Los hermanos Burguess
Elizabeth
Strout
El Aleph
Aunque se trata de un libro de hace dos años, me permito recomendarlo
para esta Feria del libro porque es una novela extraordinaria.
Elizabeth Strout ganó el Premio Pulitzer de novela en 2009 con su
maravillosa “Olive Kitteridge” que posteriormente se convirtió en serie
televisiva interpretada por la fantástica Frances McDormand.
He leído la versión catalana de la editorial 1984
con una traducción impecable de Marta Pera Cucurell que me ha obligado a echar mano
del diccionario en numerosas ocasiones, cosa que he hecho con placer.
Elizabeth Strout sabe como nadie crear personajes complejos,
contradictorios, angustiosos y muy humanos. Se centra siempre en los problemas
de la familia. En concreto en la familia americana moderna. Y estos personajes
no permanecen estáticos, de una pieza, como muñecos, sino que evolucionan a lo
largo de la narración.
En este caso los hermanos Burgess son Jim, Bob y Susan. Estos
últimos son gemelos y Jim, les lleva cuatro años. El otro protagonista de la
novela es Shirley Falls, un pequeño pueblo imaginario del Estado de Maine, que
al ir desindustrializándose ha ido perdiendo población joven y ganando
inmigrantes (en este caso somalíes) que huyen de las masacres y hambrunas de su
país, buscando un refugio más seguro.
Al inicio de la novela, Jim y Bob ya han marchado de Shirley
Falls y se han instalado en Nueva York, mientras Susan y su hijo Zach se ha
quedado. Jim es el prototipo de abogado ganador. Se ha casado con Hellen una
mujer rica y sumisa que le ha dado dos hijos que ya estudian en la universidad
fuera de casa. Bob es la otra cara de la moneda. Separado, alcohólico,
inseguro, triste que se deja humillar continuamente por su hermano triunfador
sin mostrar ninguna resistencia. Susan tampoco es la alegría de la huerta.
Divorciada de un descendiente de suecos (que ha terminado por regresar a su
país de origen) no ha sabido encontrar su lugar en el mundo tras quedar sola
con su hijo al que ha tenido que educar sin ayuda de nadie. Contrariamente a lo
que se suele decir de los gemelos, Bob y Susan no se soportan y Jim mira con
arrogancia y desprecio, no sólo a sus hermanos, sino a todo aquel que se atreva
a no rendirle homenaje constante.
El gran secreto de estos personajes es la muerte accidental
del padre. Los tres hermanos de 8 y 4 años estaban sentados en el coche situado
en pendiente mientras el padre estaba abriendo una verja, cuando Bob jugando
con el cambio de marchas, liberó el coche que bajó rodando la cuesta
atropellando y matando al padre. Una desgracia que los marcó a todos por vida.
Toda la tensión de estos seres estalla cuando Zach, el hijo
de Susan, lanza una cabeza de cerdo congelada dentro de la mezquita de los
inmigrantes somalíes. Una provocación que adquiere carácter político y acentúa
a su vez las tensiones de un pueblo que se debate entre lo políticamente
correcto y la repulsa interior a convivir con gentes de otra cultura, religión
y color.
El tristre, solitario y casi autista Zach se enfrenta a una
pena de cárcel por lo que ha hecho.
Este es el planteamiento de la novela, pero su desarrollo y complejidad
es el gran atractivo de la misma.
No comprendo cómo Woody Allen no ha comprado los derechos. Le saldría una película de las suyas. De las que nos gustaban antes.
Por favor, si pueden, léanla-
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