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domingo, 19 de mayo de 2013

Mis últimas lecturas (17)


 El verano sin hombres
Siri Hustveldt
Anagrama

Contraportada



Cuando Boris Izcovich dijo la palabra «pausa», Mia Fredricksen, de 55 años, que llevaba casada treinta con Boris, enloqueció. Porque lo que deseaba su marido era una pausa en su matrimonio, después de treinta años sin adulterios de ninguna de las partes —aunque parezca increíble—, una hija encantadora que iniciaba su carrera de actriz y una relación entre ellos que había ido evolucionando desde el ardor guerrero de los primeros tiempos a la simbiosis casi telepática de los últimos.

Hay que decir que la «pausa» de Boris es francesa, compañera de trabajo en el laboratorio —ambos son neurocientíficos—, joven y con buenas tetas. Pero la locura de Mia no fue más que una breve psicosis reactiva y a la semana y media la dejaron marchar de la clínica donde había sido internada.

Estos son los prolegómenos del verano en que Mia regresa a Bonden, la ciudad de su infancia, donde aún vive su madre en una residencia para ancianas activas e independientes. Será un verano rabioso en lo personal y reflexivo en lo intelectual, porque Mia es poeta, con varios libros publicados. Alquila una casa, se relaciona con sus vecinos, una joven recién casada con dos niños y un marido que despierta en Mia sospechas de maltrato; y visita cada día a su madre, de más de ochenta años, y a su grupo de amigas, «los Cisnes», que son cinco —la mayor ya ha pasado los cien años y morirá en el curso del verano— y se mantienen activas, vivas e imbatibles. Recupera los recuerdos de su infancia y descubre algunos secretos de la femineidad de otras generaciones, como los tapices que borda en secreto una de los Cisnes, que esconden en bolsillos y pliegues ocultos escenas eróticas, blasfemas o acres burlas al mundo. Mia también dirige un taller de poesía con un grupo de estudiantes en el instituto de Bonden. Con la producción literaria de las adolescentes, la eclosión de su femineidad y sus crueles conspiraciones, las historias y las vidas de los viejos Cisnes y los incidentes del joven matrimonio, más su propia vida, Mia urde esta veloz y brillante comedia feminista de inesperado final...

Mi opinión

Esta contraportada de la editorial olvida algunas cosas importantes de este libro. No profundiza, como hace la autora, en la disparidad entre los poseedores del gen XY (machos, hombres, seres con las gónadas exteriores) y las que tienen el gen XX: (hembras, mujeres, seres con las gónadas interiores). 

En contra de lo que pudiera parecer no es éste un libro "exclusivamente" feminista, sino que intenta analizar, desde la perspectiva de una mujer (con un importante bagaje poético, filosófico y racionalista) los efectos de la "femeneidad" y la "masculinidad" entre los seres humanos, no de la edad de piedra o de la ilustración, sino del Siglo XXI.
Se apoya en el dolor de una mujer abandonada por un marido neurocientífico para plantear lo que es la esencia de ambos sexos en tres generaciones distintas: la suya, la de sus alumnas adolescentes y las de las mujeres del grupo de su madre.
¿Por qué las adolescentes se conducen con esa crueldad con alguien a la que consideran "diferente"?. ¿Por qué los chicos se limitan a dilucidar sus divergencias a golpe de mamporro?. ¿Por qué una adorable anciana, antigua profesora de manualidades, que anda encorvada sobre su "taca-taca", borda maravillosos manteles de flores y hojas para esconder en su interior secreto eróticas escenas de mujeres masturbándose?. Todas estas anéctotas pueden generalizarse y llevarnos a errar en el eterno problema de conocer "de qué están hechas" las mentes de hombres y mujeres.
Siri Hustveldt es la esposa de Paul Auster y el lector puede apreciar bastantes rasgos comunes en la forma de narrar la historia. El uso de la primera persona, la ubicación estratégicamente situada de los "flash.back" para conmover al lector. La alusión a Paul Auster en el último diálogo es signiicativa.
Este es también un libro sobre la locura y el desquiciamiento causado por el dolor de amor o del desamor. Me ha gustado especialmente la forma en que narra las consecuencias del castigo del ostracismo entre las adolescentes o el fondo sadomasoquista que late bajo la relación entre Mia, la protagonista, y Boris, el marido que pone "pausa" a la relación. Pero también la semejanza entre los sentimientos de dependencia hacia el padre y el marido de Stephan, el hermano de Boris que acaba con su vida.
Relación de poder, de sumisión, de pulsión incontenible de ser reconocida (o) por el que hemos determinado que tiene ese poder.

Un libro no sólo para mujeres, sino para seres humanos, independientemente de sus gónadas que desean entender.



  

Tea-Bag

Henning Mankell
Tusquets

Contraportada del libro


La vida del célebre poeta sueco Jesper Humlin es tan regalada como vacua, sumida en una inanidad apenas salpimentada por las trifulcas con su pareja, las envidias de sus colegas y el apremio de los editores. Sin embargo, tal vez Jesper conserve un resto de dignidad al rechazar la propuesta de su editor de que escriba novelas policiacas, que venden cincuenta veces más que la poesía (¡hasta su anciana madre se ha puesto a escribir una!). Y quizás ese vestigio de decencia desencadene también su interés por las vidas de unas inmigrantes que acuden a una lectura pública de su poesía. Gracias a ellas, Jesper conocerá de primera mano las vejaciones que sufren aquellos que emigran a Europa en busca, paradójicamente, de libertad. Pero, sobre todo, la historia de Tea-Bag, joven africana que le relata la huida de su aldea, el viaje hacia el norte –con obligada «escala» en las costas españolas– y su llegada a Suecia, será lo que acabe por desasosegar al fatuo Jesper.

Mi opinión

Suecia no es lo que era, según este relato. La importante inmigración -en buena parte ilegal- ha transformado a una sociedad tranquila y organizada con el mejor sistema social de toda Europa. Lo que ocurre es que Jesper Humlin, ensimismado en su ego de poeta barroco, no se había enterado de que dentro de su mundo conviven otros mundos, tan distintos al que él conoce como si se tratara de planetas diferentes. Lenguas, culturas, costumbres, razas distintas que tratan de sobrevivir huyendo del miedo, del hambre, de la muerte. Personas invisibles con las que es muy difícil crear puentes y menos, comprenderlas. Y eso es así porque la lógica que debiera gobernar nuestra vida en esta sociedad occidental, deriva de una experiencia y un aprendizaje de un tipo de existencia que nada tiene que ver con la experiencia y el aprendizaje de estos seres invisibles para nosotros. Nuestra lógica de cómo funcionan las cosas, no les sirve y a nosotros nos escandaliza su mundo lleno de religiones extrañas, mitos, supersticiones y códigos de supervivencia.
El atribulado poeta vislumbra al final este otro mundo y así conoce a tres de estas personas: sus historias, sus miedos y sus capacidad para vivir en un mundo tan extraño para ellas.
Al final del libro una de estas inmigrantes le dice a Jesper:


Vamos a levantarnos y marcharnos. Vas a vernos desaparecer. Luego ya no estaremos. Nada más. Estocolmo es una ciudad igual de buena que cualquier otra para las personas que no existen. Personas que se vislumbran y luego desaparecen. Yo no existo. Igual que Tanja. Somos sombras que nos mantenemos apartadas de la luz. De vez en cuando sacamos al sol un pie o una mano o una parte de nuestra cara. Pero volvemos a retirarnos rápidamente. Tratamos de ganarnos el derecho de estar aquí, en este país. No sabemos cómo hacerlo. Pero mientras nos mantengamos a un lado, mientras seamos sombras y vosotros sólo vislumbréis un pie o una mano, estaremos acercándonos. Tal vez un día podamos salir a la luz y ya no tengamos que escondernos detrás del escenario.


Mankell tiene la extraña capacidad de tratar un tema durísimo como es la inmigración ilegal con una elegancia que nos deja una media sonrisa en la boca a lo largo de la lectura.

Me ha gustado mucho





El tango de la guardia vieja



Arturo Pérez-Reverte
Anagrama

Contraportada

«Una pareja de jóvenes apuestos, acuciados por pasiones urgentes como la vida, se mira a los ojos al bailar un tango aún no escrito, en el salón silencioso y desierto de un transatlántico que navega en la noche. Trazando sin saberlo, al moverse abrazados, la rúbrica de un mundo irreal cuyas luces fatigadas empiezan a apagarse para siempre».
Un extraño desafío entre dos músicos, que lleva a uno de ellos a Buenos Aires en 1928; un asunto de espionaje en la Riviera francesa durante la Guerra Civil española; una inquietante partida de ajedrez en el Sorrento de los años sesenta… Los protagonistas, Max Costa y Mecha Inzunza, tienen el poder cautivador que sólo poseen los grandes personajes de ficción. Su historia compartida, las aventuras e intrigas que les es dado en suerte vivir, se suceden a lo largo del convulso siglo XX en tres escenarios distintos.
Mi comentario
Nos encontramos ante una novela escrita como si de una película se tratara. Tres escenarios: Buenos Aires, Niza y Sorrento. Dos protagonistas que únicamente se encuentran en estos tres escenarios en diferentes ápocas a lo largo de cuarenta años: un bailarín profesional (que es además "ladrón de guante blanco, espía y "bon vivant") y una hermosa mujer rica siempre rodeada de hombres poderosos y "gente bien". Todo lleno del "glamour" de la alta sociedad.
No voy a desentrañar más la trama de lo que han hecho los que escribieron la contraportada del libro. Sólo anotar que, como "La Reina del Sur" el relato se lee de un tirón. Escrito con garra, tensión y todos los trucos cinematográficos de un buen guionista. Claro que cuando vean la película (porque seguro que los productores no dejarán escapar un guión con estos ingredientes) no podrán apreciar todos los detalles que Reverte vierte en sus minuciosas descripciones de vestidos, bebidas, armas o los barrios en donde se desarrolla la acción. Esa es la ventaja de la literarura sobre la imagen filmada en donde no se pueden mostrar todos los calificativos que enriquecen cada sustantivo. Y Reverte derrocha calificativos y hasta los más mínimos detalles son definidos con exactitud de perito.
No estamos ante una novela de Alatristre, pero hay mucha esgrima en los diálogos de los personajes. Y también giros, arabescos y "cortes" de tango. De tango primitivo. El auténtico. El "canalla". El de la Guardia Vieja.
Una novela muy bien escrita y que atrapa bastante al lector.
La recomiendo.


 



 Los enamoramientos


Javier Marías
Anagrama

Contraportada del libro


Cada mañana María Dolz contempla en una cafetería a una pareja a la que no conoce de nada, cuya felicidad intuye y acaso envidia. Este ritual la ayuda a empezar la jornada, hasta que un día se entera de la muerte del hombre a manos de un enajenado. Más tarde, una relación imprevista, quizá imprudente, acerca a María a los pormenores del suceso. El embriagador estado de enamoramiento y las acciones que desencadena, positivas o viles, generosas o egoístas, la impunidad, la presencia casi permanente de los muertos en nuestras vidas, la memoria, la imposibilidad de conocer cabalmente la verdad son algunos de los temas por los que discurre la obra


Mi opinión

No tengo la más mínima duda de que Javier Marías es uno de los mejores escritores actuales en lengua española. Lo dicen y lo ratifican los críticos literarios. Tampoco dudo del bagaje cultural y literario de este autor. ¿Por qué iba a dudarlo tras leer esta y otras de sus obras?.
Pero ¿por todo ello debe gustarme (sí o sí) "Los enamoramientos"?. Pues "no o no".
Antes de leer el libro tuve curiosidad por saber lo que opinaban algunos lectores de a pié, como yo mismo. Como es lógico encontré de todo, por ejemplo:

"No me gustó esta lectura y parafraseando a Marías quien abunda en referencias shakespearianas, yo diría que es un libro "con mucho ruido y pocas nueces", o como diría el Señor Marías: "much ado about nothing", páginas y páginas de espesa lectura, repeticiones, iteraciones, digresiones, lectura estéril y por momentos latosa. Pero se sabe que el señor Marías tiene sus adoradores y sus detractores, de manera que ya me pueden situar". O bien: "Me parece una propuesta interesante tanto en el argumento como en la forma de contarlo. Quizás se extienda demasiado en algunas reflexiones, pero en definitiva es una opción del autor que me gusta..". 
Bueno, pensé, hay división de opiniones. Pero la opinión que me sorprendió más por su expontaneidad y rotundidad fue ésta de una lectora llamada Lorena: 
"Comenzaré confesando que con Javier Marías siempre he sido un poco sofíamazaguista... ya sabéis, "Me encanta este escritor, algún día espero leer algo suyo". Me explico: me bastó leer Corazón tan blanco, que consideré maravilloso, para elevarle a los altares, a pesar de que el resto de sus obras no estuvieron a su altura. De todas ellas, Mañana en la batalla piensa en mi me dejó fría, otras dos las dejé a medias y el resto ni las he abierto. Sin embargo, el casi absoluto desconocimiento de su trabajo no me suponía ningún problema, consideraba tener información suficiente para hacer apasionadas críticas y fervientes recomendaciones de Marías como novelista. Hasta que leí Los enamoramientos.

Marías se me ha hecho mayor de golpe. Pero mayor-mayor. ¿Sabéis cuando estáis en la parada del autobús y se os acerca un abuelito a contaros batallitas? ¿Y le escucháis cortésmente, y fingís interés, y cuando parece que ha acabado vuelve otra vez a contar lo mismo? ¿Y otra vez, y otra? ¿Tanto que al final os sentís incómodos? Así de mayor. 

Marías se repite. De forma externa, repite en este libro muchas de las divagaciones de Mañana en la batalla piensa en mí, y, en menor medida, de Corazón tan blanco. También de forma interna, repite las divagaciones de una página a otra, camufladas entre frases interminables. Los mismos personajes de siempre, en los mismos escenarios de siempre haciendo lo que hacen siempre: divagar en torno a un monotema, hasta que se te pone la cabeza como un bombo y piensas "que sí, pesao', que sí". 

Y lo mejor de todo, ¿sabéis que es? Que habrá quien diga: ¡Pero bueno, Lorena, ¿por qué te quejas ahora? ¡Si siempre ha sido así! Y tendrán razón. 

Pero que te des cuenta tarde de este tipo de defectos obvios, y que te empiece a hastiar lo que antes te encantaba es lo que ocurre cuando se acaba el amor. 

Cuando comienza el desenamoramiento.".

¿Se pasa un poco, ¿no?. Eso es lo que pensé. Así que sin más preámbulos me puse a leer esperando que no se confirmaran mis temores.
Pero veréis, queridos amigos, debo confesaros una fobia. Casi todos tenemos fobias más o menos ocultas o patentes. La mía es que no soporto a los "palizas". A los que les preguntas la hora y te explican la historia del calendario. A los que hablan y hablan hasta debajo del agua. Pues "Los enamoramientos" me han recordado a estos palizas. Y lo siento. Me hubiera gustado que me gustara.
El esquema de la obra es muy simple: Un asesinato incomprensible, una viuda desconsolada, un íntimo amigo del muerto que la cuida y protege solícitamente, una espectadora ajena a todo ello que se enamora del amigo íntimo pero que tiene la mala suerte de descubrir lo que no debiera haber descubierto nunca: comprender lo aparentemente incomprensible.

Ya sabemos que la historia, el nudo de la novela es sólo el andamiaje, un esqueleto sobre el que el autor crea su obra. A la "carne" que adorna y da vida al conjunto, se le llama literatura. Lo interesante no es lo que pasa sino cómo lo cuenta el autor.

En "Los enamoramientos" los personajes cuando hablan o cuando piensan "peroran". Definición de la RAE de "perorar": Hablar en la conversación familiar como si se estuviera pronunciando un discurso. Y no una vez, sino siempre. Páginas y páginas dedicadas a elucubrar "¿Y si Luisa piensa eso?, ¿y si piensa eso otro?, ¿y si...? etc. etc.

Sinceramente, para mí, cómo cuenta Javier Marías "el lado oscuro del enamoramiento", es un tostón de mucho cuidado. ¡Bien por Lorena!.





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