La ternura de los lobos
Stef Penney
Salamandra
Antes de que los rigores del
invierno se ciernan sobre Dove River, un poblado fundado por pioneros escoceses
en el noreste de Canadá, una mujer halla el cadáver de un trampero local al
mismo tiempo que su hijo, de diecisiete años, desaparece en una excursión de
pesca. Los hechos atraen hasta aquel remoto lugar a un variado grupo de personas
dispuestas a esclarecer el crimen, o a beneficiarse de él, desde un joven
delegado de la poderosa Hudson Bay Company -que ejerce el monopolio del
lucrativo comercio de pieles-, hasta un curtido y arruinado periodista. Cuando
la señora Ross decide emprender ella misma la búsqueda de su hijo, adentrándose
en el bosque acompañada de un taciturno pero experto rastreador, se ponen en
marcha también una serie de personajes cuyas insólitas historias confluyen
hacia un destino común en el majestuoso e imponente marco de la tundra nevada.
Inmersos en un paisaje inhóspito de una belleza áspera e impenetrable y conscientes de su vulnerabilidad, los hombres y mujeres que conforman esta hermosa e inquietante novela deberán saldar cuentas con el pasado antes de afrontar los desafíos del presente.
Esta es, a grandes rasgos, la sinopsis de la novela, pero sería un auténtico fraude quedarse ahí. Lo diré de otra manera: esta no es sólo una novela de aventuras o de suspense en los grandes y nevados bosques canadienses. Es cierto que mantiene un ritmo trepitante apoyándose en un abanico de personajes bastante bien dibujados, pero, repito, es algo más.
Veamos. Estamos en 1860 en los helados y casi desérticos bosques y llanuras del Canadá noroccidental. Ahí han venido a parar un conjunto de inmigrantes europeos huyendo del hambre y la miseria de Escocia, Irlanda, Inglaterra, Noruega...Con ellos han traído sus costumbres, su religión, y todas las variantes posibles de su idioma. Se encuentran en un medio hostil del que desconocen las claves para comprenderlo y controlarlo. A pesar de ello, tienen que sobrevivir. En este mismo medio están las diferentes tribus indias que sí conocen los secretos de esta naturaleza bella pero mortal. No saben leer porque la transmisión de los conocimientos de este medio se ha hecho, desde siempre, por vía oral. La mayoría de los inmigrantes saben leer, pero son analfabetos respecto a las señales que les manda en medio en que viven. Abandonados solos en el invierno canadiense no tienen ninguna posibilidad de sobrevivir. Para eso dependen de los nativos aunque los consideran seres inferiores.
Unos son analfabetos de la palabra escrita y los otros son analfabetos de las señales de la Naturaleza.
Tampoco les sirven de mucho las señales de convivencia social que han aprendido del lugar de donde proceden. Aquí el aislamiento social es importante en unas tierras casi despobladas. Aunque hablen un mismo idioma (el inglés con sus múltiples acentos) tienen que aprender a interpretar el lenguaje corporal de sus interlocutores. Las claves que les servían en su lejano país (las diferencias de clases, reveladas por el idioma o el vestido) aquí no les sirven.
Si leen esta novela (cosa que les recomiendo desde aquí) verán el esfuerzo que hacen unos y otros en descodificar las diferentes señales que reciben de los otros seres humanos y del medio ambiente. Y aciertan o no. Sobreviven o no. Porque de eso se trata, por supuesto.
Para escenificar mejor esta clave de descodificación de distintos lenguajes, la autora introduce una pieza enigmátca: una tablilla de hueso con extraños dibujos y signos que nadie reconoce pero quizás se trate de una muestra de escritura aborigen anterior a las tribus indias actuales. Si ello fuera cierto cambiarían muchas cosas. Entre ellas la percepción que tienen los blancos de los indios.
Básicamente ésta es una novela basada en el coraje y la determinación de una mujer, Eve Ross, la madre adoptiva de Francis, un adolescente de diecisiete años que es principal sospechoso del asesinato de un oscuro trampero. Venciendo su miedo y por la fuerza del instinto, esta mujer se lanza, junto a un indio, a la búsqueda de su hijo y del asesino del trampero.
Ya no les cuento más pero les aseguro que el final es explosivo.
