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lunes, 29 de septiembre de 2014

La huella de un beso. Daniel Gattauer. (82)



La huella de un beso

Daniel Gattauer
Santillana

Estuve leyendo una larguísima discusión entre críticos literarios sobre qué es y qué no es “literatura de altura”. Al final no me aclaró nada. Le estuve dando vueltas a este tema y llegué a la muy personal convicción (subrayo lo de personal porque no pretendo sentar nada) de que uno ya sabe, cuando termina un libro, si lo que ha leído es literatura de la grande o de la pequeña. Incluso es posible que esta etiqueta la ponga cada uno según las emociones que le ha despertado la lectura.

La introducción viene a cuento de que, las últimas reseñas de este modesto blog, pueden calificarse (en mi personal opinión, repito) como obras de gran altura. La siguiente que había elegido (y que seguirá a ésta si algún acontecimiento ahora inesperado no lo impide) también es peso pesado: “El día en que lloró Nietzsche” de Irving D.Yalom. Me pareció que debía rebajar algo el listón y leer algo ligero, divertido, amable. Una lectura “de sonrisa”. Esa que se lee con este gesto en la cara.

Todas las novelas del austriaco Daniel Gattauer pueden entrar en esta etiqueta. Esta es la cuarta que recomiendo en este blog.

¿De qué va esta vez?

Kurt es el braco alemán más perezoso que ha existido jamás.
Max quiere escapar de la rutina, los traumas, la Navidad y volar a Las Maldivas, pero ¿quién cuidará de Kurt mientras él esté de vacaciones?
Katrin busca un pretexto para no pasar su 30 cumpleaños con sus padres, que no entienden cómo es posible que la hija perfecta siga soltera y sin compromiso. Su padre odia a los perros así que Kurt es la excusa perfecta.

Pero Max tiene un trauma: en la adolescencia sus amigos de pandilla le obligaron a besar a la niña más gorda y repulsiva del curso. La consecuencia fue que, de por vida, Max se convirtió en alérgico a los besos, lo que reducía drásticamente sus posibilidades de hallar pareja estable.

Kurt, Max y Katrin entrecruzan sus vidas en una refrescante comedia que Daniel Glattauer, de forma ágil e ingeniosa, cimienta con altas dosis de humor y romanticismo.

Como las anteriores es ésta una narración que se lee de una tirada, no deja mal sabor de boca y “deshollina” el espíritu.
Así que se la recomiendo.

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