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lunes, 14 de mayo de 2018

Mi madre. Richard Ford

Mi madre

Richard Ford





El acto y el ejercicio de abordar la vida de mi madre es, por supuesto, un acto de amor. No debe pensarse que mi incompleto recuerdo de esa vida o mi conocimiento insuficiente de los hechos son demostraciones de amor incompleto. Amé a mi madre como lo hace un niño feliz, sin pensarlo, sin dudas. Cuando me hice adulto y nos conocimos como adultos, nos tuvimos un gran respeto; podíamos decir «te quiero» cuando parecía necesario para aclarar las situaciones, pero sin detenernos en ello. Ahora eso me parece perfecto, "

Este pequeño párrafo describe muy bien el tono y la finalidad que tenía Richard Ford cuando escribió este pequeño libro. Sólo tiene setenta páginas y se nota que el autor no quiso hacerlo de otra manera. Únicamente es una muestra más de amor hacia un ser humano al que amó total y absolutamente sin ninguna fisura.

Richard Ford me encanta porque hace que el oficio de escritor parezca fácil. Parece como si cualquiera pudiera hacerlo como lo hace él: directa y sencillamente. Naturalmente no es así. Escribir con esa fluidez y verosimilitud que te impacta desde las primeras frases, es algo muy difícil.

No creo que nadie que lea este libro pueda olvidarlo como una lectura más sin importancia.
Ford, poniéndose él en el papel de hijo, nos coloca a nosotros inmediatamente en idéntica situación. Todos tenemos o hemos tenido madre. Nos habremos llevado bien, mal o regular con ella pero no cabe ninguna duda de que ha sido para cada uno de nosotros alguien especial. Una madre nunca es una mujer como las otras.

Siendo aún un niño, una vecina le preguntó un día quién era su madre y él se lo dijo. La vecina contestó: "Ah, esa morena guapa y vivaz". Y él quedó asombrado. Por vez primera veía a su madre con los ojos de otro. Su madre era una mujer "guapa y vivaz".

Richard Ford en ningún momento pretende saberlo todo sobre su madre. Ni tampoco lo que en realidad pensaba. La narración está trufada de dudas y suposiciones. Eso le da autenticidad. Tampoco pretende ponerla en un pedestal ni esconder sus errores.

¿Qué es lo que hace?. Describirla así:
"Se llamaba Edna Akin, y había nacido en 1910, en un rincón perdido de Arkansas que entonces aún era una tierra dura, donde apenas diez años antes forajidos y atracadores formaban parte del paisaje. Esta es la historia de esa niña a quien su madre —la abuela de Richard Ford— hizo pasar por su hermana cuando abandonó a su marido y se fue a vivir con un hombre mucho más joven. De esa superviviente que se casó con un viajante —los dos eran muy jóvenes— y, antes de tener hijos y echar el ancla, vivió quince años en la carretera, ligera de equipaje, en un puro presente.
Una mujer que se quedó viuda a los cuarenta y nueve años, que fue entonces de un trabajo a otro para mantenerse y mantener a su hijo adolescente, que nunca pensó que la vida era otra cosa que lo que le había tocado vivir…"

Las setenta páginas pasan com un suspiro y leyéndolas no puedes por menos que sentir el amor que rezuma en cada una de sus frases. Y es entonces cuando no puedes hacer otra cosa que evocar tu experiencia y el amor que sentistes por la mujer que te dio la vida.

Una pequeña maravilla.


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