El corazón es un cazador solitario
Carson McCullersSeix Barral
-¿Es que todos los libros que lees te gustan?
Yo contesté que, evidentemente, no era así, sino que sentía cierto rechazo a confesar que tal o cual libro no me había gustado porque problablemente era un libro bueno literariamente y mucho mejor que cualquiera de los que pudiera escribir.
Que recuerde sólo he manifestado mi gusto negativo en el caso de "Los Enamoramientos" de Javier Marías y "El Jilguero" de Donna Ritt. Y ambos libros han sido supervalorados y premiados por gentes con una cultura y conocimientos muy superiores a los míos.
En otras palabras, siento vergüenza de que un libro no me guste.
Mi amigo me replicó:
-Pero ésto no es correcto porque les que recibimos tu Blog debemos saber también qué nos desaconsejas leer.
Así que le voy a hacer caso.
Os confesaré que, normalmente, procuro elegir libros que tengan un cierto "curriculum" (premios, buenas críticas, autores consagrados, etc.) y, como antes he señalado, a veces no coincido con estas valoraciones.
Cuando terminé de leer la anterior entrada de este Blog "El Cantar del fuego" de Abraham B. Yehosua quedé algo impactado emocionalmente. Tengo bastantes amigos o judíos o israelitas y me identifico con sus opiniones sobre el conflicto de su país. Opiniones que, por lo general, coinciden con las expresadas por este maravilloso autor. Pero el comprobar que este conflicto tiene tan difícil (por no decir imposible) solución y que genera tantísimo dolor en gente inocente de uno y otro lado, me produjo una gran amargor en el corazón.
Así que me dije, "Busca algo más ligero. Un libro de la lista de ventas."
En varias listas aparecía "Bajo la misma estrella" de John Green. Por cierto que la Musa Melpómene, la de la literatura trágica, le debe haber tocado con su varita (¿tienen varita las musas?) porque ha colocado varios libros suyos en la lista de ventas de una sóla atacada.
Con ánimo de quitarme el mal sabor de boca, me lancé sobre esta novela pensando que tan genial autor no podía fallarme. ¡Además la novela había sido llevada al cine con notable éxito!. Tiro fijo.
Me encuentro con una historia de adolescentes con cáncer
(eso sí, muy "guays" ellos) que asisten a terapias de grupo con otros
enfermos en sus mismas circunstancias, que se enamoran (aunque la protagonista
deba ir a todas partes arrastrando una bombona de oxígeno), que se interesan
por las mismas cosas... y que acaba la cosa fatal.
¿No esta buscando alivio emocional?. Pues doble dosis.
Pongamos, pues, esta lectura entre las que comentábamos al
principio. Hagan lo que estimen más oportuno, pero sepan que conviene ir
preparado para esta novela.
¿Y ahora qué hacer?. ¿Por donde me inclino?.
Cuando me pasan estas cosas siempre acudo a un remedio
manido: la lista de los cien
mejores libros de todos los tiempos. Y, aquí he encontrado este "El
corazón es un cazador solitario" de Carson McCullers.
Lo que me atrajo del libro es su curriculum: lo escribió una
chica de 23 años.
¿Se imaginan lo que es que una persona tan joven pueda
escribir un libro que se ha convertido en uno de los mejores libros de todos
los tiempos?.
Había que leerlo.Y tras este largo e inusual prólogo, ésta
es mi reseña.
Al principio pensé que Carson McCullers había elegido una
arquitectura narrativa semejante a un libro de relatos en el que cada capítulo
era una historia con uno o varios protagonistas. Pero enseguida me dí cuenta de
que no era así. Lo que pretende la autora es algo mucho más difícil. Enseguida
comprenderán a qué me refiero.
Nos situamos en un pueblo de unos 30.000 habitantes del sur
profundo de los Estados Unidos en una fecha indefinida alrededor de 1937. Este
pueblo y su circunstancia es el objeto y el protagonista del libro. Cada uno de
los personajes es como un color de la paleta con la que la McCullers pinta un
cuadro muy realista de la sociedad de este pueblo sin nombre.
John Singer y Spiros Antonapoulos son dos amigos que viven
juntos y comparten gustos y aficiones. Ambos son mudos. Con estos dos
personajes empieza la novela. Sucesivamente y, alrededor del primero de ellos,
Singer, van apareciendo los distintos protagonistas de la novela: el
propietario del restaurante Nueva York, Biff Brannon en donde hace sus comidas,
Jacke Blount el alcohólico agitador marxista, Mick Kelly, la adolescente
superdotada hija de la familia que acoge a Singer como huésped, el doctor
Benedict Mady Copeland, el médico negro empeñado en liberar a su raza de la
explotación y la indolencia y una serie de personajes secundarios que giran
alrededor de estos cinco principales.
John Singer es un hombre pulcro, educado y cortés que ha
aprendido a leer las palabras en los labios de sus interlocutores a los que
observa siempre con una mirada inteligente y una media sonrisa. Esta actitud
atrae extraordinariamene a todo el mundo. Todos creen que Singer no sólo
comprende, sino que valora lo que le cuentan. Es como un pequeño dios que
escucha a todos y atiende a todo el mundo. Los ricos creen que es rico y los
pobres, que es pobre. Los anarquistas que comprende su doctrina y los negros
que lucha por sus derechos. Los judíos que es judío y los escoceses que es
irlandés.
En realidad, Singer entiende poco menos de la mitad de las
largas peroratas que le sueltan unos y otros exponiéndole sus problemas,
ambiciones o proyectos. Y en cualquier caso, no lo interesan en absoluto. A él
lo único que le preocupa es su amigo griego que está internado en un manicomio
y al que añora desesperadamente.
Con todos estos mimbres, Carson McCullers trama una historia
muy realista, dura (como dura era la vida de las gentes del profundo sur en
aquella época en la que aún perduraba la crisis del 29) y llena de contrastes y
nos plantea cuestiones sociales de gran calado, por una parte, y problemas
eternos y cotidianos de todos los tiempos como puede ser la convivencia de la
pareja, el despertar de la sexualidad o el embrutecimiento del ser humano que
no sabe encontrar una salida a todas sus ambiciones.
Es una lectura imprescindible que debiera estar en la librería
de cada uno de nosostros.
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