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miércoles, 21 de agosto de 2013

Tercera semana de agosto (28)

Los chicos que cayeron en la trampa

Jussi Adler Olsen
Maeva

Contraportada

A finales de los años noventa, la policía encuentra, en una casa de veraneo en el norte de Dinamarca, a dos hermanos adolescentes brutalmente asesinados. Han sido golpeados, torturados y violados sin compasión. La investigación policial apunta a que los culpables pueden hallarse entre un grupo de jóvenes de buena familia, hijos de padres exitosos, ricos, cultos. Sin embargo, el caso se cierra muy pronto por falta de pruebas concluyentes hasta que, pocos años más tarde, uno de los sospechosos se entrega sin razón aparente y confiesa el crimen. Supuestamente, el misterio se ha resuelto. Pero entonces ¿por qué los archivos del caso aparecen veinte años después en el despacho del inspector Carl Mørck, jefe del Departamento Q? Al principio Mørck piensa que el caso está ahí por error, pero pronto se da cuenta de que en la investigación original se cometieron muchas irregularidades…

Mi comentario


La semana pasada comentábamos la primera novela de la serie "Departamento Q" titulada "La mujer que arañaba las paredes". En esta segunda entrega van madurando los personajes especialmente el de Hafed el Assad, y aparece un personaje femenino nuevo, Rose, que supongo que dará mucho juego en futuras entregas. También evoluciona (sólo un poco) la previsible relación amorosa entre el subcomisario Carl Mørck y la psiquiatra de la policía danesa Mona Ibsen.
Como la anterior es de acción trepitante, pero sin saltos en el vacío. Desde el primer momento se saben quienes son los "malos" (y son realmente, "muy malos") y Carl Mørck tienen que llevarlos a juicio a pesar de que se trata de un expediente de hace 20 años, ya cerrado porque hay un culpable en la cárcel. Y también a pesar de todas las trabas que se le ponen por la propia institución policial, presionada por la relevancia de los culpables. 
Una novela sin grandes sorpresas que se lee con interés creciente.



La invención del amor

José Ovejero
Alfaguara

Contraportada

La invención del amor transcurre en Madrid y relata la historia de Samuel, soltero de 40 años, que es socio de una empresa de materiales de construcción, que se enamora de una mujer que ha muerto. A partir de ahí empieza a reinventar su vida. Esa búsqueda del amor lo lleva a salir de sí mismo y a asomarse al mundo real de la España actual. Según la editorial, "es una novela con solteros y crisis que crece y se ramifica, a partir de la curiosidad por lo inmediato, llegando a tocar el misterio. El narrador protagonista nos hace cómplices hablándonos directamente sobre la soledad, el amor y la capacidad para reinventarse y autoengañarse". Un relato generacional tanto en lo sentimental como social



José Ovejero nació en Madrid en 1958. Desde que ganara el Premio Ciudad de Irún 1993 con su poemario Biografía del explorador, ha cultivado todos los géneros, siendo especialmente reseñable su libro de viajes China para hipocondríacos, merecedor del Premio Grandes Viajeros 1998, y su novela Las vidas ajenas, ganadora del Premio Primavera 2005. Desde su primer galardón hasta el último, el autor ha continuado cultivando el género narrativo con novelas como Añoranza del héroe, Huir de Palermo, Un mal año para Miki, Nunca pasa nada (Alfaguara, 2007) y La comedia salvaje (Alfaguara, 2009) —que obtuvo el Premio Ramón Gómez de la Serna 2010—, con libros de relatos como Cuentos para salvarnos a todos, Qué raros son los hombres y Mujeres que viajan solas, y con ensayos como Escritores delincuentes (Alfaguara, 2011) y La ética de la crueldad (Premio Anagrama de Ensayo 2012).
 

Mi comentario

Es Premio Novela Alfaguara 2013 y, en mi opinión se lo merece.

Esta es la historia de una impostura. Está un poco forzada, pero debe darse cierto margen de licencia poética al autor. 
Samuel, un hombre, soltero, algo (o bastante) insustancial, alérgico al compromiso y a la confrontación, recibe de madrugada una llamada al teléfono fijo (el que la llamada sea al fijo y no al móvil es importante para la trama) en la que una voz desconocida y compungida le avisa de que "Clara a muerto" y que lo siente mucho. 
Samuel no conoce a ninguna Clara, pero a pesar de todo, toma nota del accidente y del tanatorio en donde van a celebrarse las exequias y adopta la personalidad de amante de la finada. ¿Por qué lo hace?. ¿Qué gana con ello?. No se sabe, sólo se sospecha que el riesgo y la aventura del cambio de piel tienen algo que ver con su decisión. En realidad, Samuel no ha amado de verdad a ninguna mujer de las muchas con las que ha mantenido una relación. ¿Por qué no podía amar a esa desconocida?. ¿Qué esa desconocida fuera la mujer de su vida?. En otras palabras: le resulta imposible resistir la tentación de conocer quién era Clara.