No se la pierdan
Inmersos en un paisaje inhóspito de una belleza áspera e impenetrable y conscientes de su vulnerabilidad, los hombres y mujeres que conforman esta hermosa e inquietante novela deberán saldar cuentas con el pasado antes de afrontar los desafíos del presente.
Esta es, a grandes rasgos, la sinopsis de la novela, pero sería un auténtico fraude quedarse ahí. Lo diré de otra manera: esta no es sólo una novela de aventuras o de suspense en los grandes y nevados bosques canadienses. Es cierto que mantiene un ritmo trepitante apoyándose en un abanico de personajes bastante bien dibujados, pero, repito, es algo más.
Veamos. Estamos en 1860 en los helados y casi desérticos bosques y llanuras del Canadá noroccidental. Ahí han venido a parar un conjunto de inmigrantes europeos huyendo del hambre y la miseria de Escocia, Irlanda, Inglaterra, Noruega...Con ellos han traído sus costumbres, su religión, y todas las variantes posibles de su idioma. Se encuentran en un medio hostil del que desconocen las claves para comprenderlo y controlarlo. A pesar de ello, tienen que sobrevivir. En este mismo medio están las diferentes tribus indias que sí conocen los secretos de esta naturaleza bella pero mortal. No saben leer porque la transmisión de los conocimientos de este medio se ha hecho, desde siempre, por vía oral. La mayoría de los inmigrantes saben leer, pero son analfabetos respecto a las señales que les manda en medio en que viven. Abandonados solos en el invierno canadiense no tienen ninguna posibilidad de sobrevivir. Para eso dependen de los nativos aunque los consideran seres inferiores.
Unos son analfabetos de la palabra escrita y los otros son analfabetos de las señales de la Naturaleza.
Tampoco les sirven de mucho las señales de convivencia social que han aprendido del lugar de donde proceden. Aquí el aislamiento social es importante en unas tierras casi despobladas. Aunque hablen un mismo idioma (el inglés con sus múltiples acentos) tienen que aprender a interpretar el lenguaje corporal de sus interlocutores. Las claves que les servían en su lejano país (las diferencias de clases, reveladas por el idioma o el vestido) aquí no les sirven.
Si leen esta novela (cosa que les recomiendo desde aquí) verán el esfuerzo que hacen unos y otros en descodificar las diferentes señales que reciben de los otros seres humanos y del medio ambiente. Y aciertan o no. Sobreviven o no. Porque de eso se trata, por supuesto.
Para escenificar mejor esta clave de descodificación de distintos lenguajes, la autora introduce una pieza enigmátca: una tablilla de hueso con extraños dibujos y signos que nadie reconoce pero quizás se trate de una muestra de escritura aborigen anterior a las tribus indias actuales. Si ello fuera cierto cambiarían muchas cosas. Entre ellas la percepción que tienen los blancos de los indios.
Básicamente ésta es una novela basada en el coraje y la determinación de una mujer, Eve Ross, la madre adoptiva de Francis, un adolescente de diecisiete años que es principal sospechoso del asesinato de un oscuro trampero. Venciendo su miedo y por la fuerza del instinto, esta mujer se lanza, junto a un indio, a la búsqueda de su hijo y del asesino del trampero.
Ya no les cuento más pero les aseguro que el final es explosivo.
No se la pierdan
Stef Penney Escritora y
cineasta escocesa que nació en 1969 en Edimburgo. Tras licenciarse en Filosofía
y en Teología en la Universidad de Bristol, encaminó sus estudios hacia el
cine, graduándose en el Bournemouth College of Art. Ha escrito y dirigido varias
películas. Varios de sus cortometrajes han sido emitidos por la BBC.En el año
2006 sorprendió a la comunidad literaria al hacerse con uno de los premios
británicos más codiciados, el Costa Book of the Year Award, con su novela
debutante La ternura de los lobos, ambientada en la Canadá de 1860 (país que
nunca ha visitado ya que la autora sufría de agorafobia, llevando a cabo toda
su documentación en bibliotecas londinenses), una historia que inicialmente
había preparado como guión pero que fue desarrollando hasta convertir en novela
.Penney es extremadamente celosa de su vida privada, concede escasas
entrevistas y no ofrece apenas datos biográficos.
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