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martes, 22 de mayo de 2018

La mujer del pelo rojo. Orhan Pamuk

La mujer del pelo rojo

Orhan Pamuk

La última y maravillosa historia del Premio Nobel turco. Una novela con muchas caras como luego comprobaremos.

Cem Bey es hijo de un farmacéutico de ideas marxistas que abandona a su familia. Cem crecerá atormentado por su ausencia, anhelando su presencia.
El y su madre quedan en una situación económica difícil y durante el verano de 1986, con diecisiete años se pone a trabajar de ayudante de pocero en el pequeño pueblo de Öngören, cerca de Estambul.

El maestro pocero Mahmut Usta se convierte en la figura paterna que siempre había estado esperando. Es un hombre carente de estudios pero que ha leído el Corán y de niño ha escuchado los relatos orales de los poetas ambulantes. La historias que le cuenta a Cem son una recreación personal de ambas fuentes.
Entre estas historias está la de Rostam y Sohrab. Es una historia milenaria persa llamada Shahnamech. Una leyenda con mucho parecido a Edipo Rey de Sófocles, sólo que en lugar de ser el hijo el que mata al padre (y se casa con la madre, todo ello sin saberlo) es el padre Rostam, el que mata al hijo Sohrab.

Estas historias de destinos ineluctables sembradas en el alma de un adolescente desconsolado por la ausencia del padre (al que ama y al mismo tiempo detesta) van a marcar para siempre a Cem.

La segunda cosa que lo marcará es el descubrimiento del amor y el sexo en la persona de Gülcihan, la mujer el pelo rojo. Una mujer que casi le dobla la edad y que pertenece a un grupo de cómicos que, en aquel verano en Öngören, precisamente representan la historia de Rostam matando a su hijo Sohrab.

Esa pasión y su relación con el pocero son el inicio de una serie de acontecimientos concatenados que culminan en el momento presente.

La novela tiene tres partes: las dos primeras están narradas en primera persona, el protagonista Cem Çelik, y la tercera por la mujer de rojo.

Pamuk es un gran maestro del relato. Su novela es casi una historia policíaca que mantiene tensa la atención y el ánimo del lector como si se tratara de una narración oriental milenaria pero que se desarrolla en nuestros días en una Turquía sacudida por las contradicciones de todo tipo.

Si bien se cierto que el núcleo de la historia es la relación (universal y extraña) entre el padre y el hijo, todo lo que envuelve este conflicto abarca un universo de temas. 

Ces termina siendo un ingeniero geólogo pero su deseo secreto (que se supone es el del propio Pamuk) es escribir una historia especial:

"De haberme convertido en escritor me habría gustado componer algo como esta obra monumental e Intemporal que todo lo abarca donde cada detalle estaba justificado (se refiere a la leyenda persa y a la leyenda griega) qué unas veces conseguía emocionarme o entristecerme con su humanidad y otras veces me sorprendía y me dejaba anonadado"

Pamuk lo consigue con las peripecias de sus personajes basculando continuamente entre el remordimiento y la culpa.

Un par de párrafos sobre la figura y la necesidad de la presencia del padre:

"Todos queremos un padre fuerte, resuelto que nos diga lo que podemos y no podemos hacer. Es porque quizá nos cuesta tanto decidir y diferenciar que es ético y justo de lo que es pecado y está mal o porque necesitamos en todo momento que nos tranquilicen diciéndonos que no somos culpables ni pecadores. Necesitamos siempre que este padre esté ahí o solo lo queremos cuando estamos confusos o angustiados cuando todo se desmorona a nuestro alrededor"

Eso lo piensa Cem, el protagonista.

Lo que piensa su hijo Enver:

"Cuándo creces sin padre piensas que el mundo no tiene centro ni fin y te crees que puedes hacer cualquier cosa pero al final te das cuenta de que no sabes lo que quieres intentas encontrar algo en lo que centrarte un sentido a tu vida alguien que te diga no"

Otro aspecto muy importante descriptivo de la cultura turca es el papel de la mujer. Dice "la mujer del pelo rojo":

"Tanto si los padres mataban a los hijos como si ocurría al revés los hombres siempre salían victoriosos y lo único que yo podía hacer era llorar"

Y todo ello bien ambientado en una sociedad tensionada entre una clase occidentalizada, laica y progresista y otra asiática, tradicional y religiosa. Turcos que quieren entrar en la UE y turcos que se aferran al pasado oriental.

En estas circunstancias la historia de parricidio, filicidio, el tabú del incesto que muestran las historias de Edipo y Rostam son algo más que delitos. Son actos que van directamente a destruir los pilares de la civilización.

Pamuk no cree en ese destino del que los hombres no pueden escapar. Ese destino tan querido por los mitos y las leyendas. Pero sí que cree que, cuando estos mitos nos llegan a obsesionar, pueden empujarnos a conductas fatales.

Me gustaría poder reflejar con mejores palabras los sentimientos que despierta la lectura de esta novela y la conmoción que nos sacuden los acontecimientos que en ella se narran, pero no puedo. En primer lugar por poca capacidad y, por otra, porque temo revelar una maravillosa trama que merece ser descubierta en privado por cada uno de los lectores.

Simplemente un libro maravilloso


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