A partir de este punto se desarrolla una historia que, podría ser banal e incluso chocante. Pero está muy bien escrita y entretejida. Eso la hace atractiva al lector. Es cierto que hay algunos paréntesis superfluos que hubieran podido saltarse sin que la historia sufriera lo más mínimo (la relación de Samuel con su madre y con su hermana, por ejemplo) y que el final probablemente nos hubiera gustado que fuera más redondo, pero todo ello no tiene importancia ante el conjunto de la obra que, como digo, se lee con interés y placer.
Muy recomendable.




Blanco Nocturno

Ricardo Piglia
Anagrama

Contraportada
Tony Durán, nacido en Puerto Rico, educado como un norteamericano en Nueva Jersey, fue asesinado a comienzos de los años setenta en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Había llegado siguiendo a las bellas hermanas Belladona, las gemelas Ada y Sofía. Las conoció en Atlantic City, y urdieron un feliz trío hasta que una de ellas, Sofía, desertó del juego. Y Tony Durán continuó con Ada, y la siguió a la Argentina, donde encontró su muerte. A partir del crimen, esta novela policíaca muta y se transforma en un relato que se anuda en arqueologías familiares, que combina la veloz novela de género y la espléndida construcción literaria. El centro luminoso del libro es Luca Belladona, constructor de una fábrica fantasmal que persigue con obstinación un proyecto demencial. La aparición de Emilio Renzi, el tradicional personaje de Piglia, le da a la historia una conclusión irónica y conmovedora. Ricardo Piglia se confirma, incontestablemente, como uno de los escritores mayores en lengua española de nuestro tiempo.

Mi comentario

Ricardo Piglia nació en Adrogué, un pueblo de la pampa bonaerense hace 72 años. Editor de novela negra americana, gran lector, profesor universitario y sobre todo, un buen periodista. Ha sido galardona con numerosos premios literarios y en 2012, esta novela, "Blanco Nocturno" obtuvo el Premio Casa de las Américas  de Narrativa.
Esta no es una novela fácil porque Piglia quiere transmitir al lector la enorme complegidad de los hombres y mujeres que viven en la pampa. No lo dice expresamente, pero creo que centra la acción de la novela en Adrogué, en donde nació. He mirado el mapa y está a unos 340 Kms. al sur de Buenos Aires, cerca de la desembocadura del Rio de la Plata. Según el plano actual de la ciudad parece trazada sobre una cuadrícula perfecta, pero de la novela no se deduce esta especie de enrejado, sino una ciudad mucho más rural y rústica. Piglia le llama "pueblo paralítico".
En toda la novela se aprecia el buen oficio del periodista porque muchas de las noticias que aparecen en la novela están sustentadas por hechos reales que aparecen com notas a pie de página.
No hay un protagonista claro. Van apareciendo protagonistas a medida que avanza la novela. Primero son las hermanas gemelas Belladona, luego el misterioso portoriqueño Tony Durán. Cuando éste es asesinado, toma el protagonismo el Comisario Croce que lucha con el corrupto fiscal Cueto para hallar la verdad de lo que ha sucedido. Cuando el eficaz Comisario pierde la partida ante el fiscal, aparece el periodista Emilio Renzi que es el "alter ego" del propio Piglia. Finalmente toma el testigo el verdadero protagonista de la obra Luca Belladona, el soñador, obstinado, obsesionado con su proyecto industrial que termina fallándose a sí mismo y a sus convicciones más profundas.
El trasfondo de la obra es la violenta dialéctica entre el mundo basado en la tierra y en su propiedad con el mundo del futuro basado en la invención, la ingenieria y la industria. El primero está personalizado en el padre Belladona, Cayetano y el segundo en su hijo Luca. Lo que ocurre en la novela más que previsible era inevitable, casi como una tragedia griega orquestada por un destino cruel.
Hay reflexiones del Comisario Croce y del ingeniero Luca que me han parecido muy interesantes.
Dice Croce: "No hay que tratar de explicar lo que pasó, sólo hay que hacerlo comprensible". En la conversación entre Croce y el perodista Renzi le expone su forma de pensar:
"Les enseñaré a distinguir. ¿Ve? —dijo—. Éste es un pato, pero si lo mira así, es un conejo. —Dibujó la silueta del pato-conejo—. Qué quiere decir ver algo tal cual es: no es fácil. —Miró el dibujo que había hecho en el mantel—. Un conejo y un pato.

