Cuerpos extraños
Lorenzo Silva
Destino
Sinopsis
Mientras pasa el fin de
semana en familia, el brigada Bevilacqua recibe el aviso de que el cadáver de
la alcaldesa de una localidad levantina, cuya desaparición había sido
previamente denunciada por el marido, ha sido hallado por unos turistas en la
playa. Para cuando Bevilacqua y su equipo llegan y se hacen cargo de la
investigación, el juez ya ha levantado el cadáver, las primeras disposiciones
están tomadas y se está preparando el funeral.
El lugar es
un avispero en el que se desatan todo tipo de rumores sobre la víctima, una
joven promesa que venía a romper con los modos y corruptelas de los viejos
mandarines del partido y que apostaba por renovar el modo de hacer política.
Además, el descubrimiento de su agitada vida sexual, que puede calificarse de todo
menos insípida, arroja sobre el caso una luz perturbadora.
Pero no hay
mucho tiempo para indagar y en esta ocasión Bevilacqua y Chamorro deben
apresurar una hipótesis en un fuego de intereses cruzados, en el que la causa
de la joven política es también la causa de la integridad personal, de la que
el país entero parece haberse apeado.
Mi comentario
Como en todas las novelas
seriadas, el lector asiduo conoce a los principales personajes y ahorra
descripciones y caracterizaciones. Silva, que conoce muy bien el Benemérito
Cuerpo, pinta un cuadro muy realista de la Guardia Civil actual que poco tiene
que ver con los picoletos franquistas, sin ocultar las luces y las sombras de
una investigación llevada por ellos,
En este caso la alcaldesa
asesinada es un “cuerpo extraño”. Una idealista empeñada en cambiar un sistema
corrupto enquistado desde hace muchos años en nuestra sociedad.
Silva lo explica muy bien en
una conversación entre el Brigada Bevilacqua y la sargento Chamorro:
“Pasamos junto al perfil irreal de la Ciudad de las Artes y las
Ciencias, que iluminada en plena noche parecía aún más fantasmagórica. Su
imagen, la de esos cuerpos extraños emplazados en la médula de aquella vieja
ciudad, se me antojó simbólica, de un tiempo y un lugar que eran los de la
historia que nos había tocado reconstruir. Una historia en la que algunos,
desoyendo las advertencias de ese grillo abatido por la ciega codicia, habían
dejado que elementos extraños, tan tóxicos como perturbadores, entraran en el
reducto al que no pertenecían y donde nunca habrían debido ser admitidos, el de
los intereses y los asuntos públicos, con trágicos resultados. No dejaba de ser
una paradoja que el obstáculo con el que habían tropezado hubiera sido alguien
como Karen, que era a su vez un cuerpo extraño entre los suyos, una persona
capaz de anteponer sus principios a las componendas, alguien que, como decía
Pereira, ni encajaba ni debía estar allí.
—Cuerpos extraños —dije, poniendo en
voz alta mi pensamiento.
—¿Qué? —preguntó Chamorro.
—Me ha venido la idea viendo esos
edificios. Se supone que el organismo los rechaza y por eso suele delatar su
presencia con molestias, o expulsarlos, pero a veces se instalan, el cuerpo se
acostumbra, y no es posible librarse de ellos a menos que alguien los extraiga.
—¿Y a qué viene eso, ahora?
—A lo que nos trajo aquí. Unos
cuerpos extraños que se esconden entre nosotros, que a veces dan señales, los
detectamos y los extraemos, pero otras veces no, se acomodan, se rodean de una
cápsula de tejido y ahí se quedan, minándonos poco a poco. Nuestra pobre
alcaldesa no tuvo tanta suerte. También era, a su modo, una intrusa en el
organismo al que había ido a parar. Pero a ella sí que la expulsaron.”
Estaba leyendo estas líneas
mientras el Telediario sacaba la noticia (no por esperada, menos importante) de
la imputación de la Infanta Cristina por el intrépido (no sé exactamente si el
calificativo es el adecuado) Juez Castro. Una imputación escrita en un auto de
doscientas y pico páginas que será recurrido, no sólo por las defensas de los
muchos acusados, sino también por el Fiscal Anticorrupción y la Hacienda Pública
creando una situación bastante inusual.
Espero que mi admirado Pepe
Castro no termine como la imaginaria alcaldesa de Silva, pero lo que es seguro
es que se ha convertido en un “cuerpo extraño” de los que se describen en esta
novela, dentro de una España convulsa, desorientada, harta de corrupción a
todos los niveles y necesitada de que estos “cuerpos extraños” que están
remando contra corriente, no sean expulsados por el cuerpo social, sino
asumidos y elevados a los altares.
Esta novela es un excelente
entretenimiento para las vacaciones.
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