La búsqueda del tesoro
Andrea Camilleri
Salamandra
Contraportada
Una repentina calma chicha se
ha adueñado de la comisaría de Vigata. Con su sempiterna acumulación de papeleo
reducida a la mitad, Salvo Montalbano puede dedicarse a la lectura de su adorado
Simenon, mientras que el siempre industrioso Catarella se aplica con tesón a
resolver crucigramas. Sin embargo, la deliciosa parsimonia pronto se verá
interrumpida por uno de los casos más espeluznantes que se hayan visto nunca en
la zona. Todo empieza cuando los octogenarios hermanos Palmisano, conocidos por
su exaltada obsesión religiosa, se fortifican en su casa del centro de Vigata,
desde donde disparan a diestro y siniestro contra cualquier pecador que se les
ponga a tiro. En un momento de arrojo, Montalbano se introduce por una ventana
y desarma a los ancianos, pero el panorama que se encuentra le hiela la sangre:
un verdadero bosque de crucifijos de todos los tamaños y, sobre una cama, una
muñeca hinchable, mutilada y desgastada, una escena testimonio de una profunda
desolación.
Mi comentario
Esta es la novela de Camilleri
de este año y se aparta bastante del tono de las últimas en el sentido de que
Montalbano ha abandonado aquí todas las dudas y reflexiones sobre la vejez, y
sus crecientes limitaciones. Siguen los conflictos telefónicos con Livia que
cada vez está más lejos de Vigata y Montelussa. El resto de los personajes de
la comisaría son los habituales y se comportan como ya conocemos todos los
lectores de las novelas del Comisario Montalbano.
Por cierto que desde que ví
la serie de los sábados en la Segunda Cadena de TVE no puedo quitarme de la
cabeza las caras de los actores cuando aparecen en la novela. Y eso que Camilleri,
en una novela anterior, se encargó que remachar que Montalbano no se parece en
nada al actor que lo interpreta. Una lástima. Me gustaba la pinta de este
Montalbano de pega.
La novela empieza en plan
cutre, sigue en plan bastante ridículo y sólo se encauza hacia un final no del
todo imprevisible.
El viajero del siglo
Andrés Neuman
Alfaguara
Contraportada
Premio Alfaguara 2009.
El viajero del siglo es un
ambicioso experimento. Propone volver a mirar el siglo XIX con la perspectiva
del XXI.
Buscando una posada para
pasar la noche, Hans detiene su coche de caballos en Wandernburgo, una ciudad
entre Sajonia y Prusia. Se queda un día más y, al siguiente en la Plaza del
Mercado, se fija en un anciano que toca el organillo.
El viajero del siglo es un
diálogo entre la Europa de la Restauración y los planteamientos de la Unión
Europea; entre la educación sentimental actual y sus orígenes, entre la novela
clásica y la narrativa moderna. Comparando el pasado y nuestro presente global,
el relato analiza los conflictos actuales: la emigración, el multiculturalismo,
las diferencias lingüísticas, la emancipación femenina y la transformación de
los roles de género. Todo ello en un intenso argumento, no exento de intriga y
humor, y con un estilo rompedor que ofrece a tan profundos asuntos un
sorprendente cauce.
Mi comentario
Las novelas, ante todo, están bien o mal escritas. Y
su vigencia (...) no depende de cuándo tienen lugar sus argumentos. Hay novelas
de actualidad que son conservadoras. Novelas futuristas que parecen antiguas. O
novelas sobre el pasado que discuten los problemas y el lenguaje del presente.
La curiosidad por estas últimas me condujo a escribir ‘El viajero del siglo’.
Este pequeño párrafo de este
autor hispano argentino expresa muy bien lo que se va a encontrar el lector al
leer "El viajero del siglo". Una trama romántica (con pinceladas
eróticas) está envuelta por una muy extensa (quizás excesivamente extensa)
reflexión sobre muchísimas cuestiones políticas, filosóficas. literarias e
incluso religiosas en el marco de una ciudad imaginaria situada
(fluctuantemente) entre Dessau y Berlín, entre Prusia y Sajonia, entre
territorios luteranos y católicos. El protagonista, Hans, es traductor (como el
propio Andrés Newman) y persona "muy leída" que mantiene opiniones
que serían hoy políticamente correctas pero que, a mediados del siglo XIX,
debían ser todo lo contrario.
No voy a engañarles diciendo
que éste es un libro fácil. No lo es. He estado tentado de dejarlo un montón de
veces, pero siempre he terminado por reemprender su lectura precisamente por
este enfoque novedoso de opiniones modernas en un mundo que acababa de salir de
las guerras napoleónicas y en el que Fernando VII volvía a implantar la Santa
Hermandad.
Finalmente, no me arrepiento
del muchísimo tiempo invertido en su lectura.
Hijos de la medianoche
Salman Rushdie
Literatura Mondadori
Contraportada
El destino de Saleem queda
inexorablemente unido al de su país, y sus peripecias personales reflejarán
siempre la evolución política de la India o serán reflejadas por ella.
Es la historia de un hombre
dotado de facultades insólitas pero también la de una generación y la de una
familia, lo que la convierte en un retrato completo de toda una época y una
cultura.
Ganadora del prestigioso
premio Booker of Bookers, Hijos de la medianoche constituye una asombrosa
novela que combina magistralmente magia y humor, compromiso político fantasía y
humanidad.
Mi comentario
Mi comentario
En algún lugar que en este
momento no recuerdo, leí que ésta era una de las cinco novelas del siglo pasado
que había que leer necesariamente. Por eso la anoté y la pedí a mi librería de
Palma (Llibres Colom) que siempre me ha surtido con diligencia y
profesionalidad. Tardé bastante en conseguirla.
Es el primer texto (no estoy
muy seguro del dato) de Salman Rushdie que escribió en 1980 antes de los
famosos “Versos Satánicos” que fue el libro que lo catapultó a la fama pero no
por su calidad literaria sino por otros motivos que todos recordamos.
En estos momentos, “Los Hijos
de la medianoche” es considerada una novela clave de las letras británicas.
La historia es la que
reproduzco en la contraportada: dos niños nacidos simultáneamente y en el mismo
momento que, el 15 de agosto de 1947, la India alcanza la independencia del
Imperio Británico. Ambos tienen poderes especiales de telepatía y agudo olfato
que parece que los prepara para un futuro tan brillante como el que parece
tener el recién nacido estado indio. Desgraciadamente son vidas esclavas de su
contexto marcado por una convulsa situación política.
Dice el diccionario de la RAE
que “alegoría” es una ficción en virtud de la cual algo representa o significa
otra cosa diferente. Esto es lo que ha hecho Salman Rushdie en esta novela. Es
cierto que trata de Saleem y Shiva, pero en realidad es la historia de la
familia Aziz de Cachemira desde la primavera de 1915 hasta los años ochenta.
Una historia llena de secretos familiares, de luchas entre la modernidad y la
tradición y de esperanzas frustradas.
La novela tuvo su traducción
cinematográfica de la mano de la directora Deep Mheta en la que intervino el
propio Salman Rushdie, pero la crítica no vió con buenos ojos que la historia
quedara en hermosas imágenes de la India sin profundizar en el trasfondo político
de la novela.
Se ha criticado que la novela
tenga un largo inicio (una cuarta parte del texto, prácticamente) bastante
tedioso lleno de circunloquios no siempre comprensibles para el lector
occidental. Creo que lo que Salman Rushdie ha querido explicar en esta parte
inicial, con la historia de Aadam Aziz, (el abuelo) y Amina Aziz (la madre) es
precisamente el complejo contexto en el que nace Saleem Sinai lo cual es básico
para poder comprender lo que se cuenta en el resto de la novela.
Muchos críticos han visto en "Hijos de la Medianoche" un nuevo estilo en la literatura inglesa. Algo así como el "realismo mágico" de la literatura iberoamericana. Creo que no van desencaminados.
Muchos críticos han visto en "Hijos de la Medianoche" un nuevo estilo en la literatura inglesa. Algo así como el "realismo mágico" de la literatura iberoamericana. Creo que no van desencaminados.
El progreso del amor
Alice Munro
RBA
Contraportada
Una mujer divorciada regresa
al hogar de su infancia y evoca la compleja relación de sus padres; un accidente
casi fatal de un niño revela la fragilidad de la confianza entre pequeños y
mayores; un joven recuerda un terrible incidente de su infancia que ha marcado
la relación con su hermano.
A través de los once relatos
que
Mentiría alevosamente si
dijera que había leído algo de la recién laureada Premio Nobel de
Literatura. Supongo que a otros les pasará lo mismo y, a raíz del nombramiento,
sentirán el deseo de leer algo de lo mucho que tiene publicado.
Me he decantado por esta
colección de once cuentos como hubiera podido elegir otros títulos. Pero eso
del “progreso en el amor” me ha parecido insinuantemente atractivo.
Me han sorprendido algunas
cosas. Por ejemplo, la forma de abordar el cuento.
Imagínese que alguien del
trabajo con el que nunca ha mantenido mucha relación, de pronto le invita a una
fiesta familiar en su casa. Usted duda, pero cómo no tiene mejor cosa que
hacer, finalmente, accede.
Llega a la fiesta y encuentra
una serie de personas completamente desconocidas que le saludan afectuosamente.
Tardará usted un cierto tiempo en poder adivinar (por las conversaciones que
escucha, por confesiones de los propios invitados, etc.) en saber que esa
señora de cabello oxigenado es la ex de aquel señor calvo que parece prendado
de una jovencita “punk” que, a su vez, es hermana de la persona que lo ha
invitado.
Alice Munro empieza así. Nada
de describir el color de las hojas de los árboles ni los juegos de luces de los
charcos tras la lluvia. Entra en materia sin demasiados preámbulos. Aparece un personaje que empieza a contarte la historia
de su abuela y le contesta un señor en zapatillas y bata escocesa que tampoco
sabes quién es. Al cabo de un rato vas enterándote de quién es quién y aprecias
la meticulosidad con que la autora te enseña el personaje en sus múltiples
facetas.
La mayoría de los cuentos se desarrollan en pueblos pequeños rurales del Canadá anglófono. En cada uno de ellos tiene mucha importancia una casa. Sea la casa en donde vivió la protagonista de pequeña o la que habitan actualmente la pareja del cuento. Casas grandes, de madera, más o menos estropeadas que se describen con minuciosidad.
En cada cuento hay un personaje "estrella" y alrededor de él giran los demás. No necesariamente es el protagonista que a veces cuenta en primera persona la historia. Es su hermano, su hermana, su esposa o una criada que tienen en la casa. Y en todos los casos ese personaje estrella luce alguna característica que no es corriente y eso sorprende al lector. O bien adopta conductas de lo más inusual como llevar dos sombreros o permanecer insensible ante el descubrimiento de un suicidio de una pareja.
Para mí estas claves son las que hacen diferentes los cuentos de Alice Munro.
Compruébenlo ustedes mismos.
La mayoría de los cuentos se desarrollan en pueblos pequeños rurales del Canadá anglófono. En cada uno de ellos tiene mucha importancia una casa. Sea la casa en donde vivió la protagonista de pequeña o la que habitan actualmente la pareja del cuento. Casas grandes, de madera, más o menos estropeadas que se describen con minuciosidad.
En cada cuento hay un personaje "estrella" y alrededor de él giran los demás. No necesariamente es el protagonista que a veces cuenta en primera persona la historia. Es su hermano, su hermana, su esposa o una criada que tienen en la casa. Y en todos los casos ese personaje estrella luce alguna característica que no es corriente y eso sorprende al lector. O bien adopta conductas de lo más inusual como llevar dos sombreros o permanecer insensible ante el descubrimiento de un suicidio de una pareja.
Para mí estas claves son las que hacen diferentes los cuentos de Alice Munro.
Compruébenlo ustedes mismos.
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