Todo es según lo que sabemos antes de ver. —Renzi no entendía hacia dónde apuntaba el comisario—. Vemos las cosassegún como las interpretamos. Lo llamamos previsión: saber de antemano, estar prevenidos. Usted en el campo sigue el rastro de un ternero, ve las huellas en la tierra seca, sabe que el animal está cansado porque las marcas son livianas y se orienta porque los pájaros bajan a picotear en el rastro. No puede buscar huellas al voleo, el rastreador debe primero saber lo que persigue: hombre, perro, puma. Y después ver. Lo mismo yo. Hay que tener una base y luego hay que inferir y deducir. Entonces —concluyó— uno ve lo que sabe y no puede ver si no sabe... Descubrir es ver de otro modo lo que nadie ha percibido. Ése es el asunto. —Es raro, pensó Renzi, pero tiene razón—. En cambio si pienso que no es el criminal, entonces sus actos, su modo de actuar no tienen sentido... —Se quedó pensativo—. Comprender —dijo cuando salió de ahí— no es descubrir hechos, ni extraer inferencias lógicas, ni menos todavía construir teorías, es sólo adoptar el punto de vista adecuado para percibir la realidad. Un enfermo no ve el mismo mundo que un tipo sano, un triste —dijo Croce, y se perdió otra vez en sus pensamientos pero volvió enseguida— no ve el mismo mundo que un tipo feliz. Igual un policía no ve la misma realidad que un periodista, con perdón"

Piglia dosifica con cuidado los personajes y los acontecimientos. Por ejemplo no describe un personaje en el momento de presentarlo, sino que, a medida que transcurre la acción le va confiriendo una imagen más definida. Igual sucede con los acontecimientos. Desde el principio de la novela sabemos que Tony Durán va a ser asesinado, pero hasta el final no sabemos por quién y por qué. Pero es que además, el asesinato es sólo un señuelo y el pobre portoriqueño una víctima que no hubiera tenido que morir. Piglia esconde sus cartas con astucia y sólo las va sacando poco a poco manteniendo el interés del lector que acaba descubriendo que el universo descrito por Piglia es mucho más complejo y tortuoso que un mero asesinato de un mulato en un pueblo perdido de la pampa.
Es un buen libro.




Calle Berlín 109

Susana Vallejo
Plaza y Janés

Contraportada


En Berlín 109 parece estar la solución al enigma que sobrevuela el asesinato del compañero de Gerard, un mosso d'esquadra retirado que decide acercarse, con más dudas que certezas, a este ordinario bloque de vecinos en pleno Eixample barcelonés.


Susana Vallejo nace en Madrid en Mayo de 1968. Una fecha histórica. Vivió en la capital en los barrios de Aguilas y Carabanchel. Estudia en un colegio de monjas y hace la carrera de Publicidad y Relaciones públicas en la Complutense. Al terminar trabaja en distintas empresas. Entre ellas Fnac de Callao en la que estuvo en la apertura.

Primero se dedicó fundamentalmente a los libros infantiles y juveniles. Tuvo un cierto éxito con una trilogía titulada "Porta Coeli" y con la novela de Ciencia Ficción "Switch in the Red". Se le concedió el premio Endebé por la novela "El espíritu del último verano"

MI comentario
Tengo varias formas de clasificarme los libros en general y las novelas en particular. Una de ellas es la siguiente: leo un par de capítulos y dejo el libro.
Cuando lo retomo mido mentalmente las ganas que tengo de seguir leyéndolo. ¿Muchas, pocas, pereza con tentaciones de abandonar la lectura?. En este caso me recomendó esta novela una amiga de toda la vida. Me dijo: "Con este calor, lo mejor es una cosa ligerita". Acertó. Cuando dejaba esta novela, sentía ganas de seguir leyéndola.
Cuando la había terminado leí la biografía de la autora comprendí algunas cosas porque la forma en que está escrito es tan sencilla y clara que bien pudiera ser un libro juvenil. Claro que en este edifico de la Calle Berlín de Barcelona hay más muertos y asesinatos por metro cuadrado que en cualquier otro lugar de la Ciudad Condal y ésto no iría a favor de catalogarla como lectura juvenil, pero sí la forma literaria y la trama extraordinariamente sencilla y simple.
Conozco muy bien la calle aunque no el edificio. Trabajé bastantes años en la avenida de Infanta Carlota (ahora avenida Josep Tarradellas) que cruza la calle Berlín. Es una barrio bastante mixto. Dependiendo de su altura en relación a las grandes vías lo habitan clases medias, o clases medias-bajas. Creo que es a este último grupo a los que se adscribiría los vecinos de Berlín 109.
Es una novela coral. Por una parte está el mosso d'Esquadra Gerarld Tauste que está en una situación administrativa ambigüa por una herida en la pierna. Su interés es conocer quién y por qué mataron brutalmente a su compañero Pep. Lo único que sabe es que en este bloque está la respuesta. Nada más.
Luego están los nueve habitantes del bloque. Todos tienen su historia y cosas que esconder. La interacción de todos los elementos es la trama de la novela.
El final me ha parecido demasiado acomodaticio. Demasiado "happy end" que deja muchos cabos sueltos.



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