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domingo, 29 de diciembre de 2013

Entrada 39. Lecturas en Navidad que no necesariamente navideñas



Capital

John Lanchester
Anagrama

Contraportada
Todos viven o trabajan en una calle de Londres; algunos se conocen, otros no, pero casi todos acabarán cruzándose.
Roger Yount es un banquero de la City que espera una prima anual suficiente para pagar su segunda vivienda; ya tiene dos coches y también quisiera tener dos mujeres. Y que la segunda fuera menos manirrota que la oficial, que no da golpe.
Antes de conseguir lo que sueña, se queda sin trabajo, cargado de deudas y al cuidado de su hijo menor, porque su todavía única mujer lo abandona temporalmente.
Ahmed es un pakistaní que tiene una tienda y dos hermanos, uno vago y fundamentalista, otro trabajador y demócrata. Cuando llega su madre de Pakistán, está dispuesta a criticarlo todo menos al hijo enloquecidamente religioso...
También está Petunia, una anciana que no sabe que en su casa hay escondido medio millón de libras.
Y Zbigniew, el albañil polaco, y Smitty, un artista del escándalo y cuyo verdadero nombre nadie conoce, y sólo sabemos que es nieto de Petunia...
Entretanto, la crisis económica acecha a Londres, y al mundo, y cada uno de los vecinos de la calle recibe una postal entre amenazante y siniestra que dice «Queremos lo que usted tiene». ¿Será su vivienda, sus tesoros escondidos, sus deseos, los confesados y los inconfesables?



Comentario
Podríamos decir que “Capital” es la novela de la crisis económica europea, aunque esté centrada en Londres, capital de las finanzas del viejo Continente.
La acción transcurre entre diciembre de 2007 y noviembre del 2008, aunque antes se dan una serie de datos muy reveladores de lo que, en realidad es lo que llamamos “dinero” o “capital”. Se explica cómo una sencilla calle londinense, puede transformarse en cien años de una zona burguesa de clase baja a una de alto “standing” y sus casas revalorizarse sin más un 500%. Lo que conocemos como burbuja inmobiliaria, pero a lo bestia. Bueno. Si lo pensamos, toda burbuja inmobiliaria fue una bestialidad sin sentido. Pero aquí, Lanchester, lo explica con mucho humor británico no exento de ironía sarcástica.

Con una trama compuesta por algunos personajes (los ya reseñados en la contraportada) y bien ligada con una serie de personajes secundarios prototípicos de aquella sociedad, John Lanchester traza un cuadro en el que se desnuda la avaricia, la ambición desmedida, el rechazo al inmigrante que puede poner en peligro esta ambición y la pobreza humana de unos y otros.

La misteriosa campaña de acoso de alguien que "desea lo que usted tiene" sirve de motivo de intriga casi detectivesca. Pero lo curioso es que los receptores del mensajes (los supuestamente ricos, poderosos y orgullosos propietarios de inmuebles en la imaginaria calle de 
Pepys Road) son mayoritariamente desgraciados y no sienten que nadie deba desearles lo que tienen.

La novela refleja muy bien lo multirracial que es Londres y las contradicciones de todo tipo que ello conlleva. Resulta impactante la incongruencia de un sistema de inmigración que puede condenar a seres humanos a un limbo sin definición en el que no se expulsa al inmigrante pero tampoco se le permite trabajar ni recibir prestaciones sociales. Algo conocido por nosotros también.

Un buen regalo. Recomendable


La tristeza del samurai

Victor Del Arbol
Alrevés

Contraportada
Su hermano no acepta los argumentos de su padre cuando le pregunta por la desaparición, así que como castigo es enviado al frente de Stalingrado a luchar con la División Azul, donde encontrará a unos misteriosos personajes con los que descubrirá que tiene relación. Cuarenta años después la abogada María es requerida para defender a un hombre que ha sido agredido por un comisario al que le han secuestrado a su hija. Enseguida encontrará que ese hombre tiene un drama detrás en el que se verá involucrada hasta el punto de temer por su vida.
No hay que ir fuera de nuestras fronteras ni muy lejos en el tiempo para encontrar historias inquietantes y oscuras con las que construir una novela de intriga. Eso es lo que ha hecho este Mosso d’Esquadra barcelonés mediante una historia en dos tiempos, una anclada en los primeros años de la posguerra y la otra en 1981. Los personajes y los marcos temporales se mezclan para armar una trama quizá algo compleja de explicar pero cuadrada de forma perfecta y llena de escenas tan verosímiles como duras (hay secuestros, asesinatos, torturas y otros crímenes). Vale la pena acercarse a esta novela y descubrir la intensa aventura que nos propone Víctor del Árbol.



Comentario
He estado leyendo los comentarios que, sobre este libro, ha hecho la prensa francesa ya que fue en este país donde se tradujo en primer lugar. Son bastante elogiosos y todos destacan que es algo más que un thriller. Y eso es lo primero que anoté cuando terminé de leerlo.
Lo segundo “remarcable” (con perdón) es que tiene la estructura de un puzle. Va saltando de la Extremadura de 1941 a la Barcelona de 1981 con bastante soltura (aunque el principio este sistema incomode al lector que avanza en el libro sin saber quién es quién o hijo de quién) pero luego todo va encajando.
En realidad es una tragedia en la que no hay piedad para ninguno de los personajes. En pocas novelas he podido percibir tanto odio y tanta rabia.

Dos cosas no me han gustado: una es la portada. Se supone que es (al menos en parte) una foto de Isabel Mola, el personaje cuyo asesinato desencadena la tragedia para muchas personas a lo largo del tiempo. La novela describe la foto de la siguiente forma:

“Era el retrato de una mujer casi perfecta. Tanto que parecía irreal. Tal vez era el efecto de la fotografía, el momento que congelaba. Parecía una actriz de los años cuarenta. El humo salía de su boca con fluidez, creando tirabuzones grises y blancos que le cubrían parcialmente los ojos, dándole un halo misterioso. Sostenía el cigarrillo con delicado descuido, sobre la mano derecha apoyada en la mejilla, entre el dedo índice y el corazón, con la boquilla atrapada entre dos sortijas. Fumaba con placer, pero sin voluptuosidad, como si hacerlo fuese un arte. Fumaba consciente del gesto. La sonrisa era extraña. Como si se escapase de la boca en contra de su voluntad. No sabía, al mirarla, si era una sonrisa de tristeza o de alegría.”
Me parece que no acertaron con la portada.

La segunda es el propio título. Lo de la katana y el código samurai me parecen cosas que no acaban de cuadrar ni con la época ni con los personajes. Da una idea equivocada al lector que quizás busque (como yo mismo) un relato en el que hay una cierta relación de nuestro país con Japón. Algo así como “El embrujo de Shangai” de Juan Marsé en el que sí hay una relación de lo que acontece con China.

En algunos puntos de la novela me sobra “metraje” y, sobre todo violencia.  Creo que hubiera seguido siendo una buena novela sin tanta víscera.

La noche de los tiempos


Antonio Muñoz Molina
Seix Barral




Contraportada
Una gran novela de amor ambientada en el ano previo al estallido de la guerra civil española. Un dia de finales de octubre de 1936 el arquitecto español Ignacio Abel llega a la estación de Pennsylvania, ultima etapa de un largo viaje desde que escapó de España, vía Francia, dejando atrás a su esposa e hijos, incomunicados tras uno de los múltiples frentes de un pais ya quebrado por la guerra.
Durante el viaje recuerda la historia de amor clandestino con la mujer de su vida y la crispación social y el desconcierto previo que precedieron al estallido del conflicto fratricida.
Por ella transitan personajes reales (Negrin, Moreno Villa, Bergamin…) y personajes de ficción, tejiendo una red colectiva que contextualiza la vivencia personal de un solo individuo y convirtiendo la narración en una sinfonía de asociaciones y sugerencias, en la caja de resonancia de toda una época.
Este libro inolvidable es el máximo empeño literario de Antonio Munoz Molina, y, sin duda alguna, un texto único sobre las raíces de la sociedad en que vivimos: la confrontación entre la desvalida necesidad personal de amor y la feroz carnavalada sangrienta de los fanatismos ideológicos que arrasan el mundo moderno.

Comentario
Uno tiene la impresión de que el tema de la Guerra Civil está muy manipulado en uno u otro sentido. Ya hemos comentado en alguna reseña  que el maniquieismo es mal consejero cuando de la verdad histórica se trata.

En esta densa y espesa novela de Antonio Muñoz Molina no se cae en ese error y me parece mucho más equilibrado. Me ha recordado a "Rojos y Blancos" o "Miserias de la Guerra" de Pio Baroja en tanto en cuanto no se oculta la barbarie y la sinrazón de ambos bandos.

Al leer esta última novela de Antoniio Muñoz Molina uno tiene la impresión de que avanza por una selva inextrincable por el texto denso y casi poético en que los detalles de las cosas y las situaciones toman un primer plano. Continuamente uno se asombra de lo bien que puede escribir este hombre. Usa, una vez más, la figura del narrador omnisciente, que todo lo sabe y que es capaz de aplicar el microscopio a cada detalle, a cada moldura y a cada recoveco del alma humana.

No me extraña que tardara tres años en completar esta monumental obra de casi mil páginas. En pocos textos he visto tal capacidad de expresión de sentimientos y de recursos literarios.
Una maravilla, en definitiva. Un buen regalo de Reyes.


El Ladrón

Fuminori Nakamura
Quaterni

Contraportada
¿Crees en el destino?... El ladrón es un carterista experto. Sus víctimas solo son para él extraños, rostros sin nombre a los que robar. No tiene familia, ni amigos, ni relaciones.... Pero tiene un pasado, un pasado del que se vio obligado a huir tras realizar un trabajo aparentemente fácil: atracar a un viejo rico para robar el contenido de su caja fuerte, nadie tenía que salir herido.
A su regreso a Tokio, el ladrón se verá de nuevo atrapado por los acontecimientos en una intriga de la que ni siquiera él podrá escapar.



Comentario
Fuminori Nakamura obtuvo el Premio Akutagawa en 2005 con "The Boy in the Earth" y es considerado uno de los mejores escritores japoneses actuales. En una nota al final del libro explica que tardó cinco años en escribirlo lo que demuestra hasta qué punto es meticuloso y perfeccionista ya que no se trata de una novela de gran tamaño, sino más bien corta.
Estilo directo. Sin concesiones ni rellenos con subtramas que luego no llevan a ninguna parte. Al grano. Fluye pausadamente pero sin hacerse pesado y tiene la virtud de identificar al lector a favor del protagonista que, no lo olvidemos, es un delincuente.

El protagonista, Nishimura, más que un ladrón es un hábil carterista. Normalmente trabaja solo en el metro, en el autobús o en la calle. No le interesa demasiado el dinero. De hecho, a veces, roba una cartera, saca algo de dinero y la vuelve a meter en el bolsillo del cliente que, en ningún momento, se entera de lo que está pasando. Vive pobremente en un apartamento miserable y no parece tener más ambición que seguir viviendo y disfrutando de la tensión y la descarga de adrenalina que le proporciona su oficio. No maltrata a nadie e incluso en generoso con los que tienen menos suerte que él. Manteniendo ls distancias.

Da la impresión que, cuando se reúne con sus amigos Ishikawa y
Tachibana, se lo pasan en grande como niños pequeños.
Nishimura no ha tenido problemas con la policía pero tiene la mala suerte de toparse con Kizaki. Kizaki es un auténtico demonio. El mal encarnado. Y allí es donde empieza su tragedia.


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