Lo último leído

domingo, 19 de mayo de 2013

Mis últimas lecturas (17)


 El verano sin hombres
Siri Hustveldt
Anagrama

Contraportada



Cuando Boris Izcovich dijo la palabra «pausa», Mia Fredricksen, de 55 años, que llevaba casada treinta con Boris, enloqueció. Porque lo que deseaba su marido era una pausa en su matrimonio, después de treinta años sin adulterios de ninguna de las partes —aunque parezca increíble—, una hija encantadora que iniciaba su carrera de actriz y una relación entre ellos que había ido evolucionando desde el ardor guerrero de los primeros tiempos a la simbiosis casi telepática de los últimos.

Hay que decir que la «pausa» de Boris es francesa, compañera de trabajo en el laboratorio —ambos son neurocientíficos—, joven y con buenas tetas. Pero la locura de Mia no fue más que una breve psicosis reactiva y a la semana y media la dejaron marchar de la clínica donde había sido internada.

Estos son los prolegómenos del verano en que Mia regresa a Bonden, la ciudad de su infancia, donde aún vive su madre en una residencia para ancianas activas e independientes. Será un verano rabioso en lo personal y reflexivo en lo intelectual, porque Mia es poeta, con varios libros publicados. Alquila una casa, se relaciona con sus vecinos, una joven recién casada con dos niños y un marido que despierta en Mia sospechas de maltrato; y visita cada día a su madre, de más de ochenta años, y a su grupo de amigas, «los Cisnes», que son cinco —la mayor ya ha pasado los cien años y morirá en el curso del verano— y se mantienen activas, vivas e imbatibles. Recupera los recuerdos de su infancia y descubre algunos secretos de la femineidad de otras generaciones, como los tapices que borda en secreto una de los Cisnes, que esconden en bolsillos y pliegues ocultos escenas eróticas, blasfemas o acres burlas al mundo. Mia también dirige un taller de poesía con un grupo de estudiantes en el instituto de Bonden. Con la producción literaria de las adolescentes, la eclosión de su femineidad y sus crueles conspiraciones, las historias y las vidas de los viejos Cisnes y los incidentes del joven matrimonio, más su propia vida, Mia urde esta veloz y brillante comedia feminista de inesperado final...

Mi opinión

Esta contraportada de la editorial olvida algunas cosas importantes de este libro. No profundiza, como hace la autora, en la disparidad entre los poseedores del gen XY (machos, hombres, seres con las gónadas exteriores) y las que tienen el gen XX: (hembras, mujeres, seres con las gónadas interiores). 

En contra de lo que pudiera parecer no es éste un libro "exclusivamente" feminista, sino que intenta analizar, desde la perspectiva de una mujer (con un importante bagaje poético, filosófico y racionalista) los efectos de la "femeneidad" y la "masculinidad" entre los seres humanos, no de la edad de piedra o de la ilustración, sino del Siglo XXI.
Se apoya en el dolor de una mujer abandonada por un marido neurocientífico para plantear lo que es la esencia de ambos sexos en tres generaciones distintas: la suya, la de sus alumnas adolescentes y las de las mujeres del grupo de su madre.
¿Por qué las adolescentes se conducen con esa crueldad con alguien a la que consideran "diferente"?. ¿Por qué los chicos se limitan a dilucidar sus divergencias a golpe de mamporro?. ¿Por qué una adorable anciana, antigua profesora de manualidades, que anda encorvada sobre su "taca-taca", borda maravillosos manteles de flores y hojas para esconder en su interior secreto eróticas escenas de mujeres masturbándose?. Todas estas anéctotas pueden generalizarse y llevarnos a errar en el eterno problema de conocer "de qué están hechas" las mentes de hombres y mujeres.
Siri Hustveldt es la esposa de Paul Auster y el lector puede apreciar bastantes rasgos comunes en la forma de narrar la historia. El uso de la primera persona, la ubicación estratégicamente situada de los "flash.back" para conmover al lector. La alusión a Paul Auster en el último diálogo es signiicativa.
Este es también un libro sobre la locura y el desquiciamiento causado por el dolor de amor o del desamor. Me ha gustado especialmente la forma en que narra las consecuencias del castigo del ostracismo entre las adolescentes o el fondo sadomasoquista que late bajo la relación entre Mia, la protagonista, y Boris, el marido que pone "pausa" a la relación. Pero también la semejanza entre los sentimientos de dependencia hacia el padre y el marido de Stephan, el hermano de Boris que acaba con su vida.
Relación de poder, de sumisión, de pulsión incontenible de ser reconocida (o) por el que hemos determinado que tiene ese poder.

Un libro no sólo para mujeres, sino para seres humanos, independientemente de sus gónadas que desean entender.



  

Tea-Bag

Henning Mankell
Tusquets

Contraportada del libro


La vida del célebre poeta sueco Jesper Humlin es tan regalada como vacua, sumida en una inanidad apenas salpimentada por las trifulcas con su pareja, las envidias de sus colegas y el apremio de los editores. Sin embargo, tal vez Jesper conserve un resto de dignidad al rechazar la propuesta de su editor de que escriba novelas policiacas, que venden cincuenta veces más que la poesía (¡hasta su anciana madre se ha puesto a escribir una!). Y quizás ese vestigio de decencia desencadene también su interés por las vidas de unas inmigrantes que acuden a una lectura pública de su poesía. Gracias a ellas, Jesper conocerá de primera mano las vejaciones que sufren aquellos que emigran a Europa en busca, paradójicamente, de libertad. Pero, sobre todo, la historia de Tea-Bag, joven africana que le relata la huida de su aldea, el viaje hacia el norte –con obligada «escala» en las costas españolas– y su llegada a Suecia, será lo que acabe por desasosegar al fatuo Jesper.

Mi opinión

Suecia no es lo que era, según este relato. La importante inmigración -en buena parte ilegal- ha transformado a una sociedad tranquila y organizada con el mejor sistema social de toda Europa. Lo que ocurre es que Jesper Humlin, ensimismado en su ego de poeta barroco, no se había enterado de que dentro de su mundo conviven otros mundos, tan distintos al que él conoce como si se tratara de planetas diferentes. Lenguas, culturas, costumbres, razas distintas que tratan de sobrevivir huyendo del miedo, del hambre, de la muerte. Personas invisibles con las que es muy difícil crear puentes y menos, comprenderlas. Y eso es así porque la lógica que debiera gobernar nuestra vida en esta sociedad occidental, deriva de una experiencia y un aprendizaje de un tipo de existencia que nada tiene que ver con la experiencia y el aprendizaje de estos seres invisibles para nosotros. Nuestra lógica de cómo funcionan las cosas, no les sirve y a nosotros nos escandaliza su mundo lleno de religiones extrañas, mitos, supersticiones y códigos de supervivencia.
El atribulado poeta vislumbra al final este otro mundo y así conoce a tres de estas personas: sus historias, sus miedos y sus capacidad para vivir en un mundo tan extraño para ellas.
Al final del libro una de estas inmigrantes le dice a Jesper:


Vamos a levantarnos y marcharnos. Vas a vernos desaparecer. Luego ya no estaremos. Nada más. Estocolmo es una ciudad igual de buena que cualquier otra para las personas que no existen. Personas que se vislumbran y luego desaparecen. Yo no existo. Igual que Tanja. Somos sombras que nos mantenemos apartadas de la luz. De vez en cuando sacamos al sol un pie o una mano o una parte de nuestra cara. Pero volvemos a retirarnos rápidamente. Tratamos de ganarnos el derecho de estar aquí, en este país. No sabemos cómo hacerlo. Pero mientras nos mantengamos a un lado, mientras seamos sombras y vosotros sólo vislumbréis un pie o una mano, estaremos acercándonos. Tal vez un día podamos salir a la luz y ya no tengamos que escondernos detrás del escenario.


Mankell tiene la extraña capacidad de tratar un tema durísimo como es la inmigración ilegal con una elegancia que nos deja una media sonrisa en la boca a lo largo de la lectura.

Me ha gustado mucho





El tango de la guardia vieja



Arturo Pérez-Reverte
Anagrama

Contraportada

«Una pareja de jóvenes apuestos, acuciados por pasiones urgentes como la vida, se mira a los ojos al bailar un tango aún no escrito, en el salón silencioso y desierto de un transatlántico que navega en la noche. Trazando sin saberlo, al moverse abrazados, la rúbrica de un mundo irreal cuyas luces fatigadas empiezan a apagarse para siempre».
Un extraño desafío entre dos músicos, que lleva a uno de ellos a Buenos Aires en 1928; un asunto de espionaje en la Riviera francesa durante la Guerra Civil española; una inquietante partida de ajedrez en el Sorrento de los años sesenta… Los protagonistas, Max Costa y Mecha Inzunza, tienen el poder cautivador que sólo poseen los grandes personajes de ficción. Su historia compartida, las aventuras e intrigas que les es dado en suerte vivir, se suceden a lo largo del convulso siglo XX en tres escenarios distintos.
Mi comentario
Nos encontramos ante una novela escrita como si de una película se tratara. Tres escenarios: Buenos Aires, Niza y Sorrento. Dos protagonistas que únicamente se encuentran en estos tres escenarios en diferentes ápocas a lo largo de cuarenta años: un bailarín profesional (que es además "ladrón de guante blanco, espía y "bon vivant") y una hermosa mujer rica siempre rodeada de hombres poderosos y "gente bien". Todo lleno del "glamour" de la alta sociedad.
No voy a desentrañar más la trama de lo que han hecho los que escribieron la contraportada del libro. Sólo anotar que, como "La Reina del Sur" el relato se lee de un tirón. Escrito con garra, tensión y todos los trucos cinematográficos de un buen guionista. Claro que cuando vean la película (porque seguro que los productores no dejarán escapar un guión con estos ingredientes) no podrán apreciar todos los detalles que Reverte vierte en sus minuciosas descripciones de vestidos, bebidas, armas o los barrios en donde se desarrolla la acción. Esa es la ventaja de la literarura sobre la imagen filmada en donde no se pueden mostrar todos los calificativos que enriquecen cada sustantivo. Y Reverte derrocha calificativos y hasta los más mínimos detalles son definidos con exactitud de perito.
No estamos ante una novela de Alatristre, pero hay mucha esgrima en los diálogos de los personajes. Y también giros, arabescos y "cortes" de tango. De tango primitivo. El auténtico. El "canalla". El de la Guardia Vieja.
Una novela muy bien escrita y que atrapa bastante al lector.
La recomiendo.


 



 Los enamoramientos


Javier Marías
Anagrama

Contraportada del libro


Cada mañana María Dolz contempla en una cafetería a una pareja a la que no conoce de nada, cuya felicidad intuye y acaso envidia. Este ritual la ayuda a empezar la jornada, hasta que un día se entera de la muerte del hombre a manos de un enajenado. Más tarde, una relación imprevista, quizá imprudente, acerca a María a los pormenores del suceso. El embriagador estado de enamoramiento y las acciones que desencadena, positivas o viles, generosas o egoístas, la impunidad, la presencia casi permanente de los muertos en nuestras vidas, la memoria, la imposibilidad de conocer cabalmente la verdad son algunos de los temas por los que discurre la obra


Mi opinión

No tengo la más mínima duda de que Javier Marías es uno de los mejores escritores actuales en lengua española. Lo dicen y lo ratifican los críticos literarios. Tampoco dudo del bagaje cultural y literario de este autor. ¿Por qué iba a dudarlo tras leer esta y otras de sus obras?.
Pero ¿por todo ello debe gustarme (sí o sí) "Los enamoramientos"?. Pues "no o no".
Antes de leer el libro tuve curiosidad por saber lo que opinaban algunos lectores de a pié, como yo mismo. Como es lógico encontré de todo, por ejemplo:

"No me gustó esta lectura y parafraseando a Marías quien abunda en referencias shakespearianas, yo diría que es un libro "con mucho ruido y pocas nueces", o como diría el Señor Marías: "much ado about nothing", páginas y páginas de espesa lectura, repeticiones, iteraciones, digresiones, lectura estéril y por momentos latosa. Pero se sabe que el señor Marías tiene sus adoradores y sus detractores, de manera que ya me pueden situar". O bien: "Me parece una propuesta interesante tanto en el argumento como en la forma de contarlo. Quizás se extienda demasiado en algunas reflexiones, pero en definitiva es una opción del autor que me gusta..". 
Bueno, pensé, hay división de opiniones. Pero la opinión que me sorprendió más por su expontaneidad y rotundidad fue ésta de una lectora llamada Lorena: 
"Comenzaré confesando que con Javier Marías siempre he sido un poco sofíamazaguista... ya sabéis, "Me encanta este escritor, algún día espero leer algo suyo". Me explico: me bastó leer Corazón tan blanco, que consideré maravilloso, para elevarle a los altares, a pesar de que el resto de sus obras no estuvieron a su altura. De todas ellas, Mañana en la batalla piensa en mi me dejó fría, otras dos las dejé a medias y el resto ni las he abierto. Sin embargo, el casi absoluto desconocimiento de su trabajo no me suponía ningún problema, consideraba tener información suficiente para hacer apasionadas críticas y fervientes recomendaciones de Marías como novelista. Hasta que leí Los enamoramientos.

Marías se me ha hecho mayor de golpe. Pero mayor-mayor. ¿Sabéis cuando estáis en la parada del autobús y se os acerca un abuelito a contaros batallitas? ¿Y le escucháis cortésmente, y fingís interés, y cuando parece que ha acabado vuelve otra vez a contar lo mismo? ¿Y otra vez, y otra? ¿Tanto que al final os sentís incómodos? Así de mayor. 

Marías se repite. De forma externa, repite en este libro muchas de las divagaciones de Mañana en la batalla piensa en mí, y, en menor medida, de Corazón tan blanco. También de forma interna, repite las divagaciones de una página a otra, camufladas entre frases interminables. Los mismos personajes de siempre, en los mismos escenarios de siempre haciendo lo que hacen siempre: divagar en torno a un monotema, hasta que se te pone la cabeza como un bombo y piensas "que sí, pesao', que sí". 

Y lo mejor de todo, ¿sabéis que es? Que habrá quien diga: ¡Pero bueno, Lorena, ¿por qué te quejas ahora? ¡Si siempre ha sido así! Y tendrán razón. 

Pero que te des cuenta tarde de este tipo de defectos obvios, y que te empiece a hastiar lo que antes te encantaba es lo que ocurre cuando se acaba el amor. 

Cuando comienza el desenamoramiento.".

¿Se pasa un poco, ¿no?. Eso es lo que pensé. Así que sin más preámbulos me puse a leer esperando que no se confirmaran mis temores.
Pero veréis, queridos amigos, debo confesaros una fobia. Casi todos tenemos fobias más o menos ocultas o patentes. La mía es que no soporto a los "palizas". A los que les preguntas la hora y te explican la historia del calendario. A los que hablan y hablan hasta debajo del agua. Pues "Los enamoramientos" me han recordado a estos palizas. Y lo siento. Me hubiera gustado que me gustara.
El esquema de la obra es muy simple: Un asesinato incomprensible, una viuda desconsolada, un íntimo amigo del muerto que la cuida y protege solícitamente, una espectadora ajena a todo ello que se enamora del amigo íntimo pero que tiene la mala suerte de descubrir lo que no debiera haber descubierto nunca: comprender lo aparentemente incomprensible.

Ya sabemos que la historia, el nudo de la novela es sólo el andamiaje, un esqueleto sobre el que el autor crea su obra. A la "carne" que adorna y da vida al conjunto, se le llama literatura. Lo interesante no es lo que pasa sino cómo lo cuenta el autor.

En "Los enamoramientos" los personajes cuando hablan o cuando piensan "peroran". Definición de la RAE de "perorar": Hablar en la conversación familiar como si se estuviera pronunciando un discurso. Y no una vez, sino siempre. Páginas y páginas dedicadas a elucubrar "¿Y si Luisa piensa eso?, ¿y si piensa eso otro?, ¿y si...? etc. etc.

Sinceramente, para mí, cómo cuenta Javier Marías "el lado oscuro del enamoramiento", es un tostón de mucho cuidado. ¡Bien por Lorena!.




jueves, 9 de mayo de 2013

Mis últimas lecturas (16)

Cuatro libros que vale la pena leer




Inés y la alegría

Almudena Grandes
Tusquets Editores

Sinopsis

 Toulouse, 1939. Carmen de Pedro, responsable en Francia de los diezmados comunistas españoles, se cruza con Jesús Monzón; años después, en 1944, Monzón contará con un ejército de hombres dispuestos a invadir España. Entre ellos está Galán, quién cree que, tras el desembarco aliado y la retirada de los alemanes, es posible establecer un gobierno republicano en Viella. No lejos de allí, Inés, que apoyó la causa republicana durante la guerra, oye a escondidas el anuncio de la operación Reconquista de España en Radio Pirenaica, y se arma de valor, y de secreta alegría, para dejar atrás los peores años de su vida.

Jesús Monzón en 1944
Conocí personalmente a Jesús Monzón Reparaz en 1973. Vino a dar una conferencia en Barcelona en el "Club Mundo" del que, por aquel entonces, yo era el director. Me impresionó muchísimo su personalidad. Tanto que pensé: "personas como éstas te encuentras tres o cuatro en la vida". No me equivocaba en absoluto.Y eso que, en aquel momento desconocía su trayectoria política sobre la que, en buena parte, trata esta novela de Almudena Grandes.
Jesús acababa de montar en Palma de Mallorca el Instituto de Estudios Empresariales (IBEDE) por encargo de la Asociación de Empresarios de Mallorca (ASIMA). El conocía muy bien el sistema de enseñanza de estos estudios porque durante años había sido profesor en el ICADE en Méjico que, a su vez era una sucursal del famoso IESE de Barcelona ligado al Opus Dei. La especialidad de Jesús en estas materias era el área de comercial. ¿Cómo iba a suponer yo que con estos antecedentes me encontraba ante uno de los líderes históricos del PCE que dirigió por su cuenta y riesgo la "invasión" de España de los maquis por el valle de Aran?.
Meses después de nuestro primer encuentro, Jesús me llamó desde Palma. Me contó que se encontraba enfermo y me ofreció ir a trabajar a su Instituto en donde ya trabajaban dos ex alumnos del IESE, uno de los cuales era Joaquín Molins al que le esperaba una fulgurante carrera política en Catalunya como comprobarán  si  pinchan en el link de su nombre.
Joaquín Molins actualmente Presidente del Patronato del Liceo de Barcelona
Mi situación personal era bastante angustiosa en aquella primavera de 1973. Mi padre estaba aquejado de un cáncer y yo sabía que le quedaban pocos meses de vida. Mi mayor deseo era poder irme a Palma para estar con él. Así que la oferta me vino de perlas y acepté inmediatamente.
Ya en Palma e incorporado al IBEDE tuve ocasión de conocer más profundamente a Jesús Monzón y a su esposa Aurora Gómez Urrutia que estaba aquejada gravemente de esclerosis múltiple. Eso último había sido la causa de que Jesús decidiera dejar Méjico para buscar climas más favorables para ella.
Era increíble la personalidad de Jesús Monzón. Ateo militante mantenía frecuentes debates con curas progresistas de Mallorca e incluso en el IBEDE, junto a la prensa local y nacional, se recibía "El Observatore Romano". En el Instituto sedujo inmediatamente a todos los mayores empresarios de las Islas que realmente le adoraban y que incluso hoy lo recuerdan como un gran maestro no sólo en material empresarial, sino Maestro de la Vida.
Es mi intención desarrollar más extensamente mis recuerdos de la figura de Jesús Monzón en mi blog "Ultimamene pienso..." porque ésta es una reseña de un libro maravilloso de Almudena Grandes.

Así lo describe esta fantástica prosista en su libro:
"No es fácil describir a este hombre, y difícil compararle con sus camaradas, con sus compatriotas, con sus contemporáneos. Fácil de amar y difícil de olvidar, por dentro, pero también por fuera. Alto, corpulento, con hombros anchos, manos grandes, algún indicio, tal vez, de una futura obesidad que ahora no nos interesa porque es incompatible con su condición de refugiado político en Francia, en agosto, quizás julio, tal vez septiembre de 1939, Jesús Monzón Reparaz es, en este instante, sobre todo un hombre acogedor, grande como una casa. Guapo de cara no, porque su cabeza parece asentarse directamente sobre el tronco, prescindiendo del cuello, y el pelo escasea ya sobre su frente. Y sin embargo, a veces, cuando sonríe pero no del todo, sus ojos se iluminan con un destello oblicuo, sesgado en el mismo ángulo que adoptan sus labios, para que toda su inteligencia, que es mucha, y su malevolencia, que no es menos, lo eleven a un plano muy superior a aquel donde se agota la belleza blanda y carnosa, redondeada, a menudo pueril, de la mayoría de los hombres guapos. Entonces, no sólo es un hombre atractivo. Entonces puede llegar a ser irresistible, y lo sabe."


Esta descripción corresponde al Jesús Monzón de 1943, pero perectamente hubiera encajado en el hombre que conocí treinta años después.
Inspiraba confianza desde el primer minuto que te cruzabas con él:

"En ese momento, Jesús Monzón todavía no ha cumplido treinta años, pero aparenta diez más. Su aspecto grave, maduro, le favorece mucho más de lo que le perjudica, sobre todo en días peligrosos, complicados, en los que nadie se atreve a fiarse de nadie y muchos de los ministros, de los diputados, de los prohombres de la República Española, se comportan como polluelos atolondrados y muertos de miedo, cuando no como hienas dispuestas a pisar a su madre con tal de encontrar plaza en un barco mexicano. En este momento, el sombrero impecable de don Jesús Monzón, las impecables hechuras de su abrigo inglés, el aplomo que ha respirado desde la cuna en una de las mejores familias de Pamplona, y el que ha adquirido después, durante la guerra, en los despachos de los gobiernos civiles de Alicante y de Cuenca, le convierten en una persona valiosísima, alguien que, por una parte, inspira confianza, y por otra, tiene capacidad para manejar cualquier situación en una coyuntura muy difícil. Pero Jesús Monzón no sólo parece extremadamente valioso. También lo es, aunque los dirigentes de su partido nunca se hayan fiado de él"

La última vez que vi a Jesús Monzón fue en agosto de 1973 cuando un avión ambulancia iba a llevarle hasta el Hospital de Pamplona (también del Opus Dei) en donde murió inconfeso y fue enterrado en el cementerio civil. ¿Un hombre contradictorio?. No lo creo. Un ser extraordinario es lo que era.

Almudena Grandes presenta en su libro a grandes personalidades del PCE: Dolores Ibarruri, (La Pasionaria) y su gran amor Jesús Antón, Carmen de Pedro, la amante de Jesús Monzón.
Jesún Antón a la derecha de Dolores Ibarruri
Carmen de Pedro





 












Hay que reconocerle a Almudena Grandes un exahustivo trabajo de investigación científica de un período poco conocido de nuestra historia de la postguerra. 

Un gran libro que no hay que perderse
Leer el primer capítulo


Riña de gatos. Madrid 1936



Eduardo Mendoza
Premio Planeta 2011

Sinopsis

Un inglés llamado Anthony Whitelands llega a bordo de un tren al Madrid convulso de la primavera de 1936. Deberá autenticar un cuadro desconocido, perteneciente a un amigo de José Antonio Primo de Rivera, cuyo valor económico puede resultar determinante para favorecer un cambio político crucial en la Historia de España. Turbulentos amores con mujeres de distintas clases sociales distraen al crítico de arte sin darle tiempo a calibrar cómo se van multiplicando sus perseguidores: policías, diplomáticos, políticos y espías, en una atmósfera de conspiración y de algarada.

Cuando leí la sinopsis que antecede a estas líneas pensé que estaba ante algo parecido a "Miserias de la Guerra", la novela póstuma de Pio Baroja, en donde también se eligió a un diplomático inglés, equidistante pero atento, como vehículo para plasmar la realidad del estallido de la Guerra Civil.
Mendoza no busca nada de ésto. Con la excusa de la valoración de un Velázquez inédito en el ambiente previo al estallido de la Guerra Civil, crea una serie de personajes un tanto esperpénticos que se codean con espías rusos, generales golpistas y José Antonio Primo de Rivera o D. Manuel Azaña, Presidente del Gobierno de la República. 
El protagonista, Anthony Whitelands, es un superexperto en arte de la Edad de Oro española, pero, al mismo tiempo, se comporta con una estupidez rayana en la temeridad ya que se mete en cuanto charco aparece a sus pies.
La novela está escrita en un lenguaje culto y refinado que contrasta con la crueldad y la violencia del entorno. El que Mendoza haya elegido un estilo ligero no quiere decir que no profundice en el problema de España.
Hay una escena que es paradigmática: en varias ocasiones del relato se hace referencia a un cuadro de Tiziano titulado "La muerte de Acteón".
Aprovechando este cuadro, el Jefe de Gobierno, D. Manuel Azaña hace la siguiente parábola para explicar el momento en que está viviendo España:

"El joven Acteón va de caza y por azar sorprende desnuda a Diana; la esquiva diosa le lanza una flecha y lo convierte en ciervo que acto seguido es destrozado por la jauría del propio Acteón, sin que éste pueda hacer nada para evitarlo. Para pintar este suceso, Tiziano elige un punto medio en el decurso de la fábula: lo esencial ya ha ocurrido o está por ocurrir. Quien no sabe el principio y el final del cuento se queda en ayunas. Tal vez cuando Tiziano pintó el cuadro la mitología griega era conocida por todos. Yo lo dudo. Alguna otra razón llevó al pintor a elegir ese momento y no otro. El momento en que la falta ya ha sido cometida y la flecha ha sido lanzada. Lo demás es cuestión de tiempo: el desenlace es inevitable."

Azaña, pues, lo tiene claro: lo que va a venir, la locura de una guerra entre hermanos, es ya imparable. Los propios perros destrozarán al imprudente Acteón.

Esta no es de las mejoras obras de Eduardo Mendoza, pero si se lee en clave de humor ligero, es entretenida. 







La piel fría


Albert Sánchez Piñol
Edhasa

Sinopsis 
Como sucede a menudo con las grandes novelas, La piel fría es una obra difícil de explicar pero que desde sus primeras líneas arrastra al lector a un mundo sorprendente en el que, como el protagonista, deberá enfrentarse al más extraño y combativo rival que imaginarse pueda. La piel fría es una novela apasionante, repleta de intriga y de aventura que, al mismo tiempo, nos hace experimentar íntimamente los grandes interrogantes de la condición humana.


Hace años me gustaba la temática de ciencia ficción. Creo que lo último que leí fue la trilogía de "La Fundación" de Isaac Asimov que es maravillosa. Pero no recuerdo haber leído cf de autores españoles. Excepto ésta de Albert Sánchez Piñol que está escrita originalmente en catalán. La leí hace mucho tiempo y, para ser honesto diré... que la había olvidado. Pero en un blog de recomendaciones para la Feria de Sant Jordi, aparecía como una novela inolvidable. Así que le dí una segunda oportunidad y lo releí.

Por lo que he visto en internet, se trata de una novela que despierta opiniones bastante contrapuestas: para Santiago L. Moreno es el descubrimiento del mejor autor español de ciencia ficción y para Francisco Suñer es una exageración el que se diga que Albert Sánchez Piñol es el Lovecraft español. Me inclino más por esta segunda opinión.

Las novelas de ciencia ficción tienen todas un esquema semejante: al principio se plantea un determinado universo (distinto del real) en el que rigen unas leyes que el lector debe conocer e interiorizar para comprender el texto. Da igual que se trate de las leyes robóticas o de un ataque marciano. La base es el universo que uno debe creerse y bajar los frenos de la racionalidad porque si no es así, todo puede parecer, además de increíble, ridículo. En otras palabras: se trata de fábulas (con o sin moraleja) semejantes a los cuentos de nuestra niñez. Incluso a temprana edad ya sabíamos que no era posible que un beso despertara a una princesa o que un ordenador cabreado liquidara a toda la tripulación de una nave espacial. Y sin embargo, disfrutábamos de la historia porque aceptábamos lo imposible.
De la misma forma, debemos aceptar que, en la minúscula isla antártica pueden existir miles de batracios de forma humana que atacan a los dos humanos de la historia y que éstos cuentan con rifles, dinamita, etc.

Mientras el autor se mantiene en la ficción fantástica, la novela se lee bien. Otra cosa es cuando se pone a filosofar.





Ver el primer capítulo




El Bailarín de la muerte


Jeffery Deaver
De Bolsillo

Sinopsis



A pesar de que un accidente le haya dejado paralítico, Lincoln Rhyme, el protagonista de El coleccionista de huesos, sigue siendo uno de los mejores criminalistas del mundo. Se le considera el único que podría frenar a un asesino muy particular, apodado El Bailarín. Es un matón a sueldo que cambia su aspecto con una rapidez asombrosa. Sólo dos de sus víctimas han podido dar una pista: lleva en un brazo un tatuaje de la Muerte bailando con una mujer delante de un féretro. Su arma más peligrosa es el conocimiento de la naturaleza humana, que maneja sin piedad.

Rhyme y su ayudante, Amelia Sachs, se involucran en una partida estratégica contra «el bailarín de la muerte» El cerebro de Rhyme y las piernas de Amelia se convierten en los únicos instrumentos para perseguir al asesino por todo Nueva York. Sólo tienen cuarenta y ocho horas antes de que El bailarín vuelva a matar.

Si le gustan los thrillers trepitantes, arriegados y apasionantes, ésta es su novela. Narrada como una partida de ajedrez entre un forense tetraplégico y un asesino implacable e inasible, en cada capítulo da una vuelta de tuerca al relato. Lo que me pregunté al leer la última página fue: ¿no se habrá pasado de rosca Jeffery Deaver?.




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