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viernes, 3 de agosto de 2018

Pecado. Benjamin Black

Pecado
Benjamin Black

Una de las primeras cosas que el joven inspector Strafford detecta al empezar a investigar la muerte del reverendo Lawless es el carácter novelesco, como de obra de Agatha Christie, del escenario y los personajes que tiene ante él: el cadáver hallado en la biblioteca de la mansión de los Osborne, el coronel proverbialmente envarado, su lánguida y evanescente esposa, la hija en rebeldía… Casi parece una puesta en escena. Pero el cadáver del sacerdote es real, y su brutal castración, también. La espesa nieve invernal que ha cubierto el paisaje irlandés de Wexford no puede ocultarlo todo. Y el comisario Hackett, viejo conocido de los lectores de la serie de Quirke, da el primer aviso: Strafford, a medida que indague más y más, descubrirá que hay poderes que quieren mantener en secreto lo ocurrido.
Benjamin Black se sumerge de nuevo en la Irlanda de los años cincuenta e inicia una nueva serie, con su inimitable estilo y su don para crear ambientes y personajes fascinantes. Y con un nuevo protagonista: Strafford es desgarbado, protestante, abstemio… «Era solo cuestión de tiempo antes de que le dijesen que no parecía policía, pero lo que querían decir era que no parecía un policía irlandés».
XI Premio RBA de Novela Policiaca 2017

No siempre los premios literarios coinciden con la calidad y con el atractivo de los premiados. En este caso es, en mi opinión, un premio muy merecido. "Pecado" escrito por Benjamin Black (seudónimo de conocidísimo John Banville) es una novela negra completamente diferente a la mayoría de las de su género.

Es una novela de fácil lectura. Aquí no hay complicadas tramas, juegos de espejos para despistar el lector o rompecabezas complicadísimos. Es una trama plausible. Un asesinato con castración de un cura pederasta que pudo ocurrir. Pero al autor le interesa subrayar algunos aspectos de la realidad de la Irlanda rural de los años cincuenta. Y quiere hacerlo sin tapujos y con una mueca irónica.


  • Irlanda es una república muy joven y con tremendas divisiones heredadas desde hace siglos;
  • Sociedad en la que el 90% de sus habitantes es católico tradicional. Sólo un 6-7% es protestante
  • El control y vigilancia de la jerarquía de la Iglesia Católica es abrumador. No es posible divulgar que se ha producido el asesinato de un cura y que, además, ha sido emasculado. La Irlanda de los cincuenta es "demasiado tierna" como para enfrentarse a semejantes noticias
  • Independientemente de la división religiosa está la férrea estamentación de las clases sociales típicas inglesas. Están los señores rurales y el pueblo llano. Muchos elementos de este pueblo desea poderse "codear" con los Lores (la mayoría en la más absoluta ruina económica tras la guerra) y cambian su acento, montan a caballo y acuden a las cacerías del zorro. Los señores tratan con benevolencia estos acercamientos... hasta cierto punto.
Benjamin Black ha elegido un nuevo protagonista en lugar del forense Quirke que lo ha sido en todas las novelas anteriores. Y lo ha elegido cuidadosamente para remarcar las diferencias y las tensiones sociales de la trama. Es de la minoría protestante; también con unos antecedentes familiares de clase rural, y sobre todo abstemio. O sea un tío muy raro que no parece policía. Quizás porque ni el mismo sabe por qué se ha entrado en el Cuerpo. Es la antítesis de los protagonistas de las novelas de Agatha Christie. No está seguro de nada y todo lo que ve le parece una obra de teatro en la que cada uno se viste, habla y actúa según un guión. 

No se sabe (el autor ha confesado que tampoco lo sabe) si con el inspector Strafford se iniciará una nueva serie.
A mí me gustaría

Es una excelente lectura

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