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jueves, 27 de febrero de 2014

La última noche. James Salter (47)



La última noche

James Salter
Salamandra

Lo que dice el editor
Grande entre los grandes escritores norteamericanos contemporáneos, James Salter es famoso por su escritura despojada, hecha de palabras certeras y silencios elocuentes. Su incuestionable prestigio, cimentado a lo largo de casi cincuenta años con tan sólo siete libros publicados, se vio reforzado, si cabe, con la aparición de La última noche en abril de 2005, un auténtico acontecimiento literario, puesto que había que remontarse hasta 1988 para hallar su anterior libro de ficción inédito (Anochecer).

Diez relatos magistrales, en los que, a partir del retrato íntimo de las relaciones entre hombres y mujeres, salen a la luz los temas favoritos del autor: el amor, el desengaño, el deseo, la traición, la soledad.
En el cuento que da título al libro, y que Frank Conroy ha definido como «una indiscutible obra maestra», una mujer enferma de cáncer terminal pide a su marido y a una amiga que la ayuden a adelantar su muerte, con resultados inesperados para los tres. 

Maestro del estilo, admirado por escritores como John Irving, Richard Ford o Susan Sontag, Salter describe la intimidad con una prosa casi pictórica, en un juego de luces y sombras sin aparente solución. En todos sus personajes, el recuerdo de la felicidad y del éxtasis convive con los efectos devastadores de la traición, llevándonos finalmente a reflexionar sobre si cambiamos con el paso del tiempo o estamos condenados a repetir los mismos errores.



Cómo lo he leído
Lo que señala el editor es completamente exacto: James Salter es uno de los grandes y lo nota cualquiera que lea estos relatos.
Ahora están de moda los relatos y no es de extrañar porque hay temas e historias que precisan este formato. Así quedan más redondas.

James Salter toma una serie de personajes y una determinada situación. Va saltando de uno a otro describiendo su vida y sus aspiraciones. Sin juzgar. No hay un auténtico protagonista. Lo son todos. 
La narración fluye sin sentir porque Salter se fija mucho en los detalles que son los que pueden dar más autenticidad al relato. La mayoría de las situaciones son cotidianas, normales... hasta el final que siempre te deja con la boca abierta.

Efectivamente, de los diez relatos, el último, el que da nombre al libro es con diferencia el mejor. El más dramático y el más impactante. 

El que quiera enseñar cómo se escribe un relato corto, tiene que conseguir que sus alumnos lean primero este último relato.

Fantástico

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