linchar) con su ambición desatada, su adanismo y su total y absoluta falta de escrúpulos.
La dialéctica entre tan variopintos personajes, puestos en el contexto de una postguerra pavorosa es el desarrollo de la novela.
Lo único que no he comprendido es el por qué del título ni la portada. No sale un solo aviador en las cuatrocientas páginas del libro.
Albert es un pobre hombre en el sentido literal de la palabra. Cobarde, indeciso, perenemente angustiado, apocado y tímido. Lo salvó "in extremis" de morir enterrado vivo Edouard y este rescate le costó mucho dolor, fealdad física y ostracismo. Pero es un hombre brillante, ingenioso, encantador y un absoluto irresponsable al que no le importa en absoluto ni el dinero ni el futuro.
Frente a ambos se yergue d´Aulnay-Pradelle, el "malo" (siempre me han gustado las películas, las novelas y los partidos políticos que descubren un malo al que golpear y linchar) con su ambición desatada, su adanismo y su total y absoluta falta de escrúpulos.
La dialéctica entre tan variopintos personajes, puestos en el contexto de una postguerra pavorosa es el desarrollo de la novela.
Lo único que no he comprendido es el por qué del título ni la portada. No sale un solo aviador en las cuatrocientas páginas del libro.
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