La última confidencia del escritor Hugo Mendoza
Joaquín Camps Torres
Planeta
El atractivo profesor de literatura Víctor Vega decide
aceptar la insólita propuesta que le hace la viuda del escritor Hugo Mendoza:
investigar si, a pesar de que su muerte fue rigurosamente certificada, su
marido sigue vivo y averiguar quién envía, cada tres de diciembre, un nuevo
manuscrito del escritor fallecido. Con sus pesquisas Víctor desvelará misterios
que pondrán en peligro su vida, pero lo hará acompañado de una bella y
enigmática mujer de la que se enamorará irremediablemente. Paloma, una histriónica
experta en matemáticas, y Santa Tecla, monja de clausura que además es un genio
informático, también arroparán a Víctor en esta trepidante novela plagada de
enigmas.
Mi amigo Pep, cuando leyó mi última reseña sobre el libro "Alex" de Pierre Lemaitre, me mandó un correo diciendo que iba a leerla y me recomendaba este libro de Joaquín Camps que le había gustado porque le recordaba la serie "Millenium" de Stieg Larsson.
Daba la casualidad de que esta novela estaba en la carpeta de "Para leer" y me dispuse a aceptar la recomendación de mi leído amigo.
Bien tramada, trabajada en el sentido de que los temas que trata (desde la pedofilia al pocker, pasando por las técnicas editoriales o la geografía de Valencia, Madrid o Barcelona) se aprecia que han sido estudiados a fondo. De lectura fácil y aditiva porque mantiene el interés del lector a lo largo de todo el texto... pero con algunos peros que la distancian de una novela "redonda" como es la antes citada "Alex".
Desde que Stieg Larsson inventara el genial personaje de Lisberth Salander se ha puesto de moda que en las novelas negras tiene que aparecer un o una técnica informática (capaz de resolver en un plis plas cualquier problema con un ordenador o un i-pad) de aspecto algo "rarito" y carácter no menos idem. Aquí el personaje es una monja de clausura que curiosamente puede salir del convento cuando la necesita el autor (aunque cubierta con un velo negro). ¿Necesariamente tenía que ser de clausura?.
El personaje de la oronda y deslenguada Paloma es tierno y simpático pero su actuación es también algo excesiva. Y finalmente, el guaperas del protagonista sobreactúa por todas las costuras. ¿Cuántas veces está a punto de morir?. ¿Cinco?, ¿Seis?. Y el modo de salvarse en el último segundo... sencillamente no es creíble en absoluto. En la mayoría de los casos el autor tenía a mano varias alternativas más creíbles al lector.
No creo se sean del todo honestas las narraciones que mezclan géneros sin avisar al lector. Si leemos una novela negra ya esperamos los componentes normales del género. Incluso los trucos y guiños del escritor para mantenernos en vilo al final de cada capítulo. Pero cuando una novela negra nos introduce un "superhéroe" capaz de pasar de un edificio a otro por en cableado telefónico a treinta metros del suelo mientras tiene sobre su cabeza un helicóptero de la policía y a un inspector disparándole (y alcalzándole) desde el lugar de donde escapa,,,entonces hemos saltado de la novela negra a la de fantasía.
A mí no me disgusta la narración fantástica. Me encantó la serie televisiva "Fringe" o las películas de "El señor de los anillos" pero ya sabía de antemano que, antes de verlas, debía dejar la lógica y la coherencia del mundo real en casa.
El que sea una invención bien escrita (y esta novela lo está) o que incluso profundice con inteligencia en las emociones y en las relaciones humanas como ésta lo hace (y lo hace maravillosamente) no impide que, además, deba ser mínimamente creíble.
Mi amigo Pep, cuando leyó mi última reseña sobre el libro "Alex" de Pierre Lemaitre, me mandó un correo diciendo que iba a leerla y me recomendaba este libro de Joaquín Camps que le había gustado porque le recordaba la serie "Millenium" de Stieg Larsson.
Daba la casualidad de que esta novela estaba en la carpeta de "Para leer" y me dispuse a aceptar la recomendación de mi leído amigo.
Bien tramada, trabajada en el sentido de que los temas que trata (desde la pedofilia al pocker, pasando por las técnicas editoriales o la geografía de Valencia, Madrid o Barcelona) se aprecia que han sido estudiados a fondo. De lectura fácil y aditiva porque mantiene el interés del lector a lo largo de todo el texto... pero con algunos peros que la distancian de una novela "redonda" como es la antes citada "Alex".
Desde que Stieg Larsson inventara el genial personaje de Lisberth Salander se ha puesto de moda que en las novelas negras tiene que aparecer un o una técnica informática (capaz de resolver en un plis plas cualquier problema con un ordenador o un i-pad) de aspecto algo "rarito" y carácter no menos idem. Aquí el personaje es una monja de clausura que curiosamente puede salir del convento cuando la necesita el autor (aunque cubierta con un velo negro). ¿Necesariamente tenía que ser de clausura?.
El personaje de la oronda y deslenguada Paloma es tierno y simpático pero su actuación es también algo excesiva. Y finalmente, el guaperas del protagonista sobreactúa por todas las costuras. ¿Cuántas veces está a punto de morir?. ¿Cinco?, ¿Seis?. Y el modo de salvarse en el último segundo... sencillamente no es creíble en absoluto. En la mayoría de los casos el autor tenía a mano varias alternativas más creíbles al lector.
No creo se sean del todo honestas las narraciones que mezclan géneros sin avisar al lector. Si leemos una novela negra ya esperamos los componentes normales del género. Incluso los trucos y guiños del escritor para mantenernos en vilo al final de cada capítulo. Pero cuando una novela negra nos introduce un "superhéroe" capaz de pasar de un edificio a otro por en cableado telefónico a treinta metros del suelo mientras tiene sobre su cabeza un helicóptero de la policía y a un inspector disparándole (y alcalzándole) desde el lugar de donde escapa,,,entonces hemos saltado de la novela negra a la de fantasía.
A mí no me disgusta la narración fantástica. Me encantó la serie televisiva "Fringe" o las películas de "El señor de los anillos" pero ya sabía de antemano que, antes de verlas, debía dejar la lógica y la coherencia del mundo real en casa.
El que sea una invención bien escrita (y esta novela lo está) o que incluso profundice con inteligencia en las emociones y en las relaciones humanas como ésta lo hace (y lo hace maravillosamente) no impide que, además, deba ser mínimamente creíble.
Estoy completamente de acuerdo. Buen libro, buena dinámica, entretenido, pero salta del negro al fantástico. No se puede definir como novela negra 100%
ResponderEliminar