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sábado, 12 de octubre de 2013

Entrada 35. ¡Tenemos Nobel de Literatura!




La búsqueda del tesoro

Andrea Camilleri
Salamandra

Contraportada
Una repentina calma chicha se ha adueñado de la comisaría de Vigata. Con su sempiterna acumulación de papeleo reducida a la mitad, Salvo Montalbano puede dedicarse a la lectura de su adorado Simenon, mientras que el siempre industrioso Catarella se aplica con tesón a resolver crucigramas. Sin embargo, la deliciosa parsimonia pronto se verá interrumpida por uno de los casos más espeluznantes que se hayan visto nunca en la zona. Todo empieza cuando los octogenarios hermanos Palmisano, conocidos por su exaltada obsesión religiosa, se fortifican en su casa del centro de Vigata, desde donde disparan a diestro y siniestro contra cualquier pecador que se les ponga a tiro. En un momento de arrojo, Montalbano se introduce por una ventana y desarma a los ancianos, pero el panorama que se encuentra le hiela la sangre: un verdadero bosque de crucifijos de todos los tamaños y, sobre una cama, una muñeca hinchable, mutilada y desgastada, una escena testimonio de una profunda desolación.



Mi comentario

Esta es la novela de Camilleri de este año y se aparta bastante del tono de las últimas en el sentido de que Montalbano ha abandonado aquí todas las dudas y reflexiones sobre la vejez, y sus crecientes limitaciones. Siguen los conflictos telefónicos con Livia que cada vez está más lejos de Vigata y Montelussa. El resto de los personajes de la comisaría son los habituales y se comportan como ya conocemos todos los lectores de las novelas del Comisario Montalbano.
Por cierto que desde que ví la serie de los sábados en la Segunda Cadena de TVE no puedo quitarme de la cabeza las caras de los actores cuando aparecen en la novela. Y eso que Camilleri, en una novela anterior, se encargó que remachar que Montalbano no se parece en nada al actor que lo interpreta. Una lástima. Me gustaba la pinta de este Montalbano de pega.
La novela empieza en plan cutre, sigue en plan bastante ridículo y sólo se encauza hacia un final no del todo imprevisible.



El viajero del siglo

Andrés Neuman
Alfaguara

Contraportada
Premio Alfaguara 2009.
El viajero del siglo es un ambicioso experimento. Propone volver a mirar el siglo XIX con la perspectiva del XXI.
Buscando una posada para pasar la noche, Hans detiene su coche de caballos en Wandernburgo, una ciudad entre Sajonia y Prusia. Se queda un día más y, al siguiente en la Plaza del Mercado, se fija en un anciano que toca el organillo.
El viajero del siglo es un diálogo entre la Europa de la Restauración y los planteamientos de la Unión Europea; entre la educación sentimental actual y sus orígenes, entre la novela clásica y la narrativa moderna. Comparando el pasado y nuestro presente global, el relato analiza los conflictos actuales: la emigración, el multiculturalismo, las diferencias lingüísticas, la emancipación femenina y la transformación de los roles de género. Todo ello en un intenso argumento, no exento de intriga y humor, y con un estilo rompedor que ofrece a tan profundos asuntos un sorprendente cauce.


Mi comentario

Las novelas, ante todo, están bien o mal escritas. Y su vigencia (...) no depende de cuándo tienen lugar sus argumentos. Hay novelas de actualidad que son conservadoras. Novelas futuristas que parecen antiguas. O novelas sobre el pasado que discuten los problemas y el lenguaje del presente. La curiosidad por estas últimas me condujo a escribir ‘El viajero del siglo’.

Este pequeño párrafo de este autor hispano argentino expresa muy bien lo que se va a encontrar el lector al leer "El viajero del siglo". Una trama romántica (con pinceladas eróticas) está envuelta por una muy extensa (quizás excesivamente extensa) reflexión sobre muchísimas cuestiones políticas, filosóficas. literarias e incluso religiosas en el marco de una ciudad imaginaria situada (fluctuantemente) entre Dessau y Berlín, entre Prusia y Sajonia, entre territorios luteranos y católicos. El protagonista, Hans, es traductor (como el propio Andrés Newman) y persona "muy leída" que mantiene opiniones que serían hoy políticamente correctas pero que, a mediados del siglo XIX, debían ser todo lo contrario.

No voy a engañarles diciendo que éste es un libro fácil. No lo es. He estado tentado de dejarlo un montón de veces, pero siempre he terminado por reemprender su lectura precisamente por este enfoque novedoso de opiniones modernas en un mundo que acababa de salir de las guerras napoleónicas y en el que Fernando VII volvía a implantar la Santa Hermandad.
Finalmente, no me arrepiento del muchísimo tiempo invertido en su lectura.


Hijos de la medianoche

Salman Rushdie
Literatura Mondadori

Contraportada
El destino de Saleem queda inexorablemente unido al de su país, y sus peripecias personales reflejarán siempre la evolución política de la India o serán reflejadas por ella.
Es la historia de un hombre dotado de facultades insólitas pero también la de una generación y la de una familia, lo que la convierte en un retrato completo de toda una época y una cultura.
Ganadora del prestigioso premio Booker of Bookers, Hijos de la medianoche constituye una asombrosa novela que combina magistralmente magia y humor, compromiso político fantasía y humanidad.

Mi comentario

En algún lugar que en este momento no recuerdo, leí que ésta era una de las cinco novelas del siglo pasado que había que leer necesariamente. Por eso la anoté y la pedí a mi librería de Palma (Llibres Colom) que siempre me ha surtido con diligencia y profesionalidad. Tardé bastante en conseguirla.
Es el primer texto (no estoy muy seguro del dato) de Salman Rushdie que escribió en 1980 antes de los famosos “Versos Satánicos” que fue el libro que lo catapultó a la fama pero no por su calidad literaria sino por otros motivos que todos recordamos.
En estos momentos, “Los Hijos de la medianoche” es considerada una novela clave de las letras británicas.

La historia es la que reproduzco en la contraportada: dos niños nacidos simultáneamente y en el mismo momento que, el 15 de agosto de 1947, la India alcanza la independencia del Imperio Británico. Ambos tienen poderes especiales de telepatía y agudo olfato que parece que los prepara para un futuro tan brillante como el que parece tener el recién nacido estado indio. Desgraciadamente son vidas esclavas de su contexto marcado por una convulsa situación política.

Dice el diccionario de la RAE que “alegoría” es una ficción en virtud de la cual algo representa o significa otra cosa diferente. Esto es lo que ha hecho Salman Rushdie en esta novela. Es cierto que trata de Saleem y Shiva, pero en realidad es la historia de la familia Aziz de Cachemira desde la primavera de 1915 hasta los años ochenta. Una historia llena de secretos familiares, de luchas entre la modernidad y la tradición y de esperanzas frustradas.

La novela tuvo su traducción cinematográfica de la mano de la directora Deep Mheta en la que intervino el propio Salman Rushdie, pero la crítica no vió con buenos ojos que la historia quedara en hermosas imágenes de la India sin profundizar en el trasfondo político de la novela.

Se ha criticado que la novela tenga un largo inicio (una cuarta parte del texto, prácticamente) bastante tedioso lleno de circunloquios no siempre comprensibles para el lector occidental. Creo que lo que Salman Rushdie ha querido explicar en esta parte inicial, con la historia de Aadam Aziz, (el abuelo) y Amina Aziz (la madre) es precisamente el complejo contexto en el que nace Saleem Sinai lo cual es básico para poder comprender lo que se cuenta en el resto de la novela.

Muchos críticos han visto en "Hijos de la Medianoche" un nuevo estilo en la literatura inglesa. Algo así como el "realismo mágico" de la literatura iberoamericana. Creo que no van desencaminados.






El progreso del amor


Alice Munro

RBA




Contraportada

Una mujer divorciada regresa al hogar de su infancia y evoca la compleja relación de sus padres; un accidente casi fatal de un niño revela la fragilidad de la confianza entre pequeños y mayores; un joven recuerda un terrible incidente de su infancia que ha marcado la relación con su hermano.

A través de los once relatos que componen este libro, y que sorprenden por condensar historias tan intensas y ricas en tan pocas páginas, Alice Munro traza con precisión los asombrosos universos íntimos de unos personajes que esconden sus más recónditos secretos tras la máscara de la realidad cotidiana. Recuerdos del pasado, hechos aparentemente banales o acontecimientos inesperados sirven como detonantes para adentrarnos en las almas de los protagonistas de estos cuentos, mucho más pasionales, complejos y contradictorios de lo que las apariencias dejan traslucir. El progreso del amor es un magnífico tratado sobre las relaciones humanas que la maestría y la privilegiada capacidad de observación de Alice Munro convierten en una joya literaria.



Mi comentario

Mentiría alevosamente si dijera que había leído algo de la recién laureada Premio Nobel de Literatura. Supongo que a otros les pasará lo mismo y, a raíz del nombramiento, sentirán el deseo de leer algo de lo mucho que tiene publicado.
Me he decantado por esta colección de once cuentos como hubiera podido elegir otros títulos. Pero eso del “progreso en el amor” me ha parecido insinuantemente atractivo.

Me han sorprendido algunas cosas. Por ejemplo, la forma de abordar el cuento.
Imagínese que alguien del trabajo con el que nunca ha mantenido mucha relación, de pronto le invita a una fiesta familiar en su casa. Usted duda, pero cómo no tiene mejor cosa que hacer, finalmente, accede.
Llega a la fiesta y encuentra una serie de personas completamente desconocidas que le saludan afectuosamente. Tardará usted un cierto tiempo en poder adivinar (por las conversaciones que escucha, por confesiones de los propios invitados, etc.) en saber que esa señora de cabello oxigenado es la ex de aquel señor calvo que parece prendado de una jovencita “punk” que, a su vez, es hermana de la persona que lo ha invitado.
Alice Munro empieza así. Nada de describir el color de las hojas de los árboles ni los juegos de luces de los charcos tras la lluvia. Entra en materia sin demasiados preámbulos. Aparece un personaje que empieza a contarte la historia de su abuela y le contesta un señor en zapatillas y bata escocesa que tampoco sabes quién es. Al cabo de un rato vas enterándote de quién es quién y aprecias la meticulosidad con que la autora te enseña el personaje en sus múltiples facetas. 
La mayoría de los cuentos se desarrollan en pueblos pequeños rurales del Canadá anglófono. En cada uno de ellos tiene mucha importancia una casa. Sea la casa en donde vivió la protagonista de pequeña o la que habitan actualmente la pareja del cuento. Casas grandes, de madera, más o menos estropeadas que se describen con minuciosidad.
En cada cuento hay un personaje "estrella" y alrededor de él giran los demás. No necesariamente es el protagonista que a veces cuenta en primera persona la historia. Es su hermano, su hermana, su esposa o una criada que tienen en la casa. Y en todos los casos ese personaje estrella luce alguna característica que no es corriente y eso sorprende al lector. O bien adopta conductas de lo más inusual como llevar dos sombreros o permanecer insensible ante el descubrimiento de un suicidio de una pareja.
Para mí estas claves son las que hacen diferentes los cuentos de Alice Munro.
Compruébenlo ustedes mismos.

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