Lo último leído

martes, 4 de marzo de 2014

El Inventor de palabras. Gerard Donovan (49)



El inventor de palabras

Gerald Donovan
Tusquets

Lo que nos dice la editorial
La vida de Julius Winsome, en una remota cabaña de los bosques de Maine, ha acabado pareciéndose al paisaje que lo rodea: silencioso, aislado, insondable. Pero cuando su perro, Hobbes, muere a manos de un cazador, en un descuido o en un acto de crueldad, la discreta existencia de Julius, ya en la cincuentena, da un vuelco. Precisamente, Hobbes era lo único que le quedaba de un antiguo y fugaz amor. En adelante tendrá por toda compañía el viejo fusil familiar, con el que su abuelo luchó en la primera guerra mundial, y los numerosos libros que cubren las paredes de la cabaña.

Así lo he visto
Gerald Donovan era poeta antes que novelista y ello se nota desde el principio de este libro que es el tercero de este autor que se publica en España.
El título en español no se corresponde con el original que es simplemente el nombre del protagonista: Julius Winsome y supongo que quiere expresar el amor a la palabra escrita que impregna toda la narración. 
Pero Julius no es un inventor de palabras. Es más bien un recolector de palabras antiguas, isabelinas ya en desuso. Su padre le enseñó a recolectarlas, a memorizarlas y las suelta en cualquier situación ante el asombro de sus interlocutores que no comprenden el idioma en el que habla.

Donovan ha imaginado un hombre singular en un marco de lo más inhóspito: el Estado de Maine, cerca de la frontera con Canadá. Allí, en una cabaña (me da la impresión que de grandes dimensiones) en pleno bosque vive Julius Winsome, un cincuentón alto y desgarbado rodeado de 3.328 libros que cubren el interior de todas las paredes de la cabaña. Allí vivió su abuelo cuando regresó de la Gran Guerra y allí vivió su padre, silencioso, reflexivo, culto. Julius no conoció a su madre que murió en el parto y en la novela sólo tiene una breve relación amorosa con Claire, una mujer madura que aparece un día de entre los árboles del bosque que rodean la cabaña.

Julius está, pues, acostumbrado a la más absoluta soledad y a no esperar nada de la vida que transcurre día tras día sin ninguna novedad.
Fue Claire la que le convenció de que buscara un compañero, Hobbes, un perro mezcla de pitbull y terrier que se convierte en su mejor amigo.

Cuando alguien (no se sabe si por accidente o por maldad) mata a Hobbes, algo se rompe dentro del corazón de Julius. Es en este punto cuando aparece otro protagonista de la novela: un fusil Enfield de 1914 que trajo su abuelo al regresar de la guerra. Este fusil se convierte en el instrumento de una venganza que va fluyendo con suavidad en la segunda parte de la novela.

Donovan ha escrito un libro muy especial por el ambiente, los personajes y el lenguaje literario que usa. La verdad es que no me lo esperaba y me temía que tanta naturaleza, tanta nieve y tanta soledad terminarían por cansarme. No ha sido así. He leído la novela de un tirón con creciente interés y sorpresa porque la conducta de Julius Winsome deja perplejo al lector.

Y como suele ocurrir con una buena novela, lo mejor te espera en las últimas páginas.

Hay que seguir a Gerald Donovan porque puede ser uno de los clásicos en el futuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario