La verdad de la Señorita Harriet
Jane Harris
Editorial Lumen
“Os parecerá extraño que
sea yo la primera en hablar de Ned Gillepsie, pero ¿quién sino yo iba a
hacerlo?”. Así empieza su historia Harriet Baxter, una dama de casi ochenta
años que en 1933, cómodamente instalada en su casa de Londres, recuerda un día
de primavera de 1888, cuando ella, que ya rondaba los treinta y cinco años y
estaba condenada a ser una solterona, visitó por primera vez Glasgow con ocasión
de la Exposición Internacional. En uno de sus paseos por las calles de la
ciudad, Harriet volvió a encontrar a Ned Gillepsie, un joven pintor de la
escuela de Glasgow, y se empeñó entonces en conocer a toda su familia. Las
visitas a la casa donde vivía el artista con su esposa y sus dos hijas fueron
cada vez más frecuentes, hasta que un crimen cambió por completo el destino de
los Gillepsie, y Harriet de repente tuvo que vérselas con la justicia. ¿Por qué
la policía llegó a sospechar de una dama tan entregada? La voz de la anciana va
desgranando una versión muy personal de los hechos.
Comentario
Jamás pensé que podría
entretenerme e incluso engancharme la historia de una señora octogenaria
victoriana. Pero así fue. Les advierto que esta novela puede llegar a atacarte
los nervios. Debemos tener paciencia con la solterona señorita Harriet. Es
cierto que es bastante entrometida y mucho de lo que le pasa se debe a ello.
También es cierto que Ned Gillepsie y su mujer Annie no tienen ni idea de
educar a sus hijas y que deberían haber hecho caso a las múltiples pruebas de
insania mental de su hija Sybil y evitar así la catástrofe. Pero si tienen esta
paciencia, que es una virtud, disfrutarán del lento transcurrir de esta obra.
Recomendada
El hombre de los círculos azules
Fred Vargas
Editorial Punto de Lectura
En las calles de París comienzan a aparecer unos
misteriosos círculos azules, trazados a tiza en torno a objetos variopintos –un
trombón, una bombilla, un yogur– junto a la frase: «Víctor, mala suerte, ¿qué
haces fuera?»... Parece un fenómeno gracioso o extravagante, que divierte a los
parisinos y a los periodistas.
Pero el comisario Jean Baptiste Adamsberg comienza
a investigar porque se teme que eso es sólo el principio. Y como siempre,
acierta.
Comentario
Supongo que todos los que nos entretenemos en escribir un Blog de libros hacemos lo mismo: mirar los Blogs de los demás. Hay de muy buenos. Infinitamente mejor que éste que se escribe únicamente para la familia y amigos sin mayores pretensiones. Pues bien, en uno de estos Blogs descubrí a Fred Vargas (Paris 1957) que en realidad es una mujer, Frédérique Audoin-Rouzeau y que ha escrito un buen número de novelas una de las cuales obtuvo el Premio de Novela Negra en 2011. El éxito de sus libros (un crítico los ha calificado de "aditivos") está en cómo ha perfilado el personaje principal: el Comisario Jean Baptiste Adamsberg. Un hombre que llega a Paris desde las estribaciones de los Pirineos y que su principal característica es la ambigüedad. Su antigua Comisaria le había calificado de "asilvestrado". Se mueve lentamente y pasa el rato dibujando hojas de árboles sobre sus rodillas. Parece que no sabe nada. De hecho su principal respuesta a cualquier pregunta que se le haga es "No lo sé". Pero es un hombre con un don: "Ve la maldad como algo que supura de algunas personas". Fred Vargas escribe las novelas con una buena dosis de subrealismo que te deja tan boquiabierto como la forma en que tiene Adamsberg de resolver sus casos. Esta es la primera novela de la serie. Problablemente leeré más. Casi seguro.
Recomendada
Corre Conejo
John Updike
Tusquets Editores
Parece ya muy
antigua la leyenda del hombre que sale un día de casa a buscar tabaco y decide
no volver. Pues bien, se remonta tan sólo a 1960, año en que, gracias a John Updike, el mundo conoció al inefable
Harry «Conejo» Angstrom, cuyas
peripecias empiezan a contarse aquí en el momento en que, sin razón aparente,
abandona mujer e hijo, su modesta condición de vendedor de MagiPeels y el
recuerdo de cuando fue un as del baloncesto. A partir de entonces, Conejo Angstrom seguirá su camino sin
rumbo, a la vez esquivando y buscando quién sabe qué. Ni siquiera el lector más
sabio podría decirlo, porque ¿quién alguna vez, obedeciendo a un «impulso
inexplicable», no ha salido (o deseado salir) huyendo como un vulgar conejo antes que enfrentarse al mundo,
o a sí mismo ? De ahí que este supuesto «hombre libre», como cualquiera de
nosotros tal vez, caiga constante y torpemente atrapado en la enmarañada
existencia con la que debe cargar inexorablemente todo ser humano.
Comentario
John Updike (1932) es uno de los autores más conocidos y valorados de Estados Unidos. Autor de más de cincuenta obras, ganó dos veces el Premio Pulitzer y en 1982 el American Book Award. Esta es una de sus novelas más conocidas. Hace que su personaje "Conejo Angstrom", nazca en 1930 y lo mantiene durante cincuenta años en cuatro libros más.
Debo confesar que no había leído ninguna de sus obras anteriormente. Sé que es imperdonable, pero es así para mi vergüenza y demostración de mi escaso bagaje cultural.
He estado leyendo los comentarios de lectores anónimos y a la mayoría (para mi sorpresa) confiesan que les ha decepcionado. Encuentran que tiene demasiadas descripciones superfluas y que el personaje no destaca por ninguna habilidad concreta.
Puede que sea cierto, pero, a mi entender, lo superfluo en la mayoría de los casos es lo que caracteriza la literatura.
Es una fábula y como tal hay que leerla. Pero también es una visión profunda y pesimista de la América profunda.
En definitiva:
Hay que leerla
El viejo que leía novelas de amor
Luis Sepúlveda
Editorial Tusquets
Antonio José Bolívar Proaño vive
en El Idilio, un pueblo remoto en la región amazónica de los indios shuar (mal
llamados jíbaros), y con ellos aprendió a conocer la Selva y sus leyes, a
respetar a los animales y los indígenas que la pueblan, pero también a cazar el
temible tigrillo como ningún blanco jamás pudo hacerlo. Un buen día decidió
leer con pasión las novelas de amor -«del verdadero, del que hace sufrir»- que
dos veces al año le lleva el dentista Rubicundo Loachamín para distraer las
solitarias noches ecuatoriales de su incipiente vejez. En ellas intenta
alejarse un poco de la fanfarrona estupidez de esos codiciosos forasteros que
creen dominar la Selva porque van armados hasta los dientes pero que no saben
cómo enfrentarse a una fiera enloquecida porque le han matado las crías.
Comentario
Este libro me lo recomendó el cuñado de mi mujer y siempre que me recomienda un título, acierta.
Luis Sepúlveda (1949) es chileno y sus obras se impregnan del sentido de la Naturaleza. Aquí dibuja unos personajes paradigmáticos de este enfrentamiento entre el hombre blanco y la selva amazónica ecuatoriana.
Dicen que la inteligencia consiste básicamente en saber adaptarse al entorno en donde uno vive. Los jíbaros que desde hace siglos viven en estas selvas y bosques son inteligentes. La mayoría de blancos que malviven en El Idilio son estúpidos. Es posible que conozcan cómo son los canales de Venecia pero no saben dar un paso dentro de la selva. El protagonista, Antonio José Bolívar Proaño forma parte de los dos mundos, pero ha conseguido entender la selva y sus habitantes, tanto humanos como animales. El conduce al lector paso a paso por este intrincado laberinto y uno acaba por entender, como él lentamente entiende las novelas de amor. Del amor que "duele".
Muy recomendada
Dicen que la inteligencia consiste básicamente en saber adaptarse al entorno en donde uno vive. Los jíbaros que desde hace siglos viven en estas selvas y bosques son inteligentes. La mayoría de blancos que malviven en El Idilio son estúpidos. Es posible que conozcan cómo son los canales de Venecia pero no saben dar un paso dentro de la selva. El protagonista, Antonio José Bolívar Proaño forma parte de los dos mundos, pero ha conseguido entender la selva y sus habitantes, tanto humanos como animales. El conduce al lector paso a paso por este intrincado laberinto y uno acaba por entender, como él lentamente entiende las novelas de amor. Del amor que "duele".
Muy recomendada